El viernes pasado se celebró el Día Mundial de la Sonrisa, una fecha que nos permite reflexionar acerca de su importancia. Un gesto que en tiempos sombríos de pandemia e incertidumbre ayuda a mejorar no solo nuestra vida emocional

5 de octubre de 2020, 13:54 PM
5 de octubre de 2020, 13:54 PM

Cuando estás sonriendo, el mundo entero sonríe contigo, cuando estás riendo, el sol entra brillando”, dice una de las estrofas de When you are smiling, tema que hicieron populares Louis Armstrong y Frank Sinatra, entre otros famosos intérpretes. El tema, más que un canto a la esperanza y al optimismo encierra una verdad confirmada por científicos y sicólogos. El sonreír contribuye al bienestar de las personas, a su entorno y de ahí su importancia.

Diversos estudios han demostrado que la sonrisa, independiente de la cultura de las personas, es un gesto que refleja placer o diversión y que además es la expresión facial que las personas pueden reconocer con mayor facilidad, incluso a unos 100 metros de distancia. 

Según datos recogidos por la revista National Geographic, los adultos ríen entre 15 y 100 veces al día, una cifra muchísimo más reducida que la de los niños que llegan a una media de 300 veces diaria.

“Es muy importante sonreír con mayor frecuencia, porque se ha demostrado por estudios científicos que al momento de reír a carcajadas nosotros podemos activar más de 200 músculos de nuestro cuerpo y en ese sentido el estado de relajación es muy saludable para el cuerpo.

Por otro lado, se han realizado estudios que indican que nuestro estado de ánimo tiene mucho que ver con el aumento o disminución de neurotransmisores, que son esos elementos químicos que se intercambian en las sinapsis neuronales y en el acto de reír se segregan endorfinas que son neurotransmisores, que nos hace sentirnos más felices y menos estresados. El sonreír mejora la circulación, la respiración y tiene un efecto analgésico”, explica Raúl Mamani que es sicólogo y también es un conocido humorista.

“Las sonrisas pueden fortalecer el cuerpo a nivel celular. Cuando sonríes, se reduce la rigidez de tus células y esta relajación puede ayudar a disminuir el riesgo de mutaciones celulares inducidas por el estrés que pueden conducir al desarrollo o la persistencia de varios cánceres”, comenta Karyn Hall, que es PHD en Sicología y dirige el Centro de Terapias de Comportamiento Dialéctico en Houston, Estados Unidos.

Los efectos de la risa para aminorar el dolor y mejorar el estado de ánimo de los enfermos es algo que también se ha comprobado en muchas ocasiones “Por eso es que Pacht Adams (conocido como el médico de la risoterapia) ha desarrollado esa técnica de hacer reír a los pacientes con cáncer, para, de alguna manera, mitigar su dolor, pero también se recomienda para enfermos que sufren otras afecciones, porque les ayuda para aminorar la sensación de dolor y en general para cualquier persona, ya que ayuda a fortalecer el sistema inmunológico. Por ejemplo, en estos tiempos de pandemia se ha recomendado mucho y es muy útil”, dice Mamani, que durante la cuarentena realizó Facebook Lives en los que llegó a convocar hasta 30.000 seguidores.

Genera confianza

Hall, que ha publicado varias investigaciones acerca de la comprensión de la sensibilidad emocional, indica que sonreír lleva a los demás a verte como más digno de confianza. Si tienes la cara en blanco, los demás no están seguros de cómo leerte. Eso puede crear dudas. 

“Sonreír les indica a los demás que eres amigable, agradable y no una amenaza. Mejoras la impresión que das a los demás, querrán estar cerca de ti y te verán como más competente”, sostiene la sicóloga. Además “las personas que sonríen parecen más jóvenes y son más atractivas para los demás. Los músculos que usas para sonreír levantan tu rostro. Inténtalo. ¡Lifting facial instantáneo!”, bromea Hall.

“Cuando sonreímos nos ganamos la voluntad de la otra persona. De alguna manera se logra que la persona entre en confianza y es mejor la comunicación”, explica, Mamani y pone como ejemplo al actual director técnico de Real Madrid, Zinedin Zidane. “A los periodistas les gustaba entrevistarlo, porque siempre sonreía, no sé si por su carácter o nerviosismo, hasta que un sicólogo se dio cuenta que esa era su arma para crear un ambiente relajado”.

Es contagiosa

Raúl Mamani cuenta que realizó una maestría en España y en ese tiempo aprovechó para realizar un curso de risoterapia, que si bien no es una terapia, es una técnica sicoterapéutica que busca provocar bienestar mental y emocional a través de la risa. 

Esa estrategia le ha ayudado en su labor como docente universitario y en terapias familiares en los que la risa ha liberado tensiones. Recuerda por ejemplo el caso de una pareja que estaba al borde del divorcio y en una de las últimas reuniones de ellos con sus hijos, el más pequeño, contó una anécdota risible que provocó la risa de otro hermano y luego se contagió al padre y a la madre. 

Al final todos terminaron riendo y abrazados. Fue el inicio de un proceso de reconciliación. “Es que la risa es como el bostezo, termina siendo contagiosa”, asegura Mamani, mientras que Hall argumenta que cuando “das una sonrisa cálida y amistosa, a menudo los demás te la devuelven. Allí tienes un momento de sentirte conectado, aceptado y esparces felicidad”

Sonreír por los errores

Sonreír después de haber cometido un error o de haber hecho las cosas mal también es importante para la propia persona, ayuda a la autoestima y permite desdramatizar situaciones que a veces tomamos con mayor gravedad de lo que son. En ese sentido, Mamani aconseja realizar a diario dos ejercicios simples, pero muy efectivos para el bienestar personal. El primero de ellos es tomarse, por lo menos, cinco minutos para reír, ya sea viendo un video de humor, bromeando con amigos o cualquier cosa que provoque risa.

Un segundo ejercicio es, al inicio o al final del día, mirarse en un espejo y sonreírse. Parece una tontería, pero “ocurre que la mayoría de nosotros somos muy estrictos con nosotros mismos y con nuestros hijos o parejas somos exigentes, mientras que con otras personas somos condescendientes”, afirma el sicólogo, mientras que Hall dice que “sonreír puede ayudarnos a desarrollar caminos más fuertes en nuestro cerebro para el pensamiento positivo. Cuanto más sonríes tu cerebro crea un ciclo de felicidad que fomenta patrones de pensamiento más positivos”, concluye la especialista.

2. Buena terapia. Hacer sonreír a los enfermos les ayuda a sobrellevar la dolencia.
3. Contagiosa. Ayuda en los ambientes laborales y en los
momentos de crisis.