La presentadora de TV compartió en exclusiva con un revista que la influenza la tuvo al borde de la muerte por casi un mes

El Deber logo
1 de febrero de 2019, 10:22 AM
1 de febrero de 2019, 10:22 AM

La actriz puertorriqueña Adamari López se siente muy afortunada de estar nuevamente frente a las cámaras de su programa El nuevo día (Telemundo), y sobretodo por el milagro de estar viva.

Increíblemente, la sobreviviente de cáncer de mama se vio al borde de la muerte en octubre y noviembre no por una recaída, sino debido a complicaciones de lo que ella pensó era un catarro, pero se convirtió en influenza y neumonía, entre otros males, que la llevaron a luchar por su vida en un hospital durante 26 angustiosos días.

El enorme susto le sirvió como un necesario recordatorio de lo importante que es la salud y cuidarse, y López cuenta este capítulo de su historia en exclusiva en la edición de marzo de la revista People en español. “He aprendido a ponerme primero, es una tarea que tengo que seguir haciendo”, dijo al medio. “Lo hacía antes y se me olvidó y ahora tengo que volver a restablecerlo. Es un compromiso conmigo misma”.

Y añade la mamá de la pequeña Alaïa, hoy de 3 años: “Quiero ver crecer a mi hija, quiero disfrutar de muchas oportunidades de hacer lo que me gusta. Si no me lo propongo y lo hago yo, nadie lo puede hacer por mí. Todos te pueden decir: descansa, duerme bien, aliméntate pero si yo no tengo los pantalones de hacerlo, no funciona”.

En la historia de portada, su hermano Adalberto López relata los momentos más duros que atravesaron como familia cuando esta no respondía a los agresivos tratamientos suministrados en un hospital de Miami, donde reside. En sí, Adamari asegura que ella no recuerda nada de las más de tres semanas que estuvo hospitalizada batallando por su vida, ya que ella entraba y salía de consciencia constantemente.

“Era una cosa catastrófica”, recuerda Adalberto, que es médico, de esos días en los que ni la pareja de su hermana, Toni Costa, ni contados amigos y familiares se apartaron de su lado. “Todos los días, todos los días había una dificultad. Si no le ponían algo, se le subía la presión; si se hinchaba y le sacaban el líquido, se le subía el ritmo cardíaco. No hubo un solo día que estuviese tranquilo, siempre hubo una descompensación. Ella desde que entró, desde el primer día, se descompensó. Fue terrible”.

Y agrega Adalberto, que viajó de Puerto Rico a Miami para tomar las riendas durante la crisis de su hermana: “Fueron días de sentimiento de angustia y de muerte. Todos los días coge para [el hospital] para ver cuándo se muere. Me decía ‘Si no se muere hoy se va a morir mañana. Vamos a ver. Hoy no se murió vamos a esperar a mañana a ver si reacciona’. Qué horrible”, finalizó.