Figura. Oriunda de Cabo Verde. La competidora de Yingo ha sido víctima de acoso y de discriminación, pero eso no le quita el sueño. Quiere ser presentadora y mamá

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23 de diciembre de 2018, 4:00 AM
23 de diciembre de 2018, 4:00 AM

Praia. 2008. Hace calor y Anisia Dos Reís Maocha está triste. No podrá estudiar Arquitectura porque no hay plata. Así que tendrá que migrar al otro lado del océano Atlántico como lo hacen miles de caboverdianos cada año. Ya es una decisión. Su padre la embarca en un avión. “Bolivia”, se anuncia en el parlante del aeropuerto. Es, por el momento, un lugar desconocido para ella. Hoy ya no. Sus curvas ‘alborotan’ el país que la abrazó cuando tanto lo necesitaba y llegó para quedarse. Es la bomba sexi de ébano en Yingo.

La crisis
Anisia llegó sola a Cochabamba. Tenía 18. Al comienzo quería retornar a esa isla africana, que le sonríe a Senegal, porque extrañaba mucho a su familia y estaba harta de no poder hacerse entender con el español. En esos momentos de desesperación su padre y algunos de sus compatriotas la tranquilizaron para que se quedara a estudiar en Bolivia.

Respiró. Y otra vez respiró. Así, cuando se vio, estaba inscribiéndose en la Universidad del Valle. Cuando la morena se aplazó en una materia, su papá le cortó la mensualidad. Esa falta de apoyo económico la obligó a buscar trabajo y a lidiar con los papeleos de la visa de estudiante para no ser deportada a su país. “En Bolivia no hay consulado de Cabo Verde y todos los trámites se realizan en La Paz”, cuenta. Y así conoció la sede de Gobierno. Ahorró dinero y se sacó el documento. Pero Anisia nunca fue solo Anisia del todo.

Se puso un uniforme y se transformó en niñera. Otro día se colocó un atuendo sexi y fue una ‘gogo dancer’, sí, de esas que salen bailando en una peli. Y en otro momento se subió a una pasarela como modelo. Su padre no quería que su niña de chocolate fuera unaw maniquí, porque lo veía como un oficio poco serio. Le decía que ella tenía que terminar su carrera para ganar dinero de “solo” eso. “Había días que solo tenía para comer arroz con huevo y tenía varias deudas, pero no me importaba. Seguía trabajando para pagar mis gastos. Aprendí a valorar mucho el esfuerzo de mis padres y también el mío”, expresa. Ya pasó la tormenta. Saldó sus cuentas. Ahora el dinero le alcanza para mandar a Cabo Verde y para vivir en Bolivia.

El salto a la TV
Canjeó Cochabamba por Santa Cruz. Eso después de ocho primaveras. ‘La morenaza’ trabajaba de modelo cuando Hans Cáceres la llamó y le propuso ser parte del reality Bailando por un sueño. Entró como reemplazante de una famosa y, sin pensarlo, se quedó como bailarina titular. Su debut fue arrasador. El pú- blico enloqueció con su picardía y su sensualidad en las redes sociales.

Todos la pedían y querían que se quedara en la pantalla. Ella y la producción se sorprendieron por la recepción. Y en ese momento Anisia sintió que todo el esfuerzo que había hecho en su vida para sobrevivir en un país ajeno al suyo, valía la pena. “Fue una gran oportunidad y la tomé con uñas y dientes”, agrega. La carrera televisiva de la joven, de 29 años y 1,70 m, se dio entre el ‘Bailando’, Juga2 y ahora Yingo por la Red Uno. Fue campeona de la primera temporada de este último y ahora compite con el color verde. Y sigue haciéndolo como una leona africana que defiende a su cachorro.

El precio de la fama
En sus inicios en Bailando por un sueño se sentía deprimida por los comentarios discriminatorios en las redes sociales. Su carácter fuerte le susurraba al oído diciéndole que mande todo al diablo y que les responda a todos esos mensajes. Pero su compatriota Fabrizio dos Santos la calmó. “No puedo creer que en pleno siglo XXI la gente siga juzgándote por el color de tu piel o por ser extranjero”, dice. El acoso también ha sido una sombra. Han sido muchas las veces que voces masculinas la telefonearon en la madrugada para preguntarle cuánto cobraba por una noche con ella y también fueron muchos los osados que le escribieron por inbox. “Apago mi celular, no doy importancia a gente de mente podrida”, agrega

Cupido la ‘evade’
Anisia tuvo solo una relación larga, que duró seis años. Fue un caboverdiano, pero las cosas entre ellos no resultaron. Salió una vez con un boliviano, pero a los dos meses terminó con él por un “choque cultural”. “Mis amigas me dicen que asusto a mis pretendientes. Soy de espíritu libre, no me gusta que el hombre me esté diciendo qué hacer”. Así va de frente. No sue- ña con llegar al altar, pero sí con tener una pareja de hijos. Busca ser presentadora de TV, porque la pantalla, la sensualidad, la garra de mujer, todo eso, es lo suyo.

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