El publicista y productor de modas Carlos Hugo Valdés, nos da su mirada de la primera jornada del evento 

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30 de noviembre de 2018, 10:50 AM
30 de noviembre de 2018, 10:50 AM

La tecnología, el arte y Quito Velasco confabularon para lograr un escenario que se deconstruía y reiniciaba camaleónicamente al cromático ritmo de las versátiles colecciones, en las que predominaron la fantasía y el clasicismo con un amplio abanico de colores, reinando los neutros, pasteles y vibrantes tonos pop.

Los Hijos de Ramón rescataron la mezcla de elementos tradicionales y occidentales de la indumentaria de las cosechadoras de arroz filipinas para crear una mujer de apariencia cómoda, libre, con un exquisito refinamiento natural, a través de tonos neutros con delicadas y estilizadas rayas, en texturas orgánicas.

El mágico Jardín de la Abuela fue reflejado a través de la mirada nostálgica de Gumucio, que siempre logra captar la esencia romántica en su mayor expresión, sin renunciar al touch de sensualidad; cada uno de sus vestidos era un poema en tonos suaves y delicadas rosas tridimensionales que enamoraban a su paso.

Closet apeló al arty impression combinado audazmente con la fiebre nocturna de las lentejuelas, en homenaje a las reinas de ayer hoy y siempre, cerrando la pasarela con las di - vas del modelaje: Carla Morón y Cecilia Sanabria, que monopolizaron los aplausos.

Un verdadero arcoíris de emociones provocó las policromías geométricas en cons - tante movimiento y con mágica armonía de las propuestas de Asarti, inspirada en la cultura andina chancay y el legado de textiles asombrosos usados en la colección Candente, cuyas piezas podrían considerarse obras de arte urbano dedica - das a una mujer que aprecie los tejidos artesanales finos, la sensación de libertad y, sobre todo, el sentirse única e irrepetible. ¡Fue sublime!