La creadora de Caro TV se confiesa. Pasó por una fuerte depresión. Quiere saltar a la TV. Habla de las críticas que recibe por el lenguaje que usa en sus videos

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27 de enero de 2019, 4:00 AM
27 de enero de 2019, 4:00 AM

Osada. Atrevida. Directa. Puede ponerse un vestido sexi, hacer una mueca graciosa y posar en toples. ¡No le importa! Porque ella es simplemente así. Ya no le afectan las críticas y quiere conquistar la TV. Carolina Rodas Cortez es la irreverente chica, de 26 años, que desde hace dos años causa revuelo con sus videos en su Facebook Caro TV.

La caja boba, su obsesión

Desde pequeña soñó con conducir un programa de televisión, pero sentía que no iba a ser tomada en cuenta por ser desconocida. Sus amigas fueron las ‘culpables’ para que ella se lanzara a las redes sociales. Se lo aconsejaron. Comenzó a mostrar vivencias propias y ajenas, con un personaje que emula a su madre. “Ella (su mamá) habla sin tapujos, no tiene tabúes y usa expresiones muy locales. Se anima a decir lo que los demás callan”, explica.

Nunca imaginó que tendría los casi 100.000 fans en Facebook (pronto se lanzará a YouTube). Y jamás pensó que las firmas la considerarían una influencer.

A pesar de su éxito en las redes sociales, la televisión aún no le sonríe. “Toqué algunas puertas y no recibí un buen trato. En una ocasión me pidieron que me aumente el busto para ser tomada en cuenta, pero eso no está en mis planes”, confiesa. Ningún revés le quitó el sueño y este año tiene ‘entre ceja y ceja’ ese propósito.

‘Camba ordinaria’

“Esa es la chistosa ordinaria”, escuchó decir en algún evento. Salió de la boca de conocidas influencers cruceñas, mientras señalaban a Carolina. A veces sigue escuchando lo mismo. Al principio ‘eso’ le dolía, pero después se hizo cueruda y aplicó una enseñanza de su madre: “Con el pobre, sé más pobre y con el rico, sé más rico”. Ahora, cuando la invitan a los desfiles, pasa sonriendo al lado de quienes, en otro tiempo, la juzgaron. Incluso algunas de ellas se hicieron sus amigas.

“Lo que no entiende la gente es que Caro TV es un personaje. Yo no soy tan malhablada (como parece) y me sonrojo cuando alguien usa malas palabras. No me siento ordinaria. Jamás me avergonzaría de lo genuina y sincera que es mi madre en frente de cualquier persona. Por supuesto que este personaje no va a un desfile de modas. Voy yo y hablo fuerte. Estoy orgullosa de eso”, dice.

2018, un año difícil

Entre 2016 y 2017 sus videos fueron virales en las redes y eso la ayudó a conseguir contratos “espectaculares” -como dice ella- con Fanta, Viva y Fidalga. El año pasado no fue tan ‘amable’ con ‘Caro’. Los buenos trabajos no aparecieron y su página empezó a decaer. “Yo transmitía mis malas vibras en las redes y tal vez la gente las podía sentir”, analiza.

En su círculo íntimo tampoco le iba bien. “Mis papás se divorciaron después de 30 años y mi padre se distanció de mí. Era muy unida a él, hacíamos todo juntos y eso me afectó profundamente”, relata.

En medio de esa crisis familiar, la influencer recibió un diagnóstico que la dejó sin aliento. Un doctor le aseguró que no podría ser madre. “Hasta entonces ni había pensado en esa posibilidad, pero al recibir la noticia, mi mundo se vino abajo”, revela. No se dio por vencida y visitó a otros especialistas, hasta que uno le devolvió la esperanza: “Me dijo que soy joven, que viaje y me distraiga, porque a veces uno mismo se sabotea. Ahora dejamos ese tema en manos de Dios”, expresa.

Después de tres meses de profunda depresión se levantó y decidió ‘liberarse’ de la negatividad. “Estaba descuidada. Me engordé.Me afectaba lo que algunos pensaban de mí y de mi trabajo. A mediados de año reaccioné y me alejé de las personas y de esas relaciones tóxicas, automáticamente empecé a mejorar”, cuenta.

Un empujoncito

En medio de su crisis recibió la llamada de Pablo Fernández, que la invitó a participar de una serie de videos en Facebook parodiando a la telenovela Despéiname la vida. Fue bautizada Despeinámela, hija. “Pablo me ayudó, me tomó en cuenta y me ofreció consejos que me sirvieron mucho. Después de actuar con él, muchas puertas se abrieron. Me llamaron para nuevos contratos y eso me subió el ánimo”, recuerda.

El corazón

“Pensé que nunca me iba a casar. Creí que iba a ser la tía ‘Joda’, pero después de dos relaciones fallidas, conocí a Jorge Serrate”, expresa. Fue en el colegio. Él era su amor platónico, tenía siete años más que ella y era su... ¡imposible! Eso pensó, pero en 2015 empezaron una relación amorosa.

En 2016 Jorge le regaló un salto en paracaídas y cuando ella estaba por tocar tierra, los cómplices del romántico ingeniero industrial sacaron un cartel que rezaba: “Casate conmigo”. Carolina gritó y lloró, y su reacción fue documentada en un video que fue compartido en su página. “Subí de 17.000 a 45.000 seguidores en una semana con la pedida de mano y los medios me buscaron para que hable de eso. Fue viral”, completa.

En mayo de 2017 caminó hacia el altar con su gran amor y le juró que nunca dejaría de reír a su lado. “Nos entendemos bien y él me apoya en todo. No es celoso, porque entiende mi trabajo. Es tímido. A él no le gusta aparecer en los videos, pero es el primero en compartirlos”, dice.

¿Operarse los pechos?

Si algo tiene claro esta influencer es que le encanta su cuerpo. Juega con él cuando posa para las fotos. Ríe, baja la mirada, abre la boca. No tiene complejos. No se haría aumentar los pechos, aunque muchos le aconsejan hacerlo. “Tal vez (la cirugía) me haría afinar la cintura, porque soy más cuadrada que Bob Esponja”, bromea. No tiene nada en contra de eso. Dice que su lado gracioso y su lado sensual jamás se pelearon y que los dos se llevan muy bien.Aunque... la comedia le da dinero.

Bullying, sí

Desde niña le dijeron que su voz era muy fuerte y que hablaba demasiado para llamar la atención. Hasta ahora le observan eso, pero ella asegura que le sale natural y que si las personas la conocieran ‘mejor’, se darían cuenta de que es totalmente genuina.

Su pinta también fue criticada, pero ahora está al día con las tendencias. “Siempre me gustó vestir como una mujer de los 50. Amo los ‘zorongos’ (moños altos). Imaginate cómo me iba cuando estaban de moda los peinados lamidos”, apunta. Siente que sus experiencias la hicieron crecer y está lista para despegar. No te sorprendás si la ves conduciendo un programa en la tele. Será ella, Carolina, sin tapujos. Siempre.

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