Pianista. Marianela Aparicio confiesa que le gusta vestir sexi, oír reguetón y bailar ballroom. Una mujer ‘rebelde’

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30 de agosto de 2018, 4:00 AM
30 de agosto de 2018, 4:00 AM

Transgrede. Provoca. Y sabe cómo hacerlo. Se mueve como un delfín en el océano de las notas musicales, pero lo hace a su modo. Lleva en su aura la música clásica y cuando sus dedos presionan las teclas del piano erosiona el lugar donde está respirando en ese momento. Hace eso y está vestida hermosamente, con un outfit sensual que va desde un escote atrevido hasta una abertura al fiel estilo de Angelina Jolie.

Marianela Ibeliz Aparicio Yuja es identificada como una de las grandes pianistas de Bolivia, pero dentro de ese círculo rígido, conservador y hasta filosófico de la música clásica, a ella le encanta ser una rebelde total. De orígenes bolivianos y árabes, a la cochabambina le gusta sentirse femenina, mientras envuelve a su ‘víctima’ con las notas de Rajmáninov, Mozart y Tchaikovsky.

Viste sexi y parece que no le importa lo que dirán. Es parte de su esencia. Ese lado suyo –el transgresor– siempre asalta el escenario y ella lo deja fluir. “Ser libre es ser lo que eres sin fingir. Me gusta que se vea la piel. Me gusta sentirme libre. Soy así por naturaleza. Quizá para otra persona taparse sea libre. El calorcito de Santa Cruz me ha acompañado en este proceso”, complementa.

Muchas han sido las veces en que sintió las miradas acusadoras sobre ella, pero no se intimidó. Una vez preguntaron: “¿Es modelo o pianista?”. Y hoy les responde: “Soy pianista, no me siento modelo”. Otra vez, la abertura de su vestido se abrió más y más, pero siguió con la función. Todo ha quedado en la anécdota. “La gente cree que porque hago música clásica tengo que vestirme como una monja y mostrar esa cultura del alma y no del exterior. Eso es un prejuicio”, señala.

Pero ojo con esto: “No me pongo un escote para atraer más público. Lo hago simplemente porque quiero hacerlo. Eres libre de ser sexi. Me siento cómoda insinuando con sutileza”. Y sigue: “Si lo que te hace feliz no daña al otro, es realmente auténtico”.

¿Reguetón? Por qué no

No dice abiertamente cuántos años tiene. La edad –para ella– es solo un número, una cifra que “clasifica a una persona de una forma no adecuada”. Está en un número que le permite seguir siendo ella y perseguir sus objetivos. Y dentro de su transgresión ha iniciado un ciclo en las redes sociales que bautizó En primera fila. Allí saca el piano de su atmósfera habitual para ponerlo al aire libre. Y así buscará seducir a los cibernautas durante las siguientes semanas. Se trata de un proyecto llevado con pasión. Ella cree que las cosas se deben hacer por amor y no por una simple necesidad. Es otra de sus filosofías.

Marianela es una mujer de contradicciones. Es una caja de sorpresas. Y ella lo sabe. Puede sentarse y tocar el piano, pero también se declara rumbera. Baila y ¡de todo! “Bailar y ser fiestera me acompaña desde muy pequeña. Si no hubiera sido pianista, sería bailarina”, añade.

Se inscribió a una academia y pronto mostrará otra de sus astillas camaleónicas sobre el escenario de la mano del ballroom. No desperdicia la oportunidad de bailar. Es una forma de ‘recargarse’. Incluso cuando estaba embarazada, “igual” bailaba.

Sus retoños, Isabela (12) y Luciano (8), siempre la acompañan en los shows. Y puede cumplir con todos sus roles como madre, artista, esposa (enamora con Sergio Asbún desde hace 15 años) y practica pilates.

No tiene ningún divorcio con la música urbana. Puede oír reguetón y hasta acceder a bailarlo. Pero una cosa es escuchar y moverse con las letras de Bad Bunny, y otra interpretarlas. ¡Eso jamás lo haría! Otra vez: jamás.

¿Jubilarse? Tampoco

Envejecerá y será muy feliz de hacerlo, pero no ha pensado en retirarse. Cree que el ser humano jamás debería llegar a esa etapa de su vida. “Todos tenemos que reinventarnos”, dice. Quizá el hecho de nunca sentirse satisfecha con lo que hace la ha llevado a ser una mujer camaleónica. Y seguirá mutando.