Tour. Las 24 candidatas al Miss Bolivia tuvieron un paradisiaco viaje al Beni. Se eligió a la miss fotogénica y al mejor traje típico

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18 de junio de 2018, 7:16 AM
18 de junio de 2018, 7:16 AM

Amaneció, y sus pupilas se llenaban de ese verde que pinta la ciudad en su complementariedad. Una banda sabía qué taquirari interpretaría para el recibimiento de las 24 candidatas al Miss Bolivia en Trinidad. Ellas, dentro del avión, se apuraban con el lápiz labial, la brocha y el rímel. Querían verse lindas. Querían explorar Beni. Querían probar un rico pescao. Y así fue.  
 

El abrazo a la selva
Ese olorcito a tierra, esa banda en pleno y ese calor humano acogieron a las jovencitas en el aeropuerto. El saludo fraternal se los dio la primera dama de este departamento, Narda Rivero de Ferrier, que alguna vez llevó el título de srta. Beni y también compitió por la corona nacional. Y partieron a la urbe. 

Una mesa larga, naranjas cortadas por la mitad, horneados típicos, jugos y leche... Todo estaba listo. Ellas llegaron hasta la plaza principal y cuando estuvieron acomodadas en el salón de la Gobernación, el titular de esta repartición, Álex Ferrier, les tendió la mano a absolutamente todas e incluso mostró que también sabe del lenguaje de señas cuando saludó a miss Pando.  

Bromearon. Cada una conversó con la autoridad y se deleitó con el desayuno. Después llegó la postal. Unos buses las llevaron hasta el Tapacaré, ese complejo hotelero ubicado en las afueras de Trinidad y que las alojaría todo el fin de semana. Solo dejaron las cosas y salieron rumbo a Puerto Ballivián. Allí se encontrarían con la selva, la aún inexplorada selva. 

Los brazos de la Amazonia boliviana las envolvieron. Y las misses quedaron extasiadas. Esa aventura encima del flotel Reina de Enin, donde comieron pacú frito, sirvió para que posaran sensuales para los medios, ahí jugaron a ser capitanas en el timón, observaron garzas y se abrieron sendero a paso apacible hacia la selva. No la olvidarán. 

No pudieron ver a los bufeos (delfines), pero sí se conectaron con la naturaleza y hasta se encontraron consigo mismas. Rieron en la lancha cuando el agua sacudía sus cabelleras, disfrutaron de una postal fantástica en el tercer nivel del flotel y se enteraron de que solo Beni puede ofrecer esos inolvidables momentos con las maravillas naturales. 

Por la noche comieron en el restaurante Goss y al otro día conocieron un museo de la ciudad. Visitaron a los patrocinadores de Promociones Gloria y pasearon en moto.

 

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