Su coqueteo con los flashes, su buen gusto al vestir, su historia de amor, su popularidad y su interacción en las redes sociales los convierten en el dúo mediático de la temporada

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24 de marzo de 2019, 4:00 AM
24 de marzo de 2019, 4:00 AM

Momento 1

¡Buuum! Salían disparados los fuegos artificiales. El firmamento se pintaba de colores. Los abrazos fluían. La alegría emanaba de la mesa donde un cochinillo descansaba con una manzana en la boca. Ella estaba en Bolivia. Él, en Argentina. Pero los unía la tecnología. No era un Año Nuevo más. No. Horas antes Gley Salazar había entrado al juego de preguntas y respuestas en Instagram, cuando de pronto alguien anotó: ¿Quieres ser mi novia? Ese era Agustín. En privado ella le respondío: “Sí, mil veces sí”. Después la bella boliviana le devolvió, con un WhatsApp, su osadía: “¿Quieres ser mi novio?”. “Sí”, dijo él. El amor fluyó toda la madrugada. Oficialmente eran cortejos.

Momento 2

Es cierto. Entre el 31 de diciembre y el 1 de enero los conductores de TV Gley Salazar y Agustín Belforte confesaron sus sentimientos. Antes se tejió una historia de amor que le dio de comer al mundo mediático en Bolivia. Ellos -en esta exclusiva romántica con EL DEBER- confiesan lo que realmente sucedió. Y es simple. En noviembre de 2018 la bella morena de Pantalla Viral salía de una relación y cuando comenzó a chatear con el presentador deCocineros Bolivia y No pierdas el dinero (próximo estreno) quiso darse un tiempo para ella misma. “Tengo derecho de guardar mi vida privada, porque vivimos en una sociedad exageradamente machista. Quería disfrutar de lo que estaba pasando (con Agustín). Que no nos pregunten, que no nos sigan...”, explica. Pero ese ‘algo’ que iba naciendo se filtró. Las cámaras los siguieron como a una pareja de Hollywood. Ellos nunca se atrincheron. No se ocultaron. Niegan que haya habido hermetismo sobre el inicio de su idilio. Solo buscaban su intimidad. Pero ya era tarde: estaban en la mira.

Momento 3

Julio de 2018. Era el cumpleaños de Yuvinka Áñez, la mejor amiga de Gley. Allí llegó Agustín. Él se presentó solo. Pero fue un “hola” seco entre ambos, nada más. Esa noche el hombre de la barba tupida le dio ‘seguir’ a la jovencita en Instagram. Lo que vendría después eran encuentros esporádicos hasta que... un día él le pidió su número de celular. Ya en diciembre comenzó a trabajar Cupido. Después de varias idas y venidas, entre salir y no salir, el argentino le dijo a la boliviana que quería verla. La ex-Calle 7 no podía salir de casa, porque tenía la cara ‘quemada’, producto de un peeling mal hecho. A él no le importaba eso. Solo quería verla. Se citaron en la casa de la exgladiadora. Y ¡no¡, no ocurrió nada.

Otro día volvieron a verse. Mezclaron pizza con vino y vieron a Vin Diesel en Una niñera a prueba de balas. “¡La película era mala!, ¡malísima! Me la tuve que ‘fumar’...”, bromea Agustín. La bebida fue la ‘culpable’ de ese beso puro, limpio y silencioso. A los días Agustín le decía adiós en el aeropuerto y otra vez sus labios quedaron unidos. Veinte días estuvo Agustín en su tierra. Y lo que pensaron que no iba a pasar, ocurrió. Ambos chateaban todo el tiempo, se contaban sus cosas y abundaban las videollamadas. Él tuvo su fiesta. Ella, la suya. Pero la tecnología fue su gran aliada para dejar fluir sus sentimientos. Comenzaron su relación con el pie derecho el 1 de enero. El 13 Agustín volvió a Santa Cruz. Y sí se besaron. “Me comió la boca”, cuenta él. Los dos ríen. 

Momento 4

Agustín Belforte y Gley Salazar son la pareja del momento por muchas cosas. Son cómplices en todo momento y saben cómo moverse en el mundillo farandulero. Siempre atienden a la prensa y saludan a sus fans en la calle. Ella sabe nadar mejor que él en las redes sociales, pero Agustín ya ha ido aprendiendo poco a poco. Gley hace ‘en vivo’ en Instagram y responde casi a todo. Enfrenta a sus detractrores y a los que la adoran por su aura de niña bonita. Viajan juntos, se ven todo el tiempo y hasta combinan a la perfección en sus outfits, muchas veces sin querer. En la boda de los Marquina estaban estupendos.

¿Boda? Sí. ¿Por qué no?. Desearían casarse en Playa del Carmen, con el atardecer, las olas del mar y la arena blanca como testigos. Tener dos retoños: una mujercita y un varoncito. Y vivir en Bolivia. Llevan casi tres meses de relación, lo saben, pero ya conversaron de todo eso. Y cuando lo dicen, sus ojos brillan. Y mucho. 

Momento 5

Agustín nació un 21 de abril y su nombre cayó en Tauro. Se considera sincero, honesto, directo y transparente. Es de esos que se pelea por alguien que no conoce. Le gusta ser justiciero, luchar por lo que considera que es correcto.

Gley es del 13 de abril, de Aries. Lloronísima y sensible. Un poquito celosa. Ha ido moldeando su carácter y dice que aprende de su amado día a día. Ella tiene 27 y él, 40. No. No son cifras que combinan, pero para los dos es solo un número. “Te vas a aburrir con un viejo”. Eso le decían a Gley. Pero no fue así. “Me cuesta seguir su ritmo”, confiesa Gley. “El común de la gente piensa que los que tienen 40 son ancianos, con barriga e hijos. Soy atípico a una persona de 40. Me comparo con mis amigos y parezco el hermano menor, porque mi estilo de vida es distinto”, dice él.

Momento 6

Gley está con una figura de infarto. Nunca tuvo antes así. Tiene un bronceado envidiable. Practica calistenia y le gusta hacer mucho cardio. Pero va por más. En tres meses tendrá un cuerpo más marcado. Esa es su meta. No se priva en las comidas. Come chocolate y si desea una hamburguesa, no sufre por ella y se compra una.

Agustín es de los que trota al lado de ella. Si va al gimnasio hace alguno que otro ejercicio de pecho, piernas o brazos, pero niega hacer muchas abdominales. “Tengo suerte de tenerlas, porque como harto”, completa. Hace años Gley se aumentó el busto y se hizo un arreglo en la nariz. Él sufrió un accidente y tiene la pierna llena de platino. Ninguno se someterá a un arreglito. Son felices así.

Momento 7

Fama. Esa palabra no cuadra con ellos. Famoso -para ellos- es Jennifer López y Brad Pitt. Ellos son populares o conocidos. Y cuando alguien les pregunta su actividad, responden: “Somos conductores de TV”. Se aman. Aún no viven juntos, pero en algún momento lo harán. Se besan. Y cuando lo hacen detienen el tiempo.