Todos la conocen como Linda y solo saben de su trabajo en la TV. Por primera vez habla de la muerte de su madre

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5 de enero de 2019, 4:00 AM
5 de enero de 2019, 4:00 AM

Se llama Érika Secades Martínez, nombre que desde 2014 cambió a Linda, al ser reclutada para participar en la cuarta temporada de Yo me llamo, de la red Unitel. Su desempeño le valió un puesto de gladiadora en Calle 7 y, desde entonces, su popularidad se elevó como la espuma.

Sin embargo, detrás de esa chica sexi y multifacética que se ve en la pantalla chica hay una gran historia de superación que escribe desde sus seis años, cuando falleció su madre.

Del drama a la tele

“Nunca superé la pérdida de mi madre y creo que jamás podré hacerlo”, expresa. Y, a pesar de todo el dolor, no se desplomó. Eso, de darse por vencida, no es lo que le enseñaron en su hogar.

Desde niña tuvo que asumir responsabilidades junto a sus hermanos. Dejó de jugar con sus amiguitos para limpiar la casa, cocinar y lavar la ropa. Pero no se queja por ello y asegura que estas acciones la hicieron crecer como mujer. “Adelanté algunas etapas de mi infancia y estuve expuesta a los prejuicios de algunas personas que me criticaron por ser independiente. Solo tomé los buenos comentarios y seguí adelante”, cuenta.

Pronto vería los frutos de su esfuerzo cuando empezó a destacarse en la pantalla chica. Fue hace cuatro años cuando sus amigos la convencieron de participar en el casting de Yo me llamo, por su parecido a la cantante mexicana Belinda. La aceptaron en la competencia, muchos la aplaudieron en las redes sociales y quedó entre las semifinalistas del reality show.

Su romance con la ‘caja boba’ no terminó ahí. Se apuntó a un nuevo casting para Calle 7 y estuvo a lo largo de cinco temporadas, dos como competidora y tres como co-conductora del team.

También apareció como presentadora de La revista en La Paz durante cuatro meses y desde hace un año asumió la conducción de Dar la nota, junto a Natalie Vargas y Ronald Arnez.

De la tele a su negocio

No para y quiere seguir repuntando en la tele. “Mi anhelo es conducir un programa infanto-juvenil y no descansaré hasta lograrlo”, afirma.

La joven, de 24 años, que cursó el primer año de Nutrición y Dietética en la Universidad Evangélica Boliviana, también quiere ser empresaria y ya empezó a construir ese sueño. Hace tres meses montó su propio negocio de jugos dietéticos Star Fit, que promociona a través de sus redes sociales. “Siempre voy para adelante. Esperar que las cosas vengan a mí, nunca fue lo mío”, puntualiza la rubia. Y se despide. Debe seguir trabajando.

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