La actriz, que debutó en el cine de la mano del italiano, asegura en una entrevista pocos días después de su muerte que trabajar con él fue "un privilegio" y que "nunca hubo nada raro"

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5 de diciembre de 2018, 8:47 AM
5 de diciembre de 2018, 8:47 AM

Eva Green forma parte del vasto universo femenino del desaparecido Bernardo Bertolucci, que murió en Roma la semana pasada a los 77 años. La actriz francesa debutó en la gran pantalla en 2003 con él, como protagonista de la película Soñadores, y es una de las grandes y jóvenes actrices que descubrió y catapultó al éxito el maestro del cine italiano. Tenía apenas 22 años, y acababa de salir de la escuela de Interpretación cuando el último emperador del cine se cruzó en su camino y le ofreció el papel de Isabelle, que protagoniza en esta película un ménage à trois con su hermano y un estudiante estadounidense intruso, con el mayo francés del 68 como telón de fondo.

Entonces sus padres -su madre es la actriz Marlène Jobert, de El pasajero de la lluvia, entre otras- pensaron que sería difícil para ella volver a hacer más películas después de interpretar algo así. En cambio, su carrera como femme fatal, y no solo, despegó. “Yo estaba muy decidida: amaba el cine de Bertolucci desde siempre, durante años había tenido un póster de El último tango en París en la pared de mi habitación. Después fue todo tan fácil y hermoso, un sueño”, revela la actriz a la revista Vanity Fair Italia esta semana.

Sus padres también temieron que no fuera una buena idea, después de la polémica que se había generado con las acusaciones de violación de Maria Schneider. La actriz aseguró que durante la grabación de El último tango el París el director y el actor Marlon Brando habían pactado a sus espaldas la controvertida escena de la sodomía con la mantequilla. El propio Bertolucci lo reconoció en un primer momento y más tarde matizó que lo único que desconocía la actriz era el uso de la mantequilla y que el resto estaba en el guion.

“No quiero desacreditar la experiencia de Maria Schneider, estoy segura de que ella sufrió realmente. Pero por lo que a mí respecta, siempre ha sido un caballero, muy respetuoso. Sabía lo nerviosa que estaba antes de rodar las escenas de sexo y nunca me presionó. Simplemente nos dejaba hacer, nunca hubo nada raro”, declaró Green la semana pasada a la publicación Hollywood Reporter.

La actriz, que está en Nueva Zelanda rodando la serie The Luminaries, se puso en contacto con la periodista de Vanity Fair Paola Jacobbi al conocer el fallecimiento del cineasta. “Bernardo era un verdadero artista, un pintor de imágenes en movimiento. He tenido el privilegio de trabajar con él y su mágica serenidad te hacía pensar que todo es posible. Lo echaré mucho de menos”, le dijo.

Ahora, que acaba de ingresar en la Academia del Cine de Hollywood, como miembro con derecho a voto en los Óscar, y es embajadora de la firma de joyas Bulgari, recuerda su debut y las mariposas en el estómago en el estreno de aquella Soñadores. “Llevaba un vestido diseñado por una amiga”, rememora. “Era todo tan nuevo y tan extraño”.

También evoca los fines de semana de descanso del rodaje hablando sobre cine y música en casa del director y los días en el plató. “He aprendido tanto de él. Era muy abierto a lo inesperado, a las cosas espontáneas. Por ejemplo, hubo una escena en la cocina en la que mi pelo empezó a arder. Michael Pitt saltó sobre mí para apagar el fuego y Bernardo continuó grabando. Si miráis con atención la película, veréis durante un segundo como mi pelo arde”, señala.

Después de su bautizo de fuego con Bertolucci le llovieron las ofertas y su salto al estrellato se cristalizó. En marzo del próximo año se estrenará Dumbo, su tercera cinta con Tim Burton, de quien se ha convertido en musa, entre rumores de una posible relación sentimental. Green los desmiente en la publicación italiana. “Nos conocimos en Londres, un día de tormenta, con rayos y truenos. Un encuentro bellísimo. Pero la nuestra es solo una relación artística. No me hizo una prueba real, creo que solo había visto Casino Royale”.

En esa película, Eva se metió en la piel de la espía Vesper Lynd -también interpretada por Ursula Andress en 1967-, la chica Bond que rompe el corazón del agente 007. “He tenido suerte, porque es una Chica Bond pensante”, explica a la revista italiana y confiesa sus dudas antes de aceptar el papel. “¿Qué debo hacer? ¿Estar allí y ser… guapa?”, pensó. “Para una actriz no hay nada peor que ser un caparazón vacío”, subraya.