Eran los últimos retoques. Tenía que estar bella. Y ya lo estaba. Fátima Jordán se maquillaba mientras unos jóvenes le daban inicio a la segunda preca de los Flojonazos. Sucedía a las 19:30. Ahí, en la plaza 24 de Septiembre.

Como hormiguitas los chicos de cerca de 20 grupos folclóricos se acercaban poco a poco al corazón cruceño. El taquirari, la chobena, el brincao y otros ritmos del oriente boliviano tronaban al lado de la catedral y anunciaban que la reina del Carnaval ya estaba cerca.

Fátima no dejó de brincar nunca. Y ya en el carro se la vio inconfudiblemente hermosa. Los fuegos artificiales salían disparados al firmamento. Unas niñas elevaban la mano y gritaban: "Reinaaaa". Ella volcó y les envió un beso. En tanto las palmas animaban más a la soberana.

Ya en la plaza Fátima ordenó y se detuvo el carro. Se bajó y empezó a alborotar a grandes y chicos. Se transformó en un torbellino que dibujó sonrisas en la gente a su paso. Después volvió a su lugar y siguió el recorrido.

Tras ella iban cerca de 10 comparsas. Ella quiso ser caprichosa y volvió a bajar del carro. Se sacó selfis, se limpió el sudor, se oxigenó y se dio tiempo para saludar a todos sus seguidores y a la prensa local. Al final una verbena popular en plena plaza del Estudiante la esperaba.

• Por si no lo viste: Menos comparsas, pero el mismo color en las precas