La película "El Gran Movimiento", del realizador boliviano Kiro Russo, obtuvo el viernes el Coral a mejor dirección.

10 de diciembre de 2022, 11:27 AM
10 de diciembre de 2022, 11:27 AM

La película "El Gran Movimiento", del realizador boliviano Kiro Russo, obtuvo el viernes el Coral a mejor dirección, otorgado por el festival de cine de La Habana, una fiesta de una semana sin el glamur de antaño, pero salpicada de expresiones libertarias de hacedores de la cultura en Cuba.

El fundador de este festival "Alfredo Guevara dijo que revolución es lucidez, concepto que no comprende la autocomplacencia, que reclama una visión generosa. Espero que nuestras instituciones culturales sean cada vez más sabias e inclusivas, lo que sin duda nos acercará a la plenitud que solemos soñar", dijo el cantautor y fundador de la Nueva Trova, Silvio Rodríguez, al recibir el Coral de Honor, que abrió la noche de gala.

En su oportunidad, Russo no se cansó de pedir financiamiento para el cine al ministerio de Culturas de su país.

"Es importantísimo que podamos ver este apoyo porque, si no, ya no van a haber películas bolivianas", dijo el director de la producción de Bolivia, Francia, Catar y Suiza, que recibió además galardones por mejor sonido y edición.

La otra gran ganadora de la noche fue "Argentina 1985" (Argentina-Estados Unidos), con los corales a mejor actuación masculina por el trabajo de Ricardo Darín, así como por la dirección artística de Micaela Saiegh, y el guión de Santiago Mitre y Mariano Llinás.

El festival que solía convocar a cineastas y actores de talla internacional se vio limitado este año por la crisis económica que atraviesa la isla, la peor en tres décadas.

"Casi un milagro" 

"Pensé que iba a ser un desastre, por la falta de ánimo" que campea estos días en el país, pero el director Yumey Besú y su equipo "con sudor y lágrimas lograron hacer casi un milagro", dijo a AFP el promotor cultural francés, Xavier d'Arthuys, que ha asistido a 38 ediciones.

Los filmes latinoamericanos, cuidadosamente elegidos, se exhibieron solo en cuatro salas de La Habana, algo que dista mucho de lo que sucedía en los tiempos de esplendor del festival, cuando una veintena de cines solían abrir sus puertas para cinéfilos que los abarrotaban.

El tono irónico inició con las palabras de Andrea Domeadiós, la conductora de la inauguración del festival.

Aludiendo al éxodo migratorio de cubanos, bromeó sobre el bajo salario de los actores. "Soy la única actriz que quiere estar en Cuba todavía", dijo.

La conductora fue más allá al presentar a Rogelio Polanco, jefe del Departamento Ideológico del Partido Comunista, encargado de velar por que se cumplan los lineamientos de esta institución política, que es la máxima autoridad del país.

"Yo siempre me he preguntado de qué se hablará en ese departamento", dijo ante una sala llena de jóvenes que estallaron en aplausos. "Bravo, bravo", gritaban en la oscuridad del cine.

"Por favor, mañana no me llamen del departamento ideológico, son solo chistes, tenemos que en Cuba sacar la solemnidad, reírnos un poco, no tener miedo a eso. ¡No me regañen!", pidió la actriz.

Sin imponer "una sola forma de pensar" 

Dos días después en la misma sala se presentó "El Mundo de Nelsito", de Fernando Pérez, el director vivo más importante de la isla. El cineasta expresó, en un mensaje grabado, su deseo de que los cubanos hablen de sus sueños con libertad y sin temor al destierro.

"Acabo de cumplir 78 años, soy abuelo y no me imagino un mundo en que nosotros los abuelos le impongamos a nuestros nietos una sola forma de pensar", señalo el director en medio de la aclamación de los jóvenes espectadores.

Nelsito es un niño autista que imagina una vida de éxito para su madre y vecinos que le rodean. Las historias que se cruzan en su mente, plagadas de humor y ternura, chocan con la triste realidad de estos habitantes de un deteriorado edificio en un barrio del este de La Habana.

"Virgilio en el gabinete azul", del cineasta cubano Raynel Araoz, es otra de las cintas críticas presentadas esta semana. El documental trata de la vida del dramaturgo cubano Virgilo Piñera, víctima de la fuerte censura de la década de 1970, cuando los artistas eran silenciados incluso por su orientación sexual. 

"Hace años esta película no hubiera aparecido", considera d'Arthuys.