La pandina, que entrega la corona hoy, dice que no estaba en mal estado físico en el Miss Universo y que si volviera a ir al concurso, llegaría más lejos. Nunca quiso ser miss. “No es fácil llamarse Bolivia”, señala

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23 de junio de 2018, 4:00 AM
23 de junio de 2018, 4:00 AM

“¡Ay!”, exclamó. Un estirón en el tobillo derecho le quería arrebatar la corona del Miss Bolivia. Pero ella no lo permitió. Una inyección le redujo el dolor y salió a ‘matar’ al escenario. Eso sucedió hace un año, cuando la miss Pando 2017, Gleisy Vera Noguer Hassen, se convirtió en la soberana nacional. 

Ganó. Y luego se fue a celebrar con su gente a la Amazonia. Solo una pandina había logrado esa hazaña en 1953: Consuelo Díaz. Ella era la segunda. Llovía cuando llegó a Cobija, pero igual una marea humana salió a recibirla a la ciudad. Era fiesta en ese departamento. Y aún lo es. 

“No estaba gorda”
Gleisy se llamó Bolivia cuando fue al Miss Universo en Las Vegas. Y por las fotos, los medios y las redes sociales la tildaron de “gorda”. Fue duro. La jovencita jamás había hablado sobre eso y después de un año rompe el silencio con EL DEBER.

“No estaba gorda”, dice. Explica que tenía el mismo peso con el que ganó el cetro nacional: 57 kilos. Y apunta a que la foto promocional del certamen universal no “la ayudó” porque le dieron un traje de baño demasiado grueso que la hacía ver “gordita”. No discute que tenga caderas y va de frente: “No puedo hacer nada con eso. Considero que la cadera es parte de la armonía del cuerpo, es como una guitarra. No sé qué pasó con esa foto (en traje de baño). Tal vez me paré mal o hice una mal pose... El sostén también era grueso y no podés hacer nada con eso. No es cierto que comí y me engordé”.

Los comentarios ‘destructivos’ nunca le afectaron. “Sé trabajar bajo presión”, añade. En Las Vegas una miss le dijo que su país era muy duro con ella cuando había otras chicas que recibían un apoyo total de sus naciones. Ella entonces pensó que no era fácil llamarse Bolivia: “Cargarte los nueve departamentos encima es complicado”. Pero cree que la gente solo sabe “criticar e insultar” y no aplaude cuando una figura pública hace algo bueno.


Sí miraba las críticas. Sí veía las redes sociales. Jamás contestó ni contestará. Esa vez solo se reía y ahora desafía: “Cedería mi espacio a cualquiera para que vaya y se pare frente a tanta gente. No es fácil”. Después se calma un poco, mira sus videos y se dice a sí misma: “Si yo soy coqueta... podía haber hecho más. Me faltó actitud para ser finalista en el Miss Universo”. Y cree que si fuera de nuevo al concurso, sería distinto.

No le echa la culpa ni a Promociones Gloria (la organización del Miss Bolivia) ni a su país, solo a ella misma y a los zapatos de tacón que usó esa noche en Las Vegas. Sus pies se resbalaban mucho con ellos y eso, según ella, no le daba seguridad en la pasarela. “Muchas misses se quejaron por los tacos. Dos se cayeron en el ensayo. Nos dieron los zapatos dos noches antes de la noche final y eso no me favoreció. No podía dar pasos largos. Me daba miedo caerme”, relata.

“Me captaron mal”
Cuando Gleisy estaba en pleno concurso, un video de ella se viralizó en las redes. Allí, Steve Harvey le hacía una pregunta y la pandina simplemente se quedó callada. También explica qué fue lo que pasó realmente.

“No sé quién me grabó. Me captaron mal. Me puse supernerviosa, pero no es cierto que no estaba preparada. Puedo responder cualquier pregunta. Mi traductor era un joven nuevo en el Miss Universo y no me tradujo bien lo que me dijo el presentador. Él (Steve) hablaba en inglés y yo no lo entendía bien. Y cuando pedí que me repitieran la consulta, ya no podían hacerlo.  Después me dijeron que me había preguntado cómo me había tratado Las Vegas”, detalla.

Revela que sí se sintió un poco bajoneada cuando llegó a Las Vegas y vio a muchas mujeres hermosas, pero no considera que hizo una mala representación. “Lo dejé todo”, indica. Y si bien se sintió orgullosa de llamarse Bolivia, señala que hay países que siempre van a sonar en el Miss Universo porque son “más fuertes”, como Colombia, Venezuela, China y EEUU.

“Me gustaría que gane Pando”

No quiere mencionar a sus favoritas para esta noche, pero le hace un guiño a su coterránea. Dice que Liz Shimokawa tiene todo para convertirse en la tercera pandina que se lleve la corona central.

Cuando Gleisy se coronó como miss no tenía una buena pasarela. Su diseñador (Eduardo Ribera) la vio y refunfuñó: “Me trajeron a un hombrecito”. Ella le puso  ganas y mejoró poco a poco. 

Nunca quiso ser miss. Siempre le gustó el fútbol. Desde pequeña se ponía medias largas y chuteras, y se iba a ‘pelotear’ todo el día. Sus piernas jamás descansaban de los moretones. Esa era su pasión. Y antes de ingresar al concurso, iba a inscribirse a la selección pandina de fútbol, pero su familia terminó convenciéndola. Gleisy (su madre también se llama así) sabía que llegaría el día en que su hija se convertiría en reina de belleza...

Cuando la pandina tenía un año, sus padres discutían sobre su nombre. Su mamá quería bautizarla como Natalia en honor a Natalia Cronenbold (miss Bolivia 1995), pero su padre insistía en ponerle Gleisy. Al final ganó el segundo. Hoy tiene 21. Se quedará a vivir en Santa Cruz y seguirá dedicándose al modelaje.

Quiere comprarse un departamento. Y sueña con casarse dentro de unos años. No le gustaría vestirse de blanco. Le simpatiza más un palo de rosa. Y tendrá seis hijos. La idea de tener una familia numerosa le fascina. 

Por el momento quiere volver a la universidad y concluir con su carrera. Cuando se gradúe como comunicadora social, se imagina presentando las noticias en un canal local. Cecilia Bellido es un gran ejemplo para ella. 

Ya no quiere saber de motos. Una vez se subió a una y le dejó una cicatriz en el muslo que debe maquillar cada vez que su trabajo la obliga a hacerlo. Pero esa entrega que tiene a la adrenalina no la soltará. Pronto se subirá a un paracaídas y se llevará la banda de miss Bolivia en la mano.

“No podría saltar con la corona porque la tumbaría”, bromea. Y si bien no piensa volver a Cobija, algún día irá solo para visitar a su hermanito, que descansa en el cementerio. Luis manejaba su bici cuando un auto lo dejó con muerte cerebral. Sobrevivió ocho días y tuvieron que desconectarlo. Tenía apenas tres años.

Hoy Gleisy ya no será más miss. Está nerviosa, pero lista para cerrar su ciclo.

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