La miss Venezuela Nariman Battikha no calla sobre la realidad de su país. Hace una macabra declaración: “Una vez vi a un señor comiendo de un perro muerto”. Es una de las favoritas del Reina Hispanoamericana 

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28 de octubre de 2018, 13:45 PM
28 de octubre de 2018, 13:45 PM

Se congeló. Se desconcertó. Y se le erizó la piel. La escena parecía arrancada de una película de terror y llevada a la realidad. Un hombre, un perro muerto, una calle... El individuo se detuvo ante un can hediondo, inerte y rodeado de moscas, para comer de él. Y eso sucedía ante los ojos de Nariman Battikha. Otra vez: era real y no ficción. Eso en Venezuela.

El infierno

No hay bus público en Caracas. Las ‘perreras’ (como le llaman a los camiones ilegales) son la única forma para moverse de un lugar a otro. “Es muy similar a un traslado de vacas”, relata Nariman. Y agrega: “Lo que te cuente, quedará corto, porque hasta los animales en Bolivia la están pasando mejor que en Venezuela”. Y su voz parece quebrarse.

Pero la miss, que participa en este momento en el Reina Hispanoamericana 2018, prefirió responder y no callar ante la crudísima realidad que vive el país de las reinas de belleza. Cuando vio a ese hombre devorarse un perro en plena calle de la capital se interrogó a sí misma: “¿Cómo voy a dormir ahora?”. Y al parecer no encontró consuelo.

Ella cuenta lo que sale en la televisión y en los diarios, pero escarba hasta el fondo. Asegura que la hiperinflación vuela como un buitre sobre Venezuela y que, efectivamente, no hay ni jabón ni afeitadora ni champú ni papel higiénico y ni pasta dental en el supermercado. “Y aquí no importa si tienes dinero o no... porque entrás al ‘súper’ y no hay ni pollo”.

Una vez pensó irse de ese infierno, pero no lo hizo. Quizá mantiene ocupado su cerebro y no tiene tiempo para convertirse en una más de los miles que iniciaron un histórico éxodo por la región para encontrar una mejor calidad de vida. Ella los comprende. Y lo lamenta.

Entre los que no abandonaron sus casas están los ‘enchufados’ (un término que se usa allá) al Gobierno. ‘Ellos’ tienen bolívares, pero al encontrar las tiendas vacías viajan a Aruba para conseguir lo básico de la canasta familiar. Quizá EEUU resulta ser otro buen proveedor. Y los que tienen la billetera vacía “deben mendigar comida”. O meter las manos a un contenedor de basura.

Una noche Nariman se recostó sobre su almohada, pero estaba inquieta. Y oró. Tenía que agradecerle a Dios por su vida y su familia, pero terminó pidiéndole un supermercado con alimentos. “Era como decirle que llueva oro, era como pedirle algo imposible y luego pensé: ‘Nadie debería rogar por alimento’... Y es que lo que estamos pasando en Venezuela no es normal. Es insostenible, es fuerte”, encierra.

El escape

Unas elecciones generales transparentes y organizadas por un ente confiable, esa es la válvula de escape para todo el horror que vive Venezuela. Eso es lo que cree Nariman. Es una mujer de fe, espiritual. Podría confiar solo en aquello, pero hay más.

No. Eso del mundo perfecto, no existe. Lo que se vive en Venezuela -para Nariman- es un trago amargo y pronto saldrá el sol. Esto se explica así: “Dios moldea nuestro comportamiento a partir de las circunstancias que atravesamos, pero los venezolanos tenemos que pasar por esto para llegar a ser la nación que Dios quiere que seamos”.

En su momento Hugo Chávez fue lo que el pueblo quería. Eso sale de la boca de Nariman. Y subraya que hasta su familia votó por él, porque era un líder y visionario, y mucha gente vio a Maduro un ‘heredero’ suyo. “Pero todo lo que ha hecho este señor es incorrecto”, engloba y sigue: “No voy a decir que Hugo Chávez era un presidente increíble, pero sí era mucho mejor (que Nicolás Maduro)”.

Los padres de Nariman son comerciantes. Y en estos días grises no han tenido buenos ingresos, pero están dispuestos a seguir batallando por sus hijos. Dentro de poco la joven, de 23 años, será economista. No le queda ya nada para eso. Solo la tesis.

Dice que como futura profesional debe señalar que la salida a la crisis de su país es primero económica y después social. Apunta a que se necesita generar una atmósfera de confianza y seguridad para la producción, y la inversión nacional y extranjera. Eso solo será posible si Maduro deja el cetro.

El zar

Detrás de la miss hay un hombre. Es Osmel Sousa, el zar de la belleza. Él la viene preparando desde que ‘Nari’ participó en el Miss Venezuela 2017. Esa vez no ganó, pero el ‘fabricador de misses’ puso sus ojos sobre ella.

La última vez que ambos conversaron fueron unos días antes del Reina Hispanoamericana. Y los consejos no pararon. Lo que quedó en la cabeza de la muchacha fue como un mandamiento divino: No ser una persona enrollada, no ser complicada. Y ella ¿lo es? “No”, responde. “Soy tranquila”, refuerza. Y quiere cumplir con lo que le pidió su mentor.

Si para ella Osmel es una figura respetada en su país, también lo es para muchas chicas que sueñan con una corona sobre su cabeza. El hombre, de 72 años, rompió con la Organización Miss Venezuela y ahora comenzó a mover su propio auto: un reality show de jovencitas. Y la ganadora posiblemente se convierta en la candidata para el Miss Universo. Aún no se sabe si eso será así, porque la franquicia no la ha adquirido ni Venevisión ni Osmel.

Para Nariman, este último debería ser el indicado para aquello. Y es que solo él sabe de qué se trata ese mundo. Ahora la fábrica de reinas está en picada debido a la crisis. Y si antes se tenía un gran presupuesto, ahora ya no es así. Se trabaja con lo que se tiene, porque muchos de los involucrados no están, migraron.

Nariman mide 1,79. Por su belleza y su inteligencia es una de las favoritas del certamen de Pro - mociones Gloria. Nació en Matu - rín, vive en Caracas. Tiene raíces árabes. Se aumentó los senos, se acomodó la nariz y dice que nació para reinar. Es, por el momento, una sobreviviente de su país.

Más sobre ella

Un diseñador. Hay un hombre que se ha encargado de vestir a la venezolana desde hace tiempo. Se trata de Nidal Nouaihed, que elaboró trajes para sus dos hermanas y también es el creador del traje de noche para la gala final del Reina Hispanoamericana el sábado 3 de noviembre.

Una afirmación. Nunca quiso ser modelo, pero sí miss, simplemente porque creía que una maniquí podía ser bonita, caminar bien y podría no tener nada en la cabeza y aún así ser exitosa. En cambio una miss tenía la oportunidad de tocar a las personas y demostrar que no solo estaba compuesta de belleza. “La profesión no determina lo que puedes ser. Una corona tampoco. Todo depende de ti. Podrías ser modelo y a la vez presidente”, declara.

Un consejo. “Cuando Evo pretenda tomar el rumbo de Venezuela, entonces ese será el momento para que el pueblo le ponga un alto”. Eso es lo que le dice a los bolivianos y pide: “Hay que estar pendientes”.

Una declaración. A raíz de la participación de la ‘trans’ Ángela Ponce en el Miss Universo de diciembre, Nariman se mostró inconforme. Cree que no importan las operaciones por las que haya pasado la española, pero jamás podrá llegar a ser una mujer de nacimiento.