Es una de las diseñadoras de modas más prestigiosas del país. Es quien ha elaborado más trajes de coronación de las reinas del Carnaval, y está trabajando en el de Pamela I

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4 de febrero de 2017, 4:00 AM
4 de febrero de 2017, 4:00 AM

Pertenece a una dinastía de creadoras de la moda cruceña. Es hija de Pimpi Vaca Díez de Gutiérrez (+), una de las modistas más reconocidas en la segunda mitad del siglo XX, y hermana de Tery Gutiérrez (+), otro símbolo de la alta costura.
 

Keny Gutiérrez Vaca Díez dice que de su madre heredó el talento y aprendió mucho de ella, y con su hermana se lanzó al mundo de la moda.
Extrovertida y alegre, pocas veces se enoja y con buen sentido del humor trabaja y lleva adelante su vida. Dice que es feliz, que Dios la ha bendecido dándole dos buenos hijos, Milko y Fabiana Antelo, que son su razón de ser.
 

_ ¿Cuándo empezaste a trabajar en la moda?
Nací entre telas, hilos y máquinas de coser. Mi madre siempre fue modista y desde peladita nos incentivó la costura. Nos pagaba para que le ayudemos a bordar. Así crecimos, y cuando ya era grande tenía muy claro mi camino, que era la moda.
 

_ ¿Se gana bien?
La costura no hace rico a nadie en Santa Cruz. Es muy sacrificado, da para vivir, pero nada más.
 

_ ¿Cuál es tu especialidad?
Los trajes de novia, de gala, de misses, y en Carnaval las fantasías de las reinas.

Meticulosa. Uno de los secretos para que sus vestidos sean finos es la minuciosidad de su trabajo. personalmente supervisa los bordados

 

_ ¿Estudiaste para ejercer?
No, soy autodidacta. La herencia de mi madre y el apoyo de mi hermana fueron mi escuela, y con el tiempo la experiencia fue mi posgrado.
 

_ ¿Cómo definís la elegancia?
Es una actitud, que es innata, que va más allá de usar ropa que está a la moda, de marca, o accesorios caros. La elegancia no se compra, es el equilibrio visual que debe haber entre la persona y la vestimenta, es la armonía que se consigue en la belleza de una prenda de vestir.
 

_ ¿Cuál es tu estilo?
La sobriedad. Siempre he creído que ‘menos es más’. Me gusta crear vestidos elegantes, que llamen la atención por su equilibrio estético, por la belleza de su simpleza, no por la extravagancia, ni por mostrar piel.
 

_ ¿Qué puede arruinar un vestido hermoso? 
Unos zapatos feos, inadecuados para el traje. Siempre sugiero a mis clientes que usen calzados elegantes, mejor si son clásicos.
 

_ ¿Te gusta la moda sexi?
No, para nada. La elegancia no combina con lo sexi. Se puede sugerir algo, pero sin exagerar. Hay que dejar a la imaginación de las personas lo que hay debajo de un vestido, pero no mostrarlo explícitamente.
 

_ ¿Seguís el trabajo de diseñadores internacionales?
A muchos, a Carolina Herrera, a Eliee Saab, y siempre me gustó Valentino.
 

_ ¿En Santa Cruz las mujeres son elegantes?
Hay de todo. Conozco mujeres que son elegantísimas, que visten de manera adecuada a donde van, tomando en cuenta su edad y la figura que tienen. En Santa Cruz estamos al tanto de lo último de la moda y hay excelentes diseñadores.
 

_ Hablemos de Carnaval ¿te gusta esta fiesta?
Me encanta, soy una carnavalera de pura cepa. Me gusta el corso y los tres días de mojazón. Toda mi vida he carnavaleado y he saltado en comparsas. Disfruto jugar con agua, reencontrarme con los amigos ¡Es bello nuestro Carnaval! Ni bien escucho la música de banda me pongo a bailar.
 

_ Y trabajás para el Carnaval...
Sí, también aprendí de mi madre a elaborar trajes de reinas.

Labor artesanal. Los bordados se realizan a mano, pieza por pieza, lo que lleva bastante tiempo

 

_ ¿Cuál fue el primer vestido de reina de Carnaval que confeccionaste?
Cuando era chica ayudé en varios, pero de manera formal fue el que lució Beatriz Landívar, en 1987. Era muy hermoso, representaba a la fecundidad de la tierra cruceña, y en esa época las reinas cargaban los espaldares en su espalda.
 

_ ¿Y después?
Con mi madre y mi hermana hicimos el de Claudia León, en 1987, Carla Patricia Soria Galvarro, en 1995; Verónica Larrieu, en 1996, y el de Natalia Cronenbold, en 1997. 
Después, solo con mi hermana Tery, hicimos el de Yenny Vaca Paz (1998), Alejandra Saucedo (2000), Paola Coimbra (2002), Olivia Saucedo (2004), Viviana Méndez (2006) y Andrea Abudinen (2007). 


Y sola he elaborado los trajes de María René Antelo (2009), Andrea Aliaga (2011), Davinia Fernández (2012), Daniela Saucedo (2013), Roxana del Río (2014) y ahora el de Pamela Justiniano.

 

_ ¿Cuánto cuesta el traje de una reina del Carnaval?
Es muy caro, y es que se debe tomar en cuenta que son enormes, elaborados con materiales finos e importados, y que en su confección trabaja mucha gente, en varios turnos.
 

_ ¿De dónde traen el material?
La mayor parte de Brasil, Estados Unidos y de China. Acá también se encuentran algunos, pero son caros. 
 

_ Hay mucha polémica en torno a las plumas naturales que utilizan en los trajes alegóricos...
Algunas personas no saben que para aprovechar esas plumas no se sacrifica a las aves, ya sean avestruces, faisanes, gallos o pavos reales. Son de corral, que las crían para ese cometido. No las matan, luego de que se les extrae las plumas, sobre todo las del rabo, las dejan vivas en su corral. Los criaderos están en África, China y Brasil, principalmente. Luego son fumigadas, seleccionadas, limpiadas y teñidas para su uso en trajes de fantasía, por lo que no hay peligro de contagio de alguna enfermedad.
 

_ ¿Cuánto tiempo requiere hacer un traje? 
Solo en el de Pamela voy trabajando dos meses. El diseño es de Quito Velasco y la elaboración está a mi cargo. En mi taller trabajan 20 personas, entre costureras, bordadores y soldadores, en dos turnos. 
 

_ Hemos visto trajes bellísimos de reina, ¿Pamela logrará sorprender?
Será muy lindo. Imagínate si los bordados llevarán piedras de varios tamaños, cristales, estrás, lentejuelas, mostacillas y canutillos. Telas de lamé, 3.000 plumas grandes de avestruz y  2.800 de pavo real. Es monumental, mide ocho metros de alto, por siete de ancho, y pesará alrededor de dos toneladas, pues las estructuras son de fierro.
 

_ ¿Te gusta lo que hacés?
Sí, me encanta mi trabajo, disfruto de lo que hago. Soy feliz cuando veo a mis clientes lucirse con sus vestidos, cuando escucho que las alaban por su elegancia, cuando alguna miss gana con un traje que le confeccioné. Y en el Carnaval soy la mujer más feliz cuando veo a las reinas luciendo mis vestidos y la gente las aplaude