Muchos “yo te estimo” y menos tinta, e incluso agua, que en anteriores años. Indudablemente, las medidas adoptadas para disminuir el abuso del líquido vital y de las pinturas están dando resultados.

A pesar de quitarles las ‘armas de guerra carnavalera’, los comparseros no dejaron que su alegría merme. Con las caras más limpias que de costumbre, y las paredes también, mantuvieron su alegría y espíritu de fraternidad.

La liberación de tensiones de todo el año se redujo a tres días, pero bien aprovechados.
Con menos volumen que en los garajes de jóvenes y con muchas tradiciones, como la banda, los comparseros más grandecitos, los del centro, se ahorraron el monto de alquiler de un parqueo y compartieron en familia, con ganas de volver ‘chalingas’ a la rutina