Se rebeló contra su papá para ser diseñador de modas. Sus creaciones han sido la sensación en el Bolivia Moda. Hoy juega con la experimentación textil

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26 de junio de 2019, 4:00 AM
26 de junio de 2019, 4:00 AM

Ella

Se sacudía. El sudor mojó su almohada. Dentro, unas letras danzaban, giraban y hablaban. Otra vez se estremecía. “En una tutuma podría caber toda la alegría que yo conseguí, un gran jasayé…”. Despertó. Eso pasó durante tres noches. Ya era demasiado. En la última Luna le dio un sentido lógico a sus sueños. La embajadora de la canción le rebatía el cerebro y él pensó que rendirle un tributo sería lo “más adecuado”. Acertó. Era lo que quería la extinta mujer. Eso, Luis Daniel Ágreda lo entendería después.

Él

Flashback. Los aplausos lo elevaban. Gladys Moreno sonreía. El Bolivia Moda se rendía a sus pies. Era el clímax de su carrera. Era el éxito de la colección Eterna. Era 2016. Gladys le mostró un camino. Hoy hay un antes y un después.

Flashback. La Llajta lo vio nacer hace 36 años. Roboré le dio de comer, lo vistió y le entregó ese don para diseñar. Santa Cruz de la Sierra lo abrazó y lo adoptó como hijo suyo. “Por eso mi vida es una patasca”, completa.

En Quillacollo su abuela paterna tenía una máquina de costurar. Ahí, él ya jugaba con las telas. En Roboré su abuela materna le enseñó a zurcir las medias. “Si aprendías eso, pasabas a otro nivel”, recuerda. Su mente se paseó entre el croché, el bordado y alguna otra técnica de costurar.

Así pasó su niñez y su adolescencia. Aprendió computación. A sus 18 años llegó a Santa Cruz. Comenzó a estudiar Ingeniería Informática, pero las telas y las agujas y las tijeras no lo soltarían.

Destino

Édgar Ágreda es un militar retirado. Pronto cumplirá 70, al igual que su mujer, Lourdes Villarroel. El primero no quiso oír a su hijo. Este le dijo que quería ser diseñador. Pero Édgar no aceptó sus palabras. Luis Daniel se rebeló contra él. No se hablaron por mucho tiempo. Ya se abuenaron.

Trabajó de transcriptor. Con sus ganancias se pagó el curso de Diseño de Modas en Infocal. Y así obtuvo el título. Se hizo amigo de una costurera del mercado Los Pozos y a ella le pidió que le enseñara a sacar medidas y a hacer los entalles. Pronto ‘voló’ solo.

En 2007 se compró su primera máquina. Y un año después se metió de lleno a crear ocho vestidos para una boda. No durmió por tres semanas. Eso, quizá, le acortó la vista. En 2009 un traje suyo se vio en el Miss Bolivia. Fue destacado en EL DEBER y pronto la clientela aumentó. Ese mismo año lanzó su propia marca. En 2012 se lanzó en el Bolivia Moda, fue la gran revelación.

Desde 2017 muestra su don en el DAB. A partir de Eterna giró. Pasó de la alta costura al pret-a-porter y a la técnica experimental. Antes de diseñar, investiga, explora. Ha sacado colecciones inspiradas en Juana Azurduy de Padilla, los afros y Moxos.

Mística está inspirada en las fiestas patronales benianas. Y gran parte de su trabajo emergió gracias a una investigación de museólogos, historiadores, autoridades del cabildo indígena y biólogos. Tardó nueve meses en terminarla; usó plumas de material alternativo. Siempre muestra lo que duele, lo que incomoda, lo que dice algo. Vive de la moda. Sueña en Nueva York, París... Su trabajo no tiene fin, como su mente brillante.

Talento infinito. Tiene 36 años. Su trabajo se ha visto en Vogue, Elle y L’Officiel

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