Más de 250 invitados esperaban ansiosos su ingreso, cuando Mariela Ribera y Eduardo Justiniano hacían su paso triunfal en el salón principal del Club de Tenis Santa Cruz, al ritmo de la canción Perfect de Ed Sheran.

Minutos antes habían contraído nupcias en la iglesia Los Huérfanos por lo que la alegría era total entre la pareja y sus seres queridos, que fueron testigos de su noviazgo de dos años y medio

El más emocionado fue el padre de la novia, que les dedicó el taquirari Vos sos mi dulzura, de Arturo Sobenes, abriendo así el baile con el ritmo del grupo Poker.