Un punto de vista sobre la presentación de Nial Gandarilla en el reality Yo me llamo

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13 de julio de 2017, 11:08 AM
13 de julio de 2017, 11:08 AM

Después de haber sido retado por Vladimir Bravo, Nial Gandarilla cumplió el desafío la noche del martes en Yo me llamo. Se comió el escenario, pero no fue su mejor performance de Guns N’ Roses (los tributos que ha realizado de la banda estadounidense son inolvidables para sus seguidores). Ha tenido otras mejores. Demostró ser dueño de la expresión, la energía, la garra y la irreverencia, pero le faltó llegar a la voz de Axl Rose.


Una cosa es criticar y otra, estar dispuesto a que te critiquen. Él ha tomado (varias veces) de su propia medicina en las redes sociales. Fue impactante verlo con boxer y con la chaqueta desabrochada. Algunos esperaban ver un ‘six-pack’, así como una voz ‘perfecta’, pero el resultado estuvo lejos de la expectativa.


El talento está, pero es mejor que Nial siga siendo él mismo. Si no tiene los abdominales de Cristiano Ronaldo ni los brazos de ‘La Roca’ ni el bronceado de Ricky Martin, es mejor que, en otra, se tape nomás. 


Lo de Nial es una especie de amor-odio con los televidentes. Tiene bien leído su guion y sabe interpretarlo a la perfección. Eso hay que respetárselo al hombre. Cumple un rol: ser el rudo, el duro, el antagónico de Vladimir y Paula, el egocentrista y, al mismo tiempo, hacer el papel del bufón de la corte. Solo se espera que eso no salga de la pantalla.


Convengamos en una cosa. Que el reality de Unitel necesitaba a alguien como Nial, después de la polémica salida de Alejandro Delius. Y Nial también requería a una televisora como Unitel, para renacer como el ave Fénix que surgió de sus cenizas. 

La presentación del chico rudo no fue una de sus mejores. Es mejor que siga siendo solo Nial Gandarilla.