En este momento el cruceño Nelson Gutiérrez es el modelo masculino más exitoso de Bolivia. Desde Chichito Padilla y Ario Freire que no se daba esa figura. Conocelo

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28 de abril de 2018, 18:55 PM
28 de abril de 2018, 18:55 PM

Un rayo. Eso es. Cae de pronto y su descarga se dispersa. Pero hace ocho años Nelson Gutiérrez Cuéllar no lo era. Su cabello lucía largo, no tenía mucha musculatura, su timidez siempre salía a flote y se sonrojaba de nada, ¡hasta era vergonzoso para hablarle a una chica! La televisión y el modelaje jugaron a su favor, lo cambiaron y rompió el cascarón.

De ‘chico Rayo’ a ‘chico reality’
Esa vez tenía 19 años. “Acompañame al casting de Cotas”, le pidió un amigo. Y él accedió. Llegaron. Una fila larga abarrotaba el lugar. Nelson se sentó y por ratos ya estaba cansado de oír la misma frase: “Hola, soy Rayo y... tengo el mejor internet...”. Cuando su amigo terminó de grabar una mujer se le acercó y le dijo que se animara a probar suerte. No tenía que repasar nada, ya se sabía el texto. Se paró ante la cámara y habló. 


Al otro día lo llamaron. Volvió a grabar y avanzó a la siguiente fase. Su suerte se debatía entre él y otro jovencito. Fue él. De la noche a la mañana su rostro llenó la pantalla chica, las vallas publicitarias y los diarios. En ese entonces no había ni Facebook ni WhatsApp ni Instagram ni Snapchat. Quizá también los hubiera invadido.

Se desnudó por completo para la nota de EL DEBER 


La fama le cayó como un rayo. Y eso le ayudó a sacudirse de la timidez que no dejaba salir al verdadero Nelson. Durante dos años fue ‘chico Rayo’ y en 2010 saltó al modelaje. Su mentor fue el coreógrafo brasileño Ronaldo Wellington. A él le debe mucho y le guarda infinitos agradecimientos. Sigue siendo parte de su staff, a su lado estudió modelaje y consiguió su certificado, que no es un papel cualquiera. Es, para Nelson, su apreciado diamante.

Carismático y mediático. Nelson tiene 28 años y mide 1,87


La vida siguió siendo generosa. Gustó como modelo y llegaron más campañas publicitarias. La televisión le hizo un ojito y se dejó embrujar con ella. Se paseó por los ‘platós’ de Esto es Guerra, Bailando por un Sueño y Juga2; ahora está en Yingo, la nueva apuesta de la Red Uno. Y se convirtió en el ‘chico de los realitis shows’.

Nelson es modelo de pasarela, figura televisiva e instructor de calistenia.
Realiza campañas publicitarias para TV y ha sido imagen de varias empresas. Está en su mejor momento físicamente y laboralmente


Hace dos años comenzó a practicar calistenia y hoy es instructor oficial de esta práctica deportiva junto a Carlos Serrano y ‘Leo’ Velarde. Ahora vive de la ‘caja boba’, la actividad física, la publicidad, la fotografía y las pasarelas, aunque esta última es ingrata, porque a veces puede ganar 1.000 dólares y en otras, apenas 200.

Dice que el desnudo que realiza es artístico y estrictamente dentro de su línea de trabajo. Revela que recibió propuestas indecentes de hombres y mujeres, de conocidos y desconocidos, con un buen monto de dinero de por medio, pero no aceptó ninguna de ellas

 

Del amor y otras confesiones
Esta vez tiene 28. Se encuentra en su mejor momento. Su desempeño, su entrega, su responsabilidad, su increíble estado físico, su tamaño (1,87) y su carisma lo han convertido en el modelo masculino del momento en todo Bolivia. Antes, mucho antes, jamás se le hubiera pasado por la cabeza haber llegado a esto. No todo es una taza de leche. Si bien es exitoso como maniquí y figura televisiva, no tiene esa suerte en el amor. 


Es enamoradizo, lo confiesa. Su corazón latió a mil por tres mujeres, también mediáticas, Yuvinka Velarde, la paraguaya Marcia Franco y Lorena Alves. Sí, dio todo por ellas. Con Yuvinka estuvo tres años, con Marcia solo nueve meses y con Lorena pasó por dos etapas, ambas cortas.


Revela: no fue infiel con ninguna. Y hasta lo puede jurar. Las respetó, les dio su lugar y ofreció todo sus buenos sentimientos. Entonces, ¿qué pasó? Quiso mucho a Yuvinka, aprendió mucho de Marcia y se entendió muy bien con Lorena. De pronto el carácter intenso de una mujer repelía con el suyo y dinamitaba las relaciones. Así que cuando sentía que el peligro se aproximaba, prefería terminar y quedar como amigo con ellas. Niega ser el típico picarón de la pantalla: “No soy el picaflor que todos creen”. Más por el contrario se declara tranquilo, respetuoso y transparente. 


Va frontal: “Con Marcia (Franco) la relación se fue desgastando. Ella tenía su carácter y yo también. No me gusta que quieran tener el control sobre mí. Indirectamente ella quería eso, tener el poder”. Y continúa: “Marcia tenía mucha mala fama, pero yo me quedé con una muy buena imagen de ella. Aprendí mucho. Me ayudó a ser una persona independiente, empecé a valorar más los gastos porque veía cómo ella tenía que distribuir su dinero y hacer alcanzar para todo”.


Con Lorena tuvo dos etapas antes y después de Marcia. Explica que en la primera las cosas no funcionaron y después volvieron porque conversaron de nuevo. En un par de días, terminaron. Asegura que nada de sus líos sentimentales fueron armados para la TV. Jamás se prestaría para un juego mediático. Y cree que la producción tampoco le pediría eso porque él es un chico con principios. Y ¿hay shows? “No lo sé. No soy la persona adecuada para hablar de eso”, responde. 

 

Enfrenta tus problemas como si fueras un saiyajin ����

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Redes sociales, desnudos
Siempre lee lo que se escribe en las redes sociales. Dice que hay gente que habla mal de él y se pregunta: “Si no les gusta lo que hago, ¿por qué le dan ‘me gusta’ a mi página y me siguen para criticarme? No lo entiendo”. 


Antes le afectaba, hoy ya no. Se armó con un caparazón gigante y ha podido desenvolverse con apoyo y críticas de los cibernautas. “Si empiezo a torturarme con eso, no seré feliz. Lo que entra por un oído, sale por el otro. Siempre habrá gente que te deseará el mal”. 


Cree que un reality tiene cosas malas y buenas: “Es un formato de entretenimiento y se puede aprender de las cosas que se ven en la pantalla. Quizá lo malo son las polémicas, las infidelidades y la exposición de la mujer y del hombre...”. Nelson ya perdió toda la privacidad. Fue el precio que tuvo que pagar para seguir.


En su momento su familia y sus amigos se escandalizaban cuando lo veían desnudo en una foto. Hoy lo comprenden. Y si bien ha mostrado mucha piel, él cree que no se trata simplemente de sacarse la polera y dejarse retratar como Adán en el Edén. Se trata de “algo” artístico, con un toque de profesionalismo. No lo conduce hacia la vulgaridad y jamás lo ha hecho por otra cosa que no fuera estrictamente trabajo.


Otra confesión: sí recibió propuestas indecentes de hombres y mujeres, de conocidos y desconocidos, con una buena cantidad de platita de por medio. Muchos le mandaron un WhatsApp para pedirle sexo y otros le solicitaron que se convierta en stripper por una noche. No accedió a nada.


Él sabe cuál es su brújula. En consecuente con ello. Y aclara: “Un desnudo no cambia el Nelson tranquilo, el ‘Nelsito’ de mamá, sigo siendo su niño y también será el ‘chico Rayo’ hasta que me muera, eso se lo tengo que contar a mis dos hijos...”.


Dijo ¿hijos? Sí. En dos años quiere llegar al altar y procrear dos, un hombrecito y una mujercita. Al varón le pondrá Nelson para seguir con la tradición familiar. Pero lo combinará con otro nombre, aún no sabe cuál.


Cuando se vaya de luna de miel viajará a una isla en el último confín del mapamundi, sin redes sociales, sin paparazzis, sin que nadie ni nada invada su privacidad, “...donde las fotos no se queden en un celular o en los libros, sino en la mente de mi amada y la mía”.


Después volverá y seguirá siendo él. Si le dan la oportunidad, quiere conducir un programa de entretenimiento u otro formato, porque “no es lo mismo conducir que participar”. Si eso sucede, no se jubilará jamás de la TV, sino seguirá dedicándose a la calistenia y abrirá su propio gimnasio. 


Más confesiones: si se decide, dejará todo en Bolivia y aceptará una propuesta de México para modelar y aprender actuación. Es muy difícil saber si lo hará, “pero el que no arriesga, no gana”.


¿Libertad de género?
Muchas veces le tocó vestirse de mujer para un personaje de la televisión y le llovieron las burlas de sus amigos. Pero no se dejó afectar por eso y no le incomoda. “Que me vista de mujer no quiere decir que vaya a afectar mi masculinidad o que me vaya a hacer gay. Puedo verme como la más nena del mundo, pero me saco la ropa, salgo a la calle y soy el Nelson Gutiérrez que todos conocen”, desafía.


“Somos libres de hacer lo que queramos. Tengo amigos gais y son buenas personas. Una cosa no tiene nada que ver con la otra. Antes te gritaban: ‘gay’ y te pegaban. Hoy hay más apertura. Para mí ser marica es un heterosexual que golpea a su pareja”.


“No puedo decir si estoy de acuerdo con el matrimonio gay y la adopción de bebés para una pareja del mismo sexo. Hay un Dios que se encargará de juzgarnos. Hay gais de nacimiento, otros que se hicieron por abuso sexual; antes de criticar deberíamos conocerlos”, dice. Suena el celular. Debe irse. Por la noche se sacará la ropa, mostrará sus abdominales de acero y detendrá el tiempo. Eso, de posar, de sonreír, de hablar en la TV, es lo suyo. Siempre lo fue.