Hace un balance. Sin reparos, habla de los momentos más felices y difíciles de su reinado carnavalero. Reconoce que la agenda es fuerte y que le dolió que no transmitan su coronación

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5 de marzo de 2017, 10:14 AM
5 de marzo de 2017, 10:14 AM

Se encuentra en España, sigue carnavaleando con los residentes bolivianos, y continuará haciéndolo en abril y en mayo en Estados Unidos, y posiblemente en Suiza. Pero como la fiesta acabó en Santa Cruz, después de seis meses, la reina de la mojazón, Pamela Justiniano, da una mirada a esta experiencia que, aunque la dejó con tres kilos más, menos cabello, con algunas bolas, ‘carachas’ en la cabeza y problemas en la columna, fue más satisfactoria que dolorosa. A los 29, la soberana con más años de la fiesta grande se enorgullece de que nunca fue internada y de que la edad no tiene nada que ver con la alegría.  


¿Qué tal los seis meses?
Cambiaron mi vida, la pasé hermoso y saqué provecho a todo. Aprendí a ver más la esencia del Carnaval, los niños aman a la reina, las personas aman a su pueblo y luchan por dar un bonito espectáculo.


¿Es difícil reinar?
Nunca me enfermé, asistimos a 250 eventos y es histórico. Tuve predisposición, he sido el motor para arrearlos, se notaba la sinergia con los Chabacos y cuando había algo que no me gustaba se los decía, no me callaba.


¿Es muy fuerte la agenda?
Es fuerte, tiene que ser una mujer fuerte, con criterio; te dan palo, la gente habla porque tiene boca y no saben del esfuerzo. Se te cae el pelo por el estrés y por los tocados, te salen ‘carachas’ y bolas en la cabeza, yo estaba sensible a las porteñas. No quiero ver el spray, duelen los brazos, la cadera y, de los pies, ni qué se diga.


¿Cómo cuidabas tus pies ante el abuso de los tacos?
Llegaba a mi casa y, sonámbula, los ponía en agua caliente con sal y manzanilla.


¿Es cierto que tenés secuelas en la columna?
Se me juntaron la última y la penúltima vértebra por el peso, porque en las tres primeras precas eran pesados mis trajes, más de 20 kilos. Soy ‘chiva’ y saltaba, la gente me decía “no brinqués tanto, bailá”, pero me emocionaba y parecía un canguro.


¿Horas en el salón?
Todo el día, era impresionante. Me levantaba cinco y media de la mañana, iba al salón para visitar a los medios de comunicación. Pasaba mañana, tarde y noche; a veces hacía la siesta ahí para no ir a mi casa.


¿No es una botadera de plata el Carnaval?
Es el trabajo y el sacrificio de auspiciadores, en este caso de Paceña, de otros patrocinadores y de los comparseros que gastan su plata en la alegría. Así como invertís en ir de viaje, también lo hacés en tu tradición y podés decir: "gasto mi plata porque me siento orgulloso de mi Carnaval cruceño y quiero que cada vez sea más bonito para que el mundo lo conozca”.


¿Y la borrachera?
Está todo el año y depende de las personas. Hay un Carnaval de tres días para divertirse, mojarse y cada uno, si se controla con el alcohol, disfruta plenamente. Nadie obliga a tomar.


¿Cómo lidiás con borrachos y ‘catarros’?
Sé lidiar con todo tipo de personas y sé zafarme con educación y sutileza de la gente que está pasada de copas o que se quiere propasar. Sé olerlos.


¿Hay propuestas feas?
La verdad es que cuando me quieren abrazar muy fuerte tengo a mi guardaespaldas que se llama Abigail, les saca la mano y las pone en mi hombro.


El Carnaval es caro. ¿No lo vuelve muy frágil que dependa de un gran auspiciador?
Es una fiesta cara y Paceña es el mayor auspiciador. No pasará nada porque la gente consume cerveza, se gana con esta fiesta y ellos retribuyen con un aporte cultural.


¿Qué pide un auspiciador?
Que utilice más rojo y me quedaba bonito. Por respeto no podés salir con otra cerveza. Son muchos parámetros los que una comparsa debe cuidar. El problema de Aldo Peña con los Chabacos fue porque él quería un grupo que no era Creatilokos y nosotros trabajamos con ellos. Es un tema de gratitud con quien te apoya. Estoy agradecida con Paceña porque realmente respalda el Carnaval.


¿Tuviste problemas de protagonismo con alguien?
Con nadie. Cada quien tiene lo suyo, pero nunca hay que compararse con la reina del Carnaval, es otro nivel.

Eso puede sonar soberbio
No es soberbia, para ser reina del Carnaval tenés detrás a un auspiciador de la magnitud de Paceña. Por más que una comparsa tenga plata, no puede gastar como una comparsa coronadora, me voy por ese lado, no porque Pamela esté por encima. Por ejemplo, este año he cambiado más de 200 vestidos, todos prestados; si Pamela hubiera querido gastar esa plata, no hubiera podido. 


¿Qué pensás de Oriana?
Es alegre y tiene muchos seguidores entre los niños.


¿Qué tal los Chabacos?
Una familia y aquí está la prueba (muestra su dedo), el anillo de compromiso que me entregaron con lágrimas en el aniversario 28 de la comparsa. Me dijeron que era su sueño coronar y que yo estaba realizando ese sueño. Fue como un matrimonio, peleamos, pero nunca nos divorciamos. Cuando me enojaba con ellos les decía “estamos en camas separadas”, pero sin ellos yo nunca hubiera sido reina. Las mujeres me quieren. 

Los Chabacos estuvieron incansables. Los coronadores 2017 dieron la vuelta por los espacios del centro, visitando a los comparseros. Pamela Justiniano recibió un montón de abrazos y halagos. Fotos: Gabriel Vázquez
Los Chabacos estuvieron incansables. Los coronadores 2017 dieron la vuelta por los espacios del centro, visitando a los comparseros. Pamela Justiniano recibió un montón de abrazos y halagos. Fotos: Gabriel Vázquez


¿No estaban celosas?
No me conocían, de parte de algunas había distancia, hay que reconocerlo, pero después fue muy bonito. 


¿Qué ocasiona las peleas?
Los eventos porque son muchos, el estrés, el agotamiento. Hay que vivirlo y no existe un manual que diga cómo coronar.


¿Cómo te trató la prensa?
Excelente, tuve buena cobertura, me catalogaron como la más sociable de todas las reinas. Me codeo con la prensa, son mis amigos, he trabajado en TV y conozco su trabajo, son colegas.


¿Por qué la seguridad?
Antes no quise tener guardias porque eran una barrera entre el pueblo y yo. Pero desde enero me cuidaban una mujer y tres hombres porque la gente no se controla y hay mucho exceso. No solo cuidaban de mí, sino de toda la comparsa. 


¿Tendrás trabajo cuando acabe todo?
No me han botado todavía (risas). Volveré de mi viaje de 17 días en España y después, el 8 de abril, iré con Reyes Seleme al Carnaval de Washington, y el 20 de mayo me voy a Los Ángeles. Estaré yendo y volviendo.


¿Subiste tu ‘caché’ como modelo?
Cuando sos niña no soñás con ser famosa ni subir tu ‘caché’. Querés ser la reina con traje de princesa en un carro de ensueño, saludar a todos y transmitir alegría. Después ya ves todos los pros y contras.

 
¿Mejoró tu economía?
Después de ser reina seguro la gente quiere trabajar con vos porque estás vigente, pero tuve buenos contratos cuando fui miss Bolivia Internacional y con Corimexo. Obviamente subirá el ‘caché’, pero lo último en lo que pensás es en plata. Soñaba con esto, estaba preparada y la prueba es que nunca me enfermé, aunque la gente me juzgaba por la edad, decían “es vieja”.


¿Te molestó eso?
No, sabía que demostraría quién es Pamela. Es como Oriana Arredondo, me comparan con ella y no me molesta porque cuando una mujer es segura, no pasa nada.


¿Hay que cambiar el chip en Santa Cruz?
Es el chip y hay que acostumbrarse a escuchar eso. Lamentablemente es así, pero mi mentalidad es otra, a mi edad una mujer empieza a vivir. Hasta mi papá tiene ese chip; si fuera por él me hubiera casado a los 20. Creo que a los 35 años es cuando ya podés decir estoy preparada.


¿Hay miserias y negociados en Carnaval?
Ojalá que no sea así, me gustaría que gane la comparsa con más mérito, pero esto es como la política, hay que hacer una campaña grande.
En la política hay trapitos sucios...
En esto igual.


¿Tenés favorito entre los aspirantes a coronar?
No, me agradan los tres. Veo más organizados a los Cambas Holgazanes; los Piltrafas me gustaría que ganen porque están aspirando a coronar ya por dos años consecutivos; y veo el esfuerzo y el empeño de los Vagabundos. Quiero que gane el mejor.


No transmitieron tu coronación.
Me dolió en el alma y me dolerá siempre. Eran 40.000 personas, y yo primera reina coronada en el cambódromo. Es un tema de plata, los canales no quieren poner y los comparseros no quieren dar el brazo a torcer y hacerlo gratis. Esto debería ir más allá de la economía, es tradición y, si te sentís orgulloso, transmitíla. Los canales deberían apoyar

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