Sociales
ENTREVISTA
“Pedí a Dios una segunda oportunidad, y me la dio”
Historia. Recuperado, Mario Cronenbold confiesa sus temores. Quiere que sus hijos sean trabajadores
“Llegué a pensar que me iba, que no vería más a mi familia, a mis hijos, y eso me dolía. Le pedí a Dios una segunda oportunidad, y me la dio”, cuenta Mario Cronenbold Aponte (45), el alcalde de Warnes, recordando que el 23 de enero de este año fue operado en Brasil, para extirparle un tumor del cerebro.
A partir de ese hecho dice que todo cambió para él, que tiene otra percepción de la vida. “Ahora valoro más a mi familia, ellos son lo más importante”, manifiesta. Y prueba de ello es la relación que tiene con su primogénito, Bruno Cronenbold Aguirre (18), que acaba de graduarse de bachiller.
El momento más difícil
Mario, una persona a la que normalmente se lo ve riendo, se pone serio y cuenta el drama que vivió por su salud. Nunca tuvo una enfermedad. Estaba de vacaciones en Brasil y de un momento a otro se desmayó. Fue llevado a una clínica donde le diagnosticaron un tumor en el cerebro.
Le dijeron que debían operarlo de inmediato, que había un 50% de posibilidades de que todo salga bien, y otro 50% de que no. Él aceptó y se encomendó a Dios, le pidió que le diera otra oportunidad de vida. Lo intervinieron quirúrgicamente y salió bien. “Cuando abrí los ojos, después de nueve horas de operación, lo primero que hice fue agradecerle al Señor. Ese martes 23 de enero volví a nacer”, asegura.
Volvió a Santa Cruz
Después de la operación en San Pablo regresó a Santa Cruz. Tuvo una pequeña secuela, tiene visión lateral derecha baja, lo que le imposibilita tener una visión general. “Eso es nada. Mi vida estuvo en alto riesgo. Me han dicho que puedo mejorar”, indica.
Con 38 grapas en la cabeza, decidió cumplir sus promesas. Se reunió con algunas personas, entre ellos adversarios políticos, a quienes les pidió disculpas por el daño que les pudo haber hecho.
A su esposa Inés Gutiérrez y a sus hijos Bruno (18), Andrés (10), Leonardo (7) y María Inés (5), les dijo que eran su mayor tesoro y que quería estar más tiempo a su lado. “Y es que no se sabe qué pasará mañana. Cuando me preguntan: ‘¿Cuál es el mejor día de mi vida?’ Yo digo: ‘Hoy, porque no sé si estaré mañana’”.
Todos los fines de semana los pasa junto a su familia. Deja todo por ellos, desde asuntos laborales hasta políticos. Pero su padecimiento no concluyó. Al poco tiempo de regresar a Santa Cruz su herida se infectó y tuvo que volver a Brasil. Lo volvieron a operar y nuevamente salió bien.
“Dios me dio otra oportunidad y ello significa que debo mantener rectitud en mi accionar, como padre, como hombre y como servidor público”, expresa.
Su vida pública
Es alcalde de Warnes desde 2011 y quiere que ese municipio sea el más próspero del país. Tiene planeado postularse para una gestión más, es decir hasta 2025.
“Después me retiraré de la política, no optaré para ningún cargo más ni provincial ni departamental ni nacional”, adelanta.
Desea dedicarse a su familia. Ha trabajado “bastante” y cree que llegó el momento de retirarse a descansar.
Con su hijo mayor
Bruno Cronenbold Aguirre, su primogénito, egresó este año de bachiller. Tiene 18 años. Estudió en el colegio Néstor Paz Zamora de la capital cruceña, es sencillo. Su padre le propuso cambiarse a otro centro educativo, pero él no quiso. “¿Para qué? Cuando uno quiere estudiar, lo hace donde sea, además ahí están mis amigos”, expresa Bruno.
Mario es alto. Mide 1,83. Su hijo también, pero tiene un centímetro menos. Se transporta en micro. Entrará a Administración de Empresas en la Utepsa. Ya empezó a trabajar en la empresa de su padre, Lavado Express, donde es un funcionario más, sin ningún ‘privilegio’.
Mario relata: “A mis hijos les enseño a pescar, no les doy el pescado”. Hace referencia a que deben trabajar y edificar su futuro con sus propias manos. Y Bruno está de acuerdo. Algún día él podrá manejar esa empresa y la debe conocer muy bien.
En cuanto a la política, el alcalde de Warnes expresó categóricamente que no desea que sus hijos incursionen en ella, pues es una actividad muy ingrata. “Quiero que ellos (sus hijos) sean exitosos, por eso les facilito todo, pero deben esforzarse para alcanzar sus sueños”, señala Mario Cronenbold, contando que él se graduó en Marketing y Publicidad gracias a una beca que obtuvo al integrar el cuerpo de baile de la Utepsa. Allí bailaba saya. Ahora ya dejó de danzar, pero siempre se lo vio saltando en la televisión.
Vuelve a repetir que Dios le dio otra oportunidad. Y que no la va a desperdiciar.