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27 de noviembre de 2017, 0:00 AM
27 de noviembre de 2017, 0:00 AM

En poquísimo tiempo ante los flashes, Sara Peters, más conocida como la exmenonita, ha tenido bastante trabajo en modelaje.

Primero estuvo en la Expocruz con Las Lomas, luego en la Feria Vidas, en el Día de la Tradición de Aiquile, en las ferias de Sucre y de Oruro, trabajando con Nibol y en la muestra comercial de Beni.

Cada centavo ganado por Sara  estaba predestinado, en el más completo silencio, a una causa noble: recibir a su madre, Katharina Peters, con una casa completamente remodelada en la comunidad Villa Nueva, en Pailón.

Hacía siete meses que no se veían, cuando Katharina se fue a Canadá, llevada por sus otros hijos, con el objetivo de ‘evaporar’ la tristeza a punta de distancia, luego de perder a su esposo por un implacable cáncer.

Sara se las dio de arquitecta, ella misma diseñó el plano de la casa que quería. Tumbó las divisiones internas, replanteó la distribución de los espacios, pintó todo con el apoyo de Coral, cambió el piso, rehízo el baño y renovó mobiliario para que su madre no tenga opción de recordar el pasado.

La decisión le costó sacrificar su asistencia a la boda de su hermano en Canadá y a un concurso en la India, con Tiens. Pero el abrazo de su madre, que ahora se queda con ella, es la mejor paga.

Interiores. Ella misma hizo el plano para remodelar los ambientes internos. Cambió los muebles también y pintó su hogar con el apoyo de Coral
Reunidos. Sara con su madre, Katharina; su hermano, Cornelius; su cuñada y sus sobrinos, que también llegaron de Canadá
Emociones a mil. Sara le dio un hermoso recibimiento a su progenitora.
La fachada. La humilde vivienda de la exmenonita en la comunidad Villa Nueva, en Pailón, con el piso completamente cambiado
Como en los viejos tiempos. Sara y Katharina Peters, juntas otra vez después de siete meses, de muchos sacrificios y de metas claras