El publicista de modas Carlos Hugo Valdés opina sobre el Bolivia Moda

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14 de mayo de 2019, 17:03 PM
14 de mayo de 2019, 17:03 PM

En un universo repleto de 'fashion lovers', ávidos de propuestas originales que los haga sentirse parte de todas las grandes causas que unen a la humanidad, la mayor plataforma de la moda boliviana lanzó al mundo las potentes colecciones de Vivi Mercado y Alma, cuyos originales temas fueron estratégicamente abarcados desde las macrotendencias que comprometen a la moda con el momento histórico que vivimos, el empoderamiento femenino, el retorno a los orígenes a través de la moda sustentable hasta la moda denuncia…  transformándose en el más rotundo 'I' am', del BoMo invierno 2019-

El niño mimado de la moda hizo su retorno triunfal, con Taquicardia, colección creada junto a su socio Marco Arzabe que, a través de una mirada nostálgica al son del taquirari, rescataron al tipoy de las horas cívicas y lo despojaron de su estética sencilla para estilizarlo al punto de reasignarle un nuevo espacio, transportando la pasarela a una 'exclusive-fashion-party' del futuro y convirtiendo a las magnificas en 'fresh & modern celebrities', a través de etéreos y sensuales looks ornamentados con románticos, pero empoderadores volados en caprichosas asimetrías. La original y asombrosa colección de Alma inició con tonos pasteles que fueron encendiéndose hasta llegar a los neones, tal cual las emociones que nos provoca el taquirari: ternura, tristeza y furia.

Vivi Mercado volvió a encantarnos con sus propuestas tan originales e inesperadas, con un alto contenido de Denuncia. La cochala, a través de su colección Narcoestado, con un touch irónico y divertido, dio un magnifico giro al derroche y exceso de brillos, y outfits de las clases sociales emergentes, a los cuales aportó un toque inspirador estilístico asombroso, dejando intacta su esencia, en prendas desenfadadas con mezclas eclécticas, que contrastaban prendas urbanas noventeras, las empoderadoras hombreras de los 80, adornadas con charreteras y canelones. También estuvieron presentes los legendarios bordados hechos a mano con motivos folk y en colores destacaron: el verde militar y el verde olivo haciendo referencia a un estado militarizado combinados estampados, camuflados, animal print y las telas de lentejuelas.  

Con el humor ácido que los caracteriza los Papingo Maminga se inspiraron en uno de los sentimientos más apasionados y descontrolados que nos invade cuando el amor se termina: el despecho, que fue el 'leitmotiv' de Rata de dos patas, en el que existe una genial y bien pensada fusión de contrastes, la moldería en un solo look, oposición de texturas y colores, rematado con un choque frontal de siluetas entre lo femenenino en contra posición de lo masculino, en referencia al corazón partido en dos, una colección para hombres y mujeres que quieren marcar presencia.

Bajo la mirada criollo-europea de las hermanas Van Diemen, sus cosmopolitas y esenciales mujeres transformaron la pasarela en una exposición de arte, con lienzos que plasman en Tunari resonante el idilio entre el apacible y colorido Tunari, con la encantadoramente dinámica urbe cochabambina, a través de la fascinante policromía en otoñales verdes, naranja, café, rojo y amarillo. Todo eso en tejidos de fibras naturales de alpaca y algodón pima, con bordados de formas andinas geométricas. Asarti tuvo un 'refresh' a través de la inclusión de prendas deportivas y bordados florales, que potenció su propuesta haciéndola más versátil, a través del diálogo entre el legendario handmade y el urbano & cool athleisure.

Cuando flotaron por la pasarela las románticas y finas damas de Alejandra Moreno bañadas por una brillante lluvia de lentejuelas, el tiempo se detuvo, tal cual sucede cuando caen apaciblemente las flores del toborochi frente a nuestros ojos, las delicadas doncellas iban vestidas en suaves rosas, beige y dorado, presentes en la flor del emblemático árbol cruceño que da nombre a la colecciónn Testimonio a través de la que la diseñadora realizó la protesta más conmovedora del BoMo sobre el padecimiento contínuo de los toborochis por sobrevivir en la cruda urbe cruceña.