Por tradición, es mal visto que se tenga una bebé mujer y prefieren notablemente que el que venga en camino sea un varón. En otros casos prefieren interrumpir el embarazo

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10 de enero de 2017, 12:36 PM
10 de enero de 2017, 12:36 PM

Como muchas armenias, Ani Kirakosyan teme quedarse embarazada porque si la ecografía muestra que su futuro hijo es una niña posiblemente el entorno familiar la presione para que aborte.

"Mis familiares me consolaron cuando di a luz a mi primera hija", recuerda Ani, de 27 años, residente en la capital, Ereván. "Pero cuando mi segunda hija nació, mi suegra me dijo que no debía tener más. Que debía terminar por dar un hijo a mi marido", agrega. 

En esta exrepública soviética del Cáucaso, donde el apego a los valores tradicionales sigue siendo fuerte, muchos hogares prefieren tener un hijo. A tal punto que Armenia tiene la tercera tasa más alta de abortos selectivos de feto en el mundo, una cifra que aumentó drásticamente desde la disolución de la Unión Soviética. 

El Fondo de Población de Naciones Unidas (FPNU) registró una media de 114 nacimientos de niños por cada 100 niñas en 2012, mientras que la norma "natural" es de 102 a 106 niños. Según la organización, los abortos selectivos motivados por el sexo del bebé son particularmente frecuentes a partir del segundo hijo y representan 1.400 interrupciones del embarazo cada año.

"Dentro de diez o veinte años, estaremos frente a un déficit de mujeres lo que, combinado con un declive dramático de la tasa de natalidad, conducirá a una crisis demográfica seria", advirtió preocupado Garik Hairapetian, representante de Armenia en el FPNU. 

"De aquí a 2060, 100.000 madres potenciales no nacerán en Armenia. Nos habremos convertido en una sociedad de hombres solteros", agregó. Armenia sólo tiene por delante a China, que puso fin a su política del hijo único el año pasado, y por su vecino Azerbaiyán, donde el 53% de los recién nacidos eran niños en el primer trimestre de 2016, según cifras oficiales. 

  
   Abortos ilegales 
  

Como ya ocurría en la época soviética, el aborto sigue siendo el principal método de control de natalidad de Armenia, donde la práctica es gratuita en los hospitales públicos

Los diputados armenios aprobaron este verano una ley destinada a invertir esta tendencia, obligando a los médicos a preguntar a las mujeres que deseen abortar sobre sus razones, y a rechazar el aborto si éste se debe al sexo del feto

Las ONG armenias que defienden los derechos de las mujeres criticaron estas medidas y afirmaron que éstas sólo fomentarán abortos ilegales y peligrosos. "Si restringimos los abortos legales, habrá más abortos clandestinos y una tasa de mortalidad femenina más importante", destacó Anouch Poghossian, del Centro de Recursos para las Mujeres. 

Según Poghossian, "si hombres y mujeres tuvieran las mismas oportunidades, si las mujeres pudieran tanto éxito y ser tan independientes financieramente como los hombres, ningún padre tendría que elegir entre tener un chico o una chica".