Ximena Velez-Liendo ha convertido sus trabajos de investigación por los osos, en una gran pasión que ahora la lleva a figurar internacionalmente, por ser una de las finalistas de los Whitley

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8 de abril de 2017, 19:26 PM
8 de abril de 2017, 19:26 PM

Cuando se habla de osos la mayoría de las personas les temen, pero la bióloga boliviana Ximena Velez-Liendo tiene por ellos tal pasión que sus investigaciones para promover su conservación ahora le ha valido un reconocimiento internacional.

Su proyecto "Conservación a través de la coexistencia: osos andinos y gente" se encuentra entre los seis finalistas de los galardones británicos Whitley, considerado como un "Oscar" verde para premiar a quienes promueven la conservación de la naturaleza.

El interés de Velez-Liendo por estos animales comenzó en 1999 cuando por primera vez vio un oso en estado silvestre al realizar su tesis en el Parque Nacional Carrasco en Cochabamba. "Era la primera vez que estaba en el campo y la primera vez que vi a un oso. Ese fue y es el recuerdo más lindo que tengo hasta ahora", dijo la bióloga.

Después de terminar sus estudios de biología en Cochabamba, hizo una maestría en Inglaterra, un doctorado en Bélgica y un postdoctorado en Bolivia logrando especializarse en osos andinos. La especie es conocida en Bolivia como Jucumari u oso de anteojos por su pelaje pardo o blanco alrededor de los ojos y vive además en Los Andes tropicales de Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú.

Es la única especie de oso que vive en Suramérica y está categorizado como vulnerable a la extinción a nivel nacional y mundial por la reducción de su población. Los osos son solitarios y algo misteriosos porque muy pocas veces se dejan ver con las personas, pero el cambio climático ha generado que la cantidad y calidad de alimento que puedan conseguir en los bosques no sea la misma y buscan comida cerca de las comunidades.

"Si los bosques no están produciendo suficiente alimento a causa del cambio climático, entonces los osos se ven forzados a buscar fuera de este y por lo general es ahí donde el conflicto con las comunidades aledañas comienza", explicó la bióloga. Los osos andinos se alimentan de plantas, frutas y mamíferos, aves e insectos y pueden atacar ganado de las comunidades, lo que produce que las personas, por miedo, los maten.

Velez-Liendo realizó una evaluación en 2011 en la región sureña de Tarija donde determinó que comunidades pobres sufrían la pérdida de su ganado a causa de los osos andinos, por lo que se planteó poner en marcha un plan para investigar y promover la coexistencia.

En 2016 comenzó a ejecutarse el proyecto en el municipio de San Lorenzo, en la ciudad de Tarija, con la ayuda de la ONG local Prometa, la universidad de Oxford y el zoológico de Chester del Reino Unido, que apoyan proyectos para trabajar en el conflicto entre personas con la vida silvestre. "Lo que el proyecto está haciendo es evaluar el nivel de conflicto, cuánto ganado pierde la gente y en base al análisis determinamos formas de reducción", destacó Velez-Liendo.

Después de conocer las percepciones y actitudes de los comunarios hacia los osos, el equipo de investigación les da ideas para el mejor manejo del ganado como también otras alternativas económicas y así lograr la preservación de los osos andinos. "La gente sabe la importancia de tener estos animales y eso repercute en las actitudes que tienen hacia la biodiversidad de sus regiones", manifestó Velez-Liendo.

Además, la bióloga realiza por primera vez un estudio poblacional de osos andinos en la región sur de Bolivia para conocer su número, el área de ocupación y las formas de migración de estos animales. Para este trabajo se usan trampas con cámara que se activan cuando un animal pasa enfrente, con el propósito de tener un estimado de la población de osos andinos que viven en el lugar.

Este trabajo estará concluido en tres años. Según la experta, un estudio de 2010, realizado por otros investigadores, calcula que en el país existen al menos 3.000 osos adultos, pero con la nueva evaluación tendrá más datos más certeros.

La bióloga está muy honrada de que su proyecto haya sido elegido entre 169 para ser parte de los seis finalistas de los premios Whitley, pero lo considera un