El alto grado de sensibilidad de FAST ayudará "a buscar vida inteligente fuera de nuestra galaxia", según señalan las autoridades asiáticas

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25 de septiembre de 2016, 9:41 AM
25 de septiembre de 2016, 9:41 AM

El radiotelescopio más grande del mundo empezó a funcionar el domingo en el suroeste de China, en el marco de un descomunal proyecto cuyo objetivo es, según Pekín, detectar vida inteligente extraterrestre.

Llamado por los científicos "Five-hundred-metre Aperture Spherical Radio Telescope" (FAST), el telescopio se puso en marcha hacia el mediodía del domingo, anunció la agencia de noticias china.

El FAST, que presenta una apertura esférica de 500 metros de diámetro, cubre una superficie equivalente a 30 campos de fútbol, y está instalado en una zona rural de la provincia de Guizhou (suroeste), entre tres colinas kársticas.

La instalación, cuya construcción empezó en marzo de 2011,
costó 1.200 millones de yuanes (180 millones de dólares) y supera claramente en tamaño al radiotelescopio estadounidense de Arecibo, situado en Puerto Rico, que tiene un diámetro de 305 metros.

El director general de la Sociedad China de Astronomía, Wu Xiangping, declaró el año pasado a la agencia de noticias china que el alto grado de sensibilidad de FAST iba a "ayudar a buscar vida inteligente fuera de nuestra galaxia".

Ampliará los campos de investigación

El radiotelescopio se empleará en analizar ondas de radio procedentes del espacio para ayudar en la comprensión de los orígenes y la formación del universo, pero también en la búsqueda de posible vida extraterrestre.

Zheng Yong-Chun, científico del Observatorio Astronómico Nacional de la Academia China de Ciencias, explicó a Efe que probablemente harán falta algunos meses para ajustar el complejo sistema de equipamiento e instrumentos de la instalación.

Zheng destacó el gran valor del FAST para la investigación que ayude a entender los orígenes y la formación del universo, aunque "también vamos a usar el radiotelescopio para buscar señales de vida" extraterrestre.

Este científico asegura que el nuevo radiotelescopio permite "desarrollar muchos campos de investigación" en diferentes áreas de la astrofísica.

Qian Lei, otro investigador espacial la Academia Nacional de Ciencias, resumió que "el objetivo final del FAST es descubrir las leyes del universo y las leyes de la formación, evolución y movimientos de los cuerpos celestiales".

"Si existen civilizaciones extraterrestres, en principio las señales de sus comunicaciones pueden ser similares a las que recibimos de los pulsares" (estrellas de neutrones que emiten radiaciones electromagnéticas de forma periódica), añadió Qian en declaraciones a la televisión estatal china CCTV.

Silencio en los alrededores

Para la construcción fue necesario desalojar a 9.000 residentes de la zona, lo que costó otros 1.800 millones de yuanes (270 millones de dólares)

Además, las población que ha quedado en sus alrededores tienen limitado el uso de dispositivos de telecomunicaciones (como teléfonos móviles) para no interferir con las operaciones del radiotelescopio.

Las autoridades exigen un "silencio de radio" de cinco kilómetros en torno al radiotelescopio, y sus visitantes deben apagar los teléfonos móviles.

La zona fue elegida debido a su aislamiento de áreas densamente pobladas y a que su conformación topográfica permitía realizar la construcción de la pantalla con menos obras de preparación del terreno.

China mira al espacio

Pekín aumenta sus inversiones en el campo de la astronomía, acelerando un ambicioso programa espacial, en el que además del envío de sondas a la cara oculta de la Luna y a Marte, prevé poner en órbita una estación espacial propia, con el primer módulo lanzado en 2018 y el conjunto ensamblado en 2022.
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Hace solo diez días, China lanzó al espacio su segundo laboratorio espacial, el Tiangong-2, que recibirá a mediados de octubre una misión tripulada, como antesala del lanzamiento de la estación permanente.
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Aunque China prevé que el FAST será el instrumento líder en este tipo de investigación durante los próximos 10 a 20 años, otras iniciativas internacionales buscan poner en marcha sistemas más poderosos.

Así, el sistema SKA, una iniciativa conjunta de 16 países (entre ellos China) prevé construir entre 2018 y 2020 un sistema de antenas en varios puntos del hemisferio sur, que abarcarían un kilómetro cuadrado de superficie, en lo que sus promotores aseguran que será el radiotelescopio más potente del mundo.