Román encarna al extinto boxeador argentino en la serie estrenada en 2019. Frecuente invitado del Fenavid, habló de su carrera, de su libro que presentó en Santa Cruz y del significado de ser actor

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26 de octubre de 2022, 4:30 AM
26 de octubre de 2022, 4:30 AM

Es uno de los invitados más frecuentes del Festival Internacional de Cine de Santa Cruz (Fenavid). En la edición 22 del evento cinematográfico no podía faltar el actor y docente argentino Jorge Román, que este año participó con un laboratorio de actuación y presentó su libro Vivo el cine, apuntes para no actuar.

“Este primer libro es la transcripción de un taller, de un entrenamiento actoral. Es, esencialmente, práctico. Presento un modelo de trabajo y aclaro que es un modelo, uno posible, de los miles que pueden haber. También propongo una serie de disparadores de escenas para grabar.  Es un recorrido de entrenamiento actoral para cine”, comenta Román.

El camino

Cuando se refiere a lo que ha obtenido en la actuación, Jorge Román se considera un afortunado. Son diversas las razones que tiene para afirmarlo. Una de ellas tiene que ver con el momento en que decidió ser actor, que coincidió con la época en la que surgía el llamado nuevo cine argentino, a mediados de los años 90.

La industria cinematográfica del país vecino recibía una bocanada de aire fresco, con jóvenes directores, como Pablo Trapero, Lucrecia Martel, Adrián Caetano y Daniel Burman, que lograron introducir nuevos elementos narrativos y un marcado estilo realista a las historias.

Por esos años, Román apareció en El bonaerense, de Trapero, en la que tuvo el papel del Zapa, por el que recibió una nominación a los premios Cóndor de Plata.

Los inicios

La historia dice que la vocación de artista de Jorge se mantuvo como un secreto durante muchos años. A principios de los años 90 llegó a Buenos Aires desde su natal Palo Santo en la provincia Formosa, luego de recibirse de profesor en Ciencias de la Educación en la Universidad del Nordeste. Anteriormente había trabajado de auxiliar de cátedra en Formosa.

Cuando se fue a la capital, sus amigos y familiares imaginaban que iba para hacer un posgrado. Nadie supo que quería ser actor, Román se había encargado de ocultar su anhelo porque no quería generar expectativas de ninguna clase. Tenía 30 años cuando empezó a estudiar teatro, mientras buscaba trabajo en el ambiente, hacía cursos y se presentaba a castings, a la vez que daba clases particulares.

Luego de unos trabajos en televisión y en publicidad, debuta en la película Felicidades, dirigida por Lucho Bender. Después de El Bonaerense, vinieron cintas como Potrero, La mentira, Mi mejor enemigo, Nordeste y Ulises.

Hasta que en 2019 se presenta unos de sus mayores desafíos: interpretar la tormentosa vida de Carlos Monzón, uno de los máximos ídolos del boxeo argentino, en una miniserie producida por Space y distribuida por Disney.

“Fue muy fuerte interpretar a Monzón, porque había que atravesar el infierno con ese hombre. Era inevitable no quedarte temblando muchas veces, porque hay mucha violencia. La serie está muy bien contada, además, desde el punto de vista de la realización y de la estética, es impecable”.

“Si yo no hubiera actuado bien en cine, me hubiera tenido que dedicar a otra cosa, porque, la verdad, es que a mí me tocaron directores muy talentosos. Si hay un mérito mío, es que en todo proyecto que encaré puse todo mi amor, ya sea un proyecto chiquito o grande. Ahí está el secreto, cuando digo amor, digo ser profesional, ser solidario; de lo contrario, no lo hagas”, agrega

Román no es partidario de un método para actuar, él prefiere pensar en personas y personalidades. “Cada uno se adecua a las circunstancias, entonces, si un actor se adapta a un método y el resultado es bueno, entonces hay que dejarlo y recomendarle la escuela de Strasberg o de Meisner, o de Stanislavski, etc. Recuerdo que una vez, hablando con Lázaro Ramos, el actor brasileño de Madame Satá, me dijo: ‘yo me invento un método para cada personaje’. De eso se trata, pero también de que el formador ayude al alumno a que entre y salga con facilidad, porque esto es ficción y se corre el riesgo de comprometer tu ser más íntimo”, concluye.