La ONU quiere involucrar al sector privado en la lucha contra el machismo y la violencia de género. Otorgarán un certificado de calidad a las que cumplan

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10 de febrero de 2016, 9:28 AM
10 de febrero de 2016, 9:28 AM

Después de los avances en el sector público en la lucha por los derechos de las mujeres, la oficina de ONU Mujeres en Bolivia se ha impuesto un reto ambicioso: lograr que el sector privado se involucre en el objetivo de la igualdad y la erradicación de la violencia en el ámbito laboral de las empresas como parte de su “responsabilidad social”. Parten de una evaluación difícil: las mujeres en Bolivia ganan el 50% que los varones, sufren acosos diversos en el trabajo y muchas no logran ascensos por su condición de féminas. La directora de ONU Mujeres en Bolivia, Carolina Taborga, adelantó que el organismo otorgará un certificado de igualdad de género a las que cumplan con esos objetivos.

¿Cómo está Bolivia en materia de igualdad de género?
Revisando el Plan de Desarrollo del Gobierno boliviano encontramos una gran coincidencia con la nueva agenda del desarrollo prevista en los Objetivos del Desarrollo Sostenible del Milenio. En esta agenda hay 17 objetivos y el número 5 está vinculado con la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. Hay el consenso mundial de que el tema de género es central para el desarrollo y no se va a conseguir la igualdad en 2030 sin la participación, la toma de decisiones en todos los ámbitos, de las mujeres.

¿Cómo pueden participar las empresas privadas?
En este proceso, aparecen nuevos actores que tienen que tener un papel mucho más activo en el logro de estas metas. El sector privado es uno de ellos. En el pasado se dio énfasis a los Gobiernos y a la ayuda multilateral, a la sociedad civil, pero es la primera vez que se apela de forma directa al sector privado. Fundaciones y empresas globales se están sumando a esta iniciativa mundial por los derechos de las mujeres. En este marco, ONU Mujeres convoca al sector privado para que conozca cuáles son los temas de esta problemática y el rol que ellos pueden cumplir. Tienen que trabajar dentro de las propias empresas con el fin de empoderar a las mujeres.

¿Qué tienen que hacer las empresas bolivianas?
Son siete objetivos. Desde la instalación de guarderías hasta las medidas para evitar la violencia laboral y la desigualdad en los salarios. Más allá de los efectos sobre los derechos humanos, se han hecho números por el costo que tiene para el Estado y para las empresas privadas el permitir la violencia contra las mujeres en las empresas. Las mujeres tienen que tener las mismas oportunidades para los ascensos, por ejemplo. Hay una serie de medidas que pueden hacer las empresas en sus propias estructuras para colocar a las mujeres en todos los niveles, también en la toma de decisiones estratégicas.

¿Cuál es la situación ahora?

Hay encuestas y evaluaciones. Queremos apelar a las empresas para que nos ayuden a hacer estos diagnósticos. La GTZ hizo un estudio sobre la violencia de género en 36 empresas, pero no en todas las otras áreas. Pero falta una evaluación más profunda sobre las brechas salariales. Partimos de una preocupación, por supuesto.

¿Cuáles son los principales problemas en las empresas en el país?

Brechas salariales, falta de mujeres en puestos de decisión, no se cumple la norma de las guarderías y quiénes dirigen las empresas. Pero con estos diagnósticos buscamos establecer una línea de base. La ONU Mujeres y el PNUD quieren proporcionar un Sello de Equidad de Género a las empresas que cumplan con estos objetivos. Las empresas privadas y también las públicas pueden obtener estos sellos cuando cumplan con objetivos medibles sobre igualdad de género. Las empresas también pueden contribuir a la inclusión financiera de las mujeres, ver cómo se puede incluir mayor fuerza laborar en algunas firmas o cómo se pueden dar recursos adicionales para algunos de los programas de empoderamiento de las bolivianas. Para la transferencia de tierras a las mujeres buscamos conformar un fondo canasta con múltiples sectores que puedan contribuir a estas iniciativas. Hemos visto que uno de los grandes problemas vinculados a la violencia de género es la falta de autonomía económica de las mujeres.

La iniciativa apunta al sector formal de la economía. ¿Qué pasa con la informalidad?
Más de la mitad de la economía boliviana funciona en la informalidad. El empleo doméstico es uno de ellos y ese es uno de los sectores más vulnerables para las mujeres por los abusos desde violencia sexual hasta discriminación. El problema está encapsulado en las casas y es mucho más difícil visibilizarlo