Naciones Unidas apuesta a que Bolivia encuentre una salida electoral en este proceso de transición política. La conflictividad en el país encendió las alarmas en la ONU. Ven fragilidad en el Estado

5 de octubre de 2020, 7:09 AM
5 de octubre de 2020, 7:09 AM

- ¿Qué acciones ha tomado el Programa de Naciones Unidas en Bolivia para el Desarrollo (PNUD) para que estas elecciones sean limpias y seguras?
Desde febrero estamos en un acuerdo marco con el Órgano Electoral, a través del Tribunal Supremo Electoral. 

La particularidad es que estamos trabajando a nivel de los territorios, esto significa que estamos de la mano con los tribunales departamentales electorales que son los que deben llevar adelante el proceso de reconteo del sufragio, por lo tanto, tienen un rol fundamental en el proceso. Nuestra cooperación y acompañamiento es de características técnicas.

Hemos conformado un equipo de 30 personas, distribuido a lo largo y ancho del país para brindar acompañamiento técnico a las salas departamentales y ayudando a la reposición de algunos bienes tecnológicos que fueron destruidos el año pasado en los eventos en 2019, donde hubo destrucción total o parcial de algunos tribunales departamentales y, por supuesto, hay asesoría técnica en operación electoral, todo el blindaje para la bioseguridad, construcción de la cadena de custodia, con software para el conteo rápido, una cantidad de productos muy interesantes en este proyecto.

Lo más importante para nosotros es socializar con la ciudadanía la importancia que tiene este proceso electoral para Bolivia. Desde Naciones Unidas, particularmente, estamos apostando a que se encuentre una salida electoral a este problema y a este proceso de transición política.

_Naciones Unidas aportó de forma significativa en la pacificación del país en 2019, después de las frustradas elecciones de octubre. ¿En qué consistió el aporte en esa etapa, y ahora para las elecciones?
Para Bolivia ha sido un proceso muy traumático. Incluso, el presidente del Tribunal Supremo Electoral (Salvador Romero) ha dicho que la anulación de una elección general generó mucha ansiedad y traumas par la sociedad en su conjunto.

Nuestro rol, efectivamente, consistió en acompañar a otros miembros de la comunidad internacional en calmar un poco las aguas, estuvimos en los diálogos que hubo en noviembre y facilitamos el proceso bajo el cual Bolivia se dotó de una ley para hacer viable las elecciones en mayo, pero que luego se fueron posponiendo por la pandemia.

El secretario general de Naciones Unidas (Antonio Guterres) ubicó a Bolivia en lo más alto de la lista porque no es un escenario habitual tener este tipo de violencia alrededor de un proceso electoral y esto, naturalmente, para Naciones Unidas activa las alarmas porque los valores y la misión de ONU es acompañar a los países para que todos los conflictos se resuelvan por la vía pacífica.

En ese contexto, contribuimos a las mesas de diálogo y a blindar el poder electoral, que se conformó desde cero y conlleva muchos desafíos. Esta elección, en este contexto y con la complejidad que agrega la pandemia de coronavirus, se hace con un poder electoral renovado, que nació en diciembre.

No conozco que haya existido en Bolivia un proyecto de asistencia electoral anterior. Naciones Unidas brinda asistencia electoral en contextos muy específicos, pero se consideró que ameritaba este acompañamiento técnico para asegurar que la salida electoral se concrete.

_¿Por qué este acompañamiento excepcional?
Me refiero a que Naciones Unidas hace un acompañamiento en los países con fragilidad. Los contextos que se denominan de funciones del Estado están muy debilitados y de manera comparativa, cuando miramos el mundo en su conjunto, vemos que Bolivia ha sido un país fuerte, electoralmente hablando, pero estas elecciones ameritan una asistencia por la alta polarización política y por la conflictividad que vivimos en octubre (del año pasado).

_ ¿Se está trabajando para posibles conflictos en un escenario poselectoral?
Sí, entre los meses de junio y julio hemos mantenido ruedas de diálogo con diferentes actores y sectores para fijar las nuevas fechas de las elecciones que se dieron, inicialmente para (el 6 de) septiembre y, posteriormente, para el 18 de octubre y parte de ese acompañamiento lo hacemos de manera imparcial. Somos actores neutrales e imparciales y esas son parte de las funciones de Naciones Unidas.

No tenemos un rol de observación electoral, eso también es importante, porque quienes vienen como observadores electorales y para conocer la asistencia técnica que ha brindado Naciones Unidas, son la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos y la Organización Regional de Órganos Electorales de América Latina y el Caribe.

Estamos siguiendo muy de cerca lo que tiene que ver con la aceptación de los resultados y las reglas del juego. La particularidad de una contienda electoral es que la mayoría de los que participan van a perder. Antes de que todos entren al juego, tenemos que asegurar que todos estén de acuerdo con las reglas. Técnicamente puede haber dos resultados: Que exista un ganador en la primera vuelta o que la elección se defina en una segunda vuelta.

_El TSE estaba trabajando para que los partidos acepten los resultados. ¿Se avanzó en eso?
Creo que sí. Estuvimos intentando armar un código de conducta, como se adopta en otros países. Son normas muy sencillas, en que los candidatos se comprometen a, por ejemplo, aceptar los resultados de un proceso electoral.

La situación que se vive en Bolivia no se prestó para firmar un documento de estas características por la alta polarización política y por varias características del proceso, pero lo importante y lo que el proyecto está brindando a los presidentes y presidentas de los tribunales departamentales electorales es, precisamente, ofrecer más información a los ciudadanos.

Creo que uno de los principales ejes para evitar conflictividad consiste en ofrecer información certera de que el proceso está blindado, que este proceso será transparente y que los mecanismos y los sistemas de información por los cuales se regirá el proceso son técnicamente muy sólidos.

_¿Para este proceso está permitida la participación de veedores nacionales?
Para estas elecciones existen bastantes iniciativas de observación electoral doméstica, situación que no ocurrió el año pasado. De hecho, en 2019 no estaba reglamentado por el TSE la posibilidad de contar con la presencia de veedores nacionales y esto generó dudas porque existía poca información en la población de cómo funciona la cadena de custodia (del material electoral), por ejemplo.

La presencia de observadores nacionales fue una iniciativa impulsada por Naciones Unidas y nos alegró muchísimo saber que muchos cooperantes y actores que históricamente han acompañado procesos electorales en Bolivia están asumiendo ese rol. También es importante la presencia de la observación internacional, que también está garantizada.

_El miércoles usted se reunió con los vocales electorales de Santa Cruz, ¿cuáles fueron los temas de conversación?
Fue una visita de cortesía. Estuvimos reunidos con los vocales que conforman la sala plena, para repasar cómo están los diferentes procesos que garanticen que llegaremos de forma ordenada a los comicios del próximo domingo 18. El Tribunal Electoral Departamental de Santa Cruz recibió unas 100 computadoras para reponer el equipamiento que había sido dañado el año pasado (en el incendio que sufrió el edificio del TED) sin estos equipos es imposible que se lleve adelante el cómputo, eso es algo básico en la cadena de procesamiento de datos.

Los vocales explicaron los procedimientos que se utilizan en la cadena de custodia y estuve acompañada por otros colegas de NNUU que estarán participando en todos los esfuerzos para proteger a esta institución para que se puedan realizar los procesos de una forma pacífica y ordenada.

A Santa Cruz llegamos con la representante de ONU Mujeres, que trabaja con el sistema de Naciones Unidas para el análisis de equidad y paridad de género en democracia; con el jefe de misión de la Alta Comisionada de Derechos Humanos en Bolivia, que también cumplirán con un ejercicio de monitoreo de derechos humanos en este proceso electoral boliviano; además con la coordinadora residente de Naciones Unidas en el país que tiene la misión de coordinar la labor de las agencias, fondos y programas de la ONU aquí en Bolivia.

_Por lo que usted dice hemos retrocedido como país, desde el punto de vista electoral. ¿Estas serán las elecciones más observadas en Bolivia?
Absolutamente. Desde Naciones Unidas vamos a estar siguiendo muy de cerca esta elección porque, de alguna manera, somos parte del proceso. Como lo dije anteriormente, estamos trabajando de la mano con la autoridad electoral y habrá mucha observación por parte de los actores internacionales y de los organismos regionales que ejercen ese rol. Definitivamente creo que hay mucha expectativa para que este conflicto se resuelva de manera democrática, pacífica y todos apostamos a que sean unas elecciones absolutamente tranquilas y sólidamente llevadas desde el punto de vista técnico. La ciudadanía tendrá una alta participación porque quiere dar una respuesta democrática.

_En esta oportunidad se acudirá a votar en una época de pandemia, una situación que jamás se había producido. ¿Existe alguna proyección del escenario poselectoral con relación a los casos de Covid-19?
Es muy difícil tener previsiones o proyecciones sobre la base de evidencias disponibles porque son muy pocos los casos en el mundo.

Tenemos la evidencia clínica, pero no científica de países que han celebrado sus elecciones generales en este año. Uno de los ejemplos que se me vienen a la mente es de República Dominicana (que eligió presidente el 5 de julio) y se produjo durante su pico de la pandemia, situación que no ocurre en Bolivia. Acá la curva, tímidamente ha comenzado a aplanarse, aparentemente, como habían previsto las autoridades sanitarias. 

Algunos modelos epidemiológicos indicaban que el descenso de los casos de coronavirus se comenzarían a producir en octubre y, efectivamente, las tasas de ocupaciones de camas en los hospitales se están reduciendo.

Creo que es una posibilidad de que se produzcan algunos rebrotes, pero las autoridades electorales han establecido protocolos (de bioseguridad) muy firmes y estos se están transmitiendo a la ciudadanía. 

Los electores tienen que llevar su propio lapicero (para marcar las boletas de votación), deben mantener el distanciamiento social, utilizar el barbijo, no entregar la documentación personal, sino mostrarlo para que no haya posibilidad de contagio, ejercer el voto y salir del recinto. 

Con estas medidas esperamos que se logre contener o, por lo menos, mitigar la posibilidad de un rebrote de coronavirus en el país.