La joven chef que busca abrirse camino como una de las mejores pasteleras de Bolivia. Comparte su historia, sueños y experiencias.

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18 de julio de 2021, 9:18 AM
18 de julio de 2021, 9:18 AM

La pastelería es considerada una rama de la gastronomía, que se caracteriza por el hábil uso de ingredientes como la harina, el azúcar y los huevos para preparar manjares dulces. La pequeña Sarah Toro, creía que solo eran necesarios los primeros dos para preparar un pastel. 

Sarah Lucia Toro Villagómez llegó a este mundo hace veintidós años, durante la primavera del 98’. Desde los diez años estuvo metida en la cocina, preparando diferentes recetas dulces para tratar de impresionar a sus abuelas, las cuales son muy talentosas en la cocina, y le enseñaron cosas que hasta hoy no ha aprendido en ningún otro lugar.


Vocación
“Desde niña supe a lo que me dedicaría, nunca hubo confusión, siempre tuve claro que lo mío es la gastronomía” afirma Sarah. Quien hizo sus primeros pininos durante el último año de colegio, vendiendo frutillas con chocolate. Realizó sus estudios en el instituto gastronómico de las Américas, lugar que le dejó grandes enseñanzas y experiencias, entre ellas la oportunidad de trabajar en diferentes cocinas y eventos de la urbe cruceña. 

Confiesa que el primer año fue difícil para ella, pues le demostró que la vida en la cocina no es nada fácil. Durante ese primer año también trabajó para una reconocida pastelería de Santa cruz, esa experiencia le ayudó a forjar su carácter y controlar sus emociones. “Ahí me di cuenta que esta área es muy dura, para los cocineros en Bolivia ni el salario ni el trato son justos; a veces hasta los mismos compañeros de trabajo tratan de lastimarte, emocional y físicamente” describe.


La pequeña pastelera
En 2018, luego de esas experiencias y mientras tomaba clases de francés, Sarah decidió que era momento de emprender en el mundo pastelero. “Debido a mi estatura, todos en mi casa me llaman pequeña, entonces con ayuda de mi profesor de francés buscamos un nombre para el negoci, que combinara conmigo y con lo que hago, de ahí salió Petite Pâtissière” cuenta sonriente. 
Sin saber de ventas, marketing o costos, la pequeña lanzó su negocio a redes sociales y empezó el trabajo.Sus productos (Brownies y tortas) tuvieron buena aceptación y su negocio fue creciendo. Parte de su éxito se lo debe a la cercanía con sus clientes, a quienes les inspira confianza y muchos de ellos se han convertido en sus amigos. “Mientras busco el éxito profesional, trato de no descuidar mi lado humano, ser una mejor persona, tal como me enseñó mi padre” enfatiza. 

El más grande desafío 

Dicen que los conflictos más grandes de las personas, son los que tienen consigo mismas. Para Sarah, el desafío más grande fue creer en sí misma, pues no creía tener lo necesario para llevar adelante un negocio exitoso. “Fue una lucha interna, tratar de convencerme a mí misma de que era lo suficientemente buena para lo que estaba haciendo, porque creía que no tenía ni sabía lo suficiente para hacer crecer mi negocio” señala Sarah, recordando aquellos sentimientos que ya no existen, pues ahora gano más experiencia y se siente más segura de quién es y de lo que hace. 

Actualmente ofrece una amplia variedad de productos como tortas de diferentes sabores, brownies, cupcake, galletas y ofrece el servicio de mesas dulces para eventos. También tiene planes de hacer una pasantía en Francia, para buscar nuevas técnicas y nuevos sabores, que pretende traer a Bolivia más adelante.



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