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La salteña, un plato tan rico en historia como en sabor
Las salteñas continúan siendo un símbolo de la gastronomía boliviana, gracias a su delicioso sabor y su textura
Las salteñas son las empanadas más conocidas en Bolivia y no es para menos, pues tienen lo mejor de una comida típica: el ‘ahogadito’ con especias, papa y carne de pollo o de res, todo dentro de una masa suave con bordes crocantes.
Por la descripción anterior podría pensarse que se consumen durante el almuerzo, pero aquí en Bolivia son un clásico del desayuno.
Este aperitivo tiene su origen en Potosí, al suroeste de Bolivia, a mediados del siglo XVI, cuando la ciudad minera vivía el auge de la explotación de plata.
Las investigaciones hechas por historiadores apuntan a que la actual salteña boliviana es el resultado de la evolución que sufrieron los rústicos pasteles y las
sabrosas empanadas españolas en América, a los que se les agregó ají, papa y caldo, este último supuestamente para evitar que ese bocado se enfríe muy rápido en el gélido clima potosino.
En aquellos tiempos se las conocía como “empanadas de caldo”. Los estudios también indican que esta empanada boliviana recibió el nombre de salteña en el siglo XIX, debido al gentilicio de pobladores de Salta, ciudad argentina vecina, de donde llegaron muchas familias que huían de la dictadura de Juan Manuel de Rosas. Estos clanes, que se instalaron en Potosí y más tarde en Sucre, se dedicaron a preparar las típicas empanadas utilizando ingredientes y recetas bolivianas, alcanzando una fusión de exquisitos sabores.
Con el pasar del tiempo, los habitantes de Sucre se acostumbraron a comprar las empanadas “donde las salteñas”, haciendo referencia a las mujeres de Salta que las preparaban, y con el tiempo fueron acortando el nombre.
Para saber más
Existe un fuerte debate entre quienes aseguran que la receta original lleva aceitunas y otros que afirman que no las tienen, pero, lo cierto, es que la receta puede variar mucho de un lugar a otro, según los gustos.