Se ha convertido en toda una joya culinaria, protagonista tanto en recetas tradicionales como nuevas. Prueba de esto son las recetas de otoño, navidad y año nuevo.

10 de octubre de 2021, 11:47 AM
10 de octubre de 2021, 11:47 AM

La almendra es de los frutos secos más populares, consumidos y usados en todo el mundo desde hace ya varios años. Se ha convertido en toda una joya culinaria, protagonista tanto en recetas tradicionales como nuevas. Prueba de esto son las recetas de otoño, navidad y año nuevo. Mazapán, mantecados, almendrados, turrones, entre otros forman parte de la lista de delicias donde este ingrediente juega un papel clave. Eso sin contar los dulces tradicionales de otras culturas mediterráneas, pues está muy presente también en la cocina italiana, griega y musulmana. 

Nutricionalmente, la almendra es considerada como la estrella de los frutos secos, es una pequeña bomba energética cargada de nutrientes. A pesar de ser muy calóricas, con aproximadamente 580 kcal por cada 100 gramos tienen menos carbohidratos que las nueces o las avellanas. Siendo su principal nutriente las grasas saludables insaturadas, beneficiosas para la salud cardiovascular. En cuanto a micronutrientes, son buena fuente de calcio, magnesio, potasio, fósforo, vitamina E y ácido fólico. 

Estas cualidades hacen a las almendras un alimento muy saludable consumido con moderación. Perfectas para deportistas por su carga de nutrientes y alta
densidad energética, y como pequeño tentempié para saciar el
hambre entre horas.

PARA SABER MÁS

  • ​La forma de la almendra es tan característica que ha servido de referencia para cualquier objeto que presente un aspecto similar, alargado y acabado en punta más o menos chata. De ahí que viene la expresión ‘‘de forma almendrada’’.
  • Aunque existen muchas variedades, las más comerciales en Bolivia son la española y amazónica, siendo esta última la más asequible en cuanto al precio, pues es la que se produce en el país durante los meses de diciembre a marzo.
  • Cuanto más procesada esté, es más sensible a echarse a perder o sufrir el ataque de insectos y pequeños microorganismos. Si hemos abierto el envase, conviene guardarlas, en cualquier formato, en un recipiente hermético lejos de la luz y fuentes de calor; en verano es mejor usar la nevera, evitando al máximo la humedad.