Su aplicación Aprende Aymara Oficial acaba de cumplir un año. Mantiene vigencia y prepara una actualización más pedagógica de una lengua que es la tercera del país y que algunos ya daban de baja

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24 de enero de 2018, 6:00 AM
24 de enero de 2018, 6:00 AM

El 2018 pinta muy bien para Fabiola Acarapi (19), hija de comerciantes de instrumentos musicales en La Paz. Su aplicación Aprende Aymara Oficial acaba de cumplir un año con un total de 10.000 descargas, nada mal para un idioma considerado en situación vulnerable (de cara a su supervivencia futura). Y este año, si todo sale bien, se recibirá de ingeniera de sistemas, carrera que le demoró solo cuatro años.


Su app móvil está disponible en Play Store de Google y se la descargaron principalmente desde Bolivia, Perú, Chile y Argentina y el rango de edades de sus consumidores son jóvenes de entre de 16 y 26 años. La app ofrece 200 palabras en aimara, reglas gramaticales y pronunciación, que logró armar con la ayuda de su abuelo y tío paterno, Juan de Dios y Saturnino Acarapi, respectivamente. 


“Cada vez que alguien descarga la aplicación no paga nada, es gratuita. La hice sin afán comercial, para mejorar la educación, pero ahora estoy armando un equipo de desarrolladores para tener más módulos con un sistema más pedagógico, a futuro será pago pero por un mínimo para hacer más sustentable la aplicación”, cuenta Fabiola, que apostó por una lengua originaria, milenaria y que la hablan cada vez menos personas (según el censo 2012 el aimara es la tercera lengua, pues la habla un millón y medio de personas). ¿Por qué apostar por una lengua que tiende a desaparecer en lugar de una más requerida y popular? La respuesta es lógica: “Si hubiera hecho una aplicación para aprender por ejemplo inglés, mi app haya sido una del montón y yo tendría que ser más experta en inglés”. 


Fueron sus amigos en afanes aprendiendo en libros y en clases presenciales los que le sirvieron de inspiración. “Ahí se me prendió el foquito, por escasez y demanda”, explica.


Forjada en Clubes de Ciencia
Fabiola es una mente innovadora que se ha ido forjando en Clubes de ciencia Bolivia, participó en las versiones 2017 y 2018.
Con las nuevas amistades que ahí hizo fundó Hex (Human Expirience), una comunidad para impulsar a más jóvenes a crear proyectos con el método científico. Este viernes van a inaugurar  una hackaton de videojuegos que va a empezar el otro mes. De esa forma están tratando de llevar “un poquito de ciencia a La Paz”.


La inquieta joven dueña de un cómodo y gran sillón al lado de su escritorio para pasar horas investigando e innovando les dice a los bachilleres que se aprestan a entrar a la universidad en estos días que apuesten por la ciencia y la tecnología: “Todo se puede, solo se necesita perseverancia, esfuerzo y muchas ganas de estudiar. Con la ciencia nunca se termina de estudiar, la verdad cambia, antes solo sabíamos de nueve planetas, pero ahora hay muchos más, uno como científico nunca deja de aprender.  Y si uno falla no puede dejar las cosas así, tiene que empujar más y crear más cosas”.


Una entre pocas
La joven paceña que estuvo de visita en Santa Cruz por los clubes de ciencia es una de las pocas cabezas femeninas en su aula. Cuando ingresó a la universidad Católica las mujeres representaban el 20% del curso aproximadamente, ahora que está en séptimo semestre no pasan de dos o tres.


Fabiola no deja de sorprender a los suyos, ella será la primera ingeniera de sistemas en la familia y están muy orgullosos de que su aplicación siga vigente. 


Sus padres la apoyaron desde el principio, haciendo un esfuerzo económico para que entrara, según sus palabras, a la mejor universidad. “De haber optado por Ingeniería Civil necesitaría de mucho dinero para levantar un edificio, tiempo, mano de obra, pero si quiero hacer una aplicación o una página web solo necesito de mí y de una computadora”, razonó y se decidió. 


Empeñada en crear muchas cosas sin importar dónde viva, celebra que pueda tomar clases con expertos de cualquier parte por internet y demostrar que los bolivianos si quieren pueden.