La CNC-Bolivia busca fortalecer el sector empresarial que quedará seriamente dañado tras la emergencia sanitaria y transformar modelos y estructuras de desarrollo para modernizar la inversión y mejorar la competitividad

3 de abril de 2020, 16:17 PM
3 de abril de 2020, 16:17 PM

‘Una mirada más allá de la emergencia’, es la propuesta que sintetiza las acciones de efecto inmediato y de mediano plazo que la Cámara Nacional de Comercio (CNC-Bolivia) plantea para relanzar la economía y construir un nuevo modelo de desarrollo, cuyo futuro es hoy por hoy incierto por la incontrolable expansión de la pandemia global del Covid-19.

El documento recoge las propuestas y sugerencias de representantes de las cámaras departamentales de comercio e industria y de empresarios del país. Pretenden relanzar la economía nacional, fortalecer el sector empresarial que quedará seriamente dañado tras la emergencia sanitaria y transformar modelos y estructuras de desarrollo para modernizar la inversión y mejorar la competitividad. Se dividen en cinco acciones de efecto inmediato para ejecutarse en 12 meses y ocho acciones a mediano plazo para impulsar el cambio del modelo de desarrollo.  

Para la CNC-Bolivia es imperativo sostener el tejido empresarial para evitar el cierre de empresas y la desvinculación de personal. “Empresas inactivas y sin ingresos, en especial las pequeñas, deben recibir apoyo para continuar pagando salarios y así evitar despidos y quiebra de empresarios”, puntualizan.

En las cinco acciones de efecto inmediato la organización empresarial plantea la creación del Comité Interinstitucional de Emergencia para la Recuperación Económica y del Empleo en Bolivia (Ciere) para que en los próximos 12 meses analice, diseñe e implemente  medidas económicas que atenúen el impacto de la recesión económica mundial en la economía nacional generada a partir de la emergencia sanitaria del Covid-19.

A la par, propone líneas de crédito para reposición de liquidez en las empresas a través de entidades financieras, con enfoque esencial a las micro, pequeñas y medianas empresas del sector formal de la economía, con planes de acceso rápido y tasas preferentes para garantizar el pago de obligaciones (personal, proveedores, etc.). 

Asimismo, crear un fondo de crédito revolvente (un tipo de crédito que no tiene un número fijo de cuotas en contraste con el crédito convencional), para apoyar líneas de importación de corto plazo minimizando el riesgo cambiario y permitiendo reducción de cuentas por pagar a proveedores.

La tercera sugerencia está relacionada con el ámbito fiscal. Plantean reducir impuestos a comercio, servicios y turismo y generar una nueva tasa que quite presión tributaria en impulse la formalización masiva bajo la siguiente modalidad: reducir el Impuesto al Valor Agregado (IVA) del 13% al 10%, eliminar el Impuesto a las Transacciones (IT) y el Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF). Además, reducir el Impuesto a las Utilidades de las Empresas (IUE) del 25% al 15% y permitir el descargo de IVA sin restricciones en todos los sectores.

Deduciendo que los ingresos perdidos son irrecuperables plantean la suspensión por un período de 12 meses y eliminación del cobro del IT, IVA e IUE en sectores gastronómicos, turísticos y otros altamente afectados por la emergencia y epidemia sanitaria. 

De igual modo piden que la planilla de sueldos pueda ser utilizada como crédito fiscal para descargo del IVA, posterior al mes 12 de incentivo fiscal en sectores intensivos en mano de obra.

En términos de flexibilización laboral y apoyo al empleo formal plantean eximir de pagos de AFP y seguridad social por un período de 12 meses y permitir dar vacaciones colectivas o anticipadas a personal de las empresas afectadas por la epidemia. 

Al mismo tiempo, plantean crear un fondo estatal para apoyo al empleo formal que asuma el haber básico del tiempo que dure la cuarentena de todos los trabajadores del sector y de esta manera garantizar la estabilidad laboral, cambio en el método de cálculo de subsidios para reducir presión financiera sobre el empresario y el congelamiento del incremento salarial en la presente gestión.  

También proponen un impulso a la inversión formal post Covid-19 donde se incluya la aplicación de tarifas solidarias reducidas de servicios básicos en el sector empresarial durante la crisis, políticas de compra estatal para empresas formales de todos los sectores  con presupuestos y licitaciones en línea, prórroga de plazos de al menos tres meses para la actualización de  matrícula de comercio en Fundempresa.

Además de prórroga del plazo establecido en el Código de Comercio (90 días a partir del cierre de gestión) para que las Sociedades Comerciales (SA y SRL) aprueben sus Estados Financieros (Resolución de la AEMP), suspensión de al menos 12 meses de inspecciones de la las estatales AEMP y la AJ y el veto al pago de Impuesto al Juego por 12 meses para las promociones empresariales.

En las ocho acciones de cambio de modelo, la CNC- Bolivia propone la reducción del gasto público y renegociación de la deuda externa, autonomías y pacto fiscal, formalización e impulso de la inversión privada, desarrollo y fortalecimiento de la logística del comercio desde la perspectiva nacional y regional, acceso a créditos para digitalización e innovación, reducción de impuestos para empresas y cambios en materia tributaria, modernización del Código Laboral, Código de Comercio y Código Tributario e inversión en salud con una mirada empresarial y social.

Oportunidad para un cambio verdadero

Desde la perspectiva del expresidente del Colegio de Economistas de Santa Cruz, José Alberti, el Covid-19 desnudó una de las tragedias más lamentables de todos los tiempos que recordaremos los bolivianos. Un sistema de salud paupérrimo, y que de ninguna forma estaba preparado para la emergencia sanitaria.

A su juicio, la pandemia golpeo rápidamente a escala global la columna vertebral de la economía, el consumo y la producción, sumándose el derrumbe de los precios internacionales de las materias primas de los flujos de comercio y de las bolsas.

Además, dijo que se observa también fuga de capitales en los mercados emergentes, encarecimiento del crédito internacional y movimientos cambiarios hacia la devaluación siendo la constante en estos momentos la incertidumbre y el miedo.

“El mundo y la economía boliviana sufren con estos shocks de oferta y demanda regresivos que podrían destruir rápidamente el tejido empresarial del país, dada por su naturaleza, siendo las más vulnerables empresas pequeñas y medianas (pymes). Por ello, es un imperativo su atención y salvataje para no pasar de una crisis de salud a una crisis social y financiera que destruya el empleo, el poder de compra y el valor de los activos”, señala.  

Da cuenta de que diferentes sectores empresariales del país plantean acciones inteligentes y creativas para mitigar particularmente la falta de flujo de efectivo para honrar sus planillas salariales, sus proveedores y acreedores financieros. La pandemia sin duda casi ha paralizado el aparato productivo a escala nacional.

La CNC ha propuesto dos lineamientos muy loables, el de corto y largo plazo. El primero va en dirección de disminuir los costos de funcionamiento de una unidad productiva como son los tributos y las cargas sociales de corto y largo plazo por un tiempo finito, de la misma forma suministrar recursos en efectivo (liquidez) que vayan destinados a cubrir sus obligaciones contractuales como son los salarios y pago proveedores.

Simultáneamente, sugieren cambiar el modelo económico implementado por el MAS que hasta el momento sigue vigente, el mismo está basado en la exportación y renta de los recursos naturales y la estimulación por el lado del gasto para incidir en la demanda interna.

Este modelo económico está llevando al país a la ruina.  Como evidencia, la productividad no ha mejorado, dicen que continuamos siendo el segundo país más pobre de Latinoamérica, solo después de Haití. La salud y la educación son miserables por último la dependencia de los precios internacionales es más alta que hace 30 años.

Hoy, es posible cambiar de modelo económico con base en la economía de la innovación y el conocimiento, en la promoción de la inversión, y producción de bienes y servicios no tradicionales. Un modelo incluyente y que brinde oportunidades para todos, pero fundamentalmente un modelo que disminuya nuestra dependencia y vulnerabilidad externa.