Hablar de la Asociación Cruceña de Fútbol es un honor y un orgullo, aunque hoy, que cumple su centenario de vida, la encuentra tal vez en uno de los momentos más difíciles en todo su rico historial. 
La ACF fue cuna de grandes jugadores, los mejores del país, así como del mejor dirigente de la historia del fútbol boliviano: el doctor Édgar Peña Gutiérrez.

En los 15 años que llevamos dirigiendo la Escuela de Fútbol El Semillero y el Club Bancruz Piraí, que participa en la Primera B, venimos pidiendo una cumbre para propiciar -a partir del diagnóstico- la definición de la nueva visión de nuestra querida asociación.

Lamentablemente nunca hubo voluntad en los actuales directivos, que son prácticamente los mismos que siguen a cargo en los últimos 20 años.

A pesar que seguramente habrá algunos festejos que preparó la directiva, la mayoría de los clubes no vemos motivos para celebrar, porque el torneo de la ACF se juega en canchas en muy malas condiciones, es un torneo solar ya que no se puede jugar cuando llueve -que generan hasta lesiones a los jugadores por los pozos y desniveles-, los torneos son muy cortos, duran alrededor de 6 meses, hay un déficit endémico de falta de árbitros y nuestras selecciones hace años que están estigmatizadas por la adulteración de edades. 

Por esto y muchos motivos nos hacemos una pregunta: si dicen que la Asociación Cruceña de Fútbol es deficitaria y trabajan ad honorem, ¿por qué no dan un paso al costado? 

Este día que la ACF cumple su centenario, pedimos una vez más a los actuales dirigentes que si tienen un poco de cariño y gratitud a la institución que los acogió, ya no le hagan más daño y no la desacrediten más y permitan que vengan otros dirigentes a conducirla para que la posicione no solo como la mejor del país, sino como una de las mejores de Sudamérica. ¡Viva la ACF!