La oferta es tentadora: vehículos “cero kilómetro” en bolivianos. Bueno, no hay anuncios con ese texto específico, pero si un cliente quiere comprar un automóvil y solo tiene la moneda boliviana, es bienvenido en la mayoría de las concesionarias del país. De hecho, por las normativas bancarias, se aplica el tipo de cambio oficial de Bs 6,96 si el motorizado se ofrece en dólares.

“Si usted ha traído dólares de afuera (del extranjero), puede venderlos en el mercado paralelo hasta en 12 bolivianos (por dólar) y venir con los bolivianos y pagarnos. Por esta vagoneta que vale 26 mil dólares (una hermosa SUV color rojo de marca china), se puede ahorrar hasta un 40% del precio”, sugirió una ejecutiva comercial de una concesionaria ubicada en el Segundo Anillo de la ciudad de Santa Cruz.

A pesar de esa ventaja que ofrece comprar en bolivianos, los precios no son los reales. Por la escasez de dólares y los altos costos de las comisiones bancarias por giros al exterior, los precios de los vehículos nuevos se han encarecido hasta un 30% durante 2024, según un sondeo realizado por EL DEBER en Santa Cruz.

El incremento ya se había notado desde la Expocruz, en septiembre y, desde esa parte del año, la situación para las concesionarias se ha tornado cuesta arriba, porque algunas, incluso, corren el riesgo de no poder importar stock para 2025.

“Lo que más se está vendiendo ahora son las camionetas de trabajo. Las empresas están comprando al contado y en bolivianos; vehículos particulares, poco, de 70 unidades al mes, hoy vendemos entre 35 y 40. Incluso gente que daba su vehículo usado en parte de pago para sacar uno nuevo, ya no lo están haciendo”, indicaron desde otra concesionaria ubicada en la avenida Grigotá.

El presidente de la Cámara Automotor Boliviana (CAB), Erick Saavedra, indicó que a inicios de 2024, el sector automotriz ya enfrentaba desafíos significativos derivados de la escasez de dólares, lo que complicaba las importaciones de vehículos y autopartes. Sin embargo, el impacto de la escasez de gasolina y diésel aún no era tan evidente.

“Las operaciones dependían de una relativa estabilidad en los subsidios a los combustibles y de la capacidad de los actores del sector para gestionar inventarios altos acumulados desde 2023. Las ventas en general mostraban un comportamiento moderado, con los consumidores adoptando una postura de espera ante la incertidumbre económica”, expresó.

Sin embargo, se tuvo que hacer algunos ajustes, según Saavedra, motivados principalmente por el incremento en los fletes navieros, con tarifas que llegaron a triplicar los valores históricos. Otro motivo fueron las fluctuaciones cambiarias: “Aunque el tipo de cambio oficial se mantuvo en 6,90 bolivianos por dólar, en el mercado paralelo superaba los (Bs) 10, lo que encareció significativamente las importaciones”, agregó.

También la presión inflacionaria interna derivó que los costos operativos locales también se incrementen, debido a factores como el aumento del costo de repuestos y servicios. “En las estrategias de diferenciación, algunas marcas optaron por recalibrar precios para posicionarse como alternativas más accesibles o exclusivas en un entorno de alta competencia”, detalló Saavedra, a tiempo de resumir que las ventas del sector automotriz en 2024 se contrajeron respecto a los niveles prepandemia y a los de 2023, afectado por la incertidumbre económica y la escasez de divisas.

Resultados a la baja

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la importación de vehículos nuevos, entre enero y septiembre de 2023, comparada con el mismo periodo de 2024, cayó un 34,6% en el segmento de transporte de pasajeros, y un 42,6% en el segmento “Otros vehículos”.

Ello se refleja en los montos en dólares. En el tercer trimestre de 2023 -en ambos segmentos citados líneas arriba- se habían importado $us 795 millones, mientras que en 2024 fueron $us 488,7 millones, es decir un 38,5% menos en valor de importaciones.

El presidente del Colegio de Economistas de Bolivia, Jorge Akamine, consideró que la gestión 2024 se consolidó como una de las más complejas para el sector automotriz en Bolivia. “Las ventas de vehículos se redujeron un 50% respecto a 2023, alcanzando solo 25.000 unidades frente a las 50.000 del año anterior. Este desplome se explica por la persistente escasez de dólares, que ha encarecido las operaciones de importación hasta en un 40%, afectando vehículos y repuestos”, aseveró.

Según Akamine, con un índice EMBI de JP Morgan que posiciona a Bolivia como el segundo país con mayor riesgo de la región, -con 1.942 puntos-, refleja la preocupación de inversionistas por la estabilidad financiera del país. “Esta crisis ha forzado a las empresas a reducir costos mediante despidos y ajustes, generando un impacto negativo tanto en el empleo como en la contribución impositiva del sector”.

Al mismo tiempo, apuntó que el sector automotriz enfrenta una crisis sin precedentes debido a la volatilidad económica. La escasez de dólares ha incrementado los costos de importación en un 40%, lo que, junto con el aumento de los fletes, afecta directamente a las empresas y consumidores.

“Esto ha generado despidos de aproximadamente 7.000 trabajadores, lo que representa un 10% de la fuerza laboral del sector, impactando tanto en empleo directo como indirecto. Además, la volatilidad en los precios de repuestos y vehículos dificulta las proyecciones financieras de las empresas, afectando la confianza en el mercado, según información de EL DEBER”, indicó.

Sector resiliente

Matías Andreani, managing director de Imcruz – Inchcape Bolivia, manifestó que en 2024, el mercado automotriz experimentó una disminución general, y como resultado, la firma también sintió el impacto de este contexto económico. “No obstante, hemos logrado mantener nuestra posición de liderazgo en el sector, gracias a nuestro portafolio de marcas, capacidad de adaptación y al compromiso constante con nuestros clientes”, resaltó.

A inicios de este año -comentó- la firma era consciente de los desafíos económicos que ya comenzaban a perfilarse y, por ello, se tuvo que tomar medidas proactivas para fortalecer su posición y la de las marcas que representan. “En Imcruz, entendemos que el contexto económico presenta retos importantes tanto para las empresas como para los usuarios. No obstante, siempre hemos mantenido como prioridad a nuestros clientes para que el impacto sea el mínimo posible y que, al mismo tiempo, permita mantener la sostenibilidad de nuestras operaciones”, señaló Andreani.

Por su parte, Andrés Menacho, gerente de Marketing de General Automotors, reconoció que la firma tuvo una disminución del 50% en ventas con relación a años anteriores, por lo que se estima que se vendrá un nuevo año con más crisis debido a un “año electoral”, para lo cual, como concesionaria automotriz, ven la necesidad de cambiar sus estrategias de ventas, con otro tipo de campañas que no afecte la parte económica de la empresa.

“Como General Automotors siempre apostamos a la economía de Bolivia, si bien hemos incrementado precios, lo hemos hecho de manera gradual pero siempre acompañado de nuevos paquetes que beneficien a nuestros clientes”, subrayó.

Perspectivas 2025

Para 2025 la CAB proyecta un mercado posiblemente muy similar al del 2024. Se tendrá mucha presión por los costos de giro para reponer inventarios de vehículos y repuestos. Oportunidades para las nuevas tecnologías como flex, híbridos y electrificación crecerá, también vemos una gran conversión del parque automotor a gas, como una salida alternativa”, sugirió Erick Saavedra.

En tanto, Matías Andreani Para 2025, adelantó que Imcruz mantendrá su perspectiva optimista, pero realista. “Nos enfocaremos en seguir ofreciendo soluciones innovadoras, diversificando nuestra oferta y fortaleciendo las relaciones con nuestros clientes, siempre fieles al compromiso y la calidad que nos han caracterizado durante nuestros 40 años de historia en Bolivia”, apuntó.

Sin embargo, para Jorge Akamine las expectativas para 2025 son inciertas y desalentadoras. “Aunque el gobierno ha sostenido diálogos con sectores económicos, las medidas implementadas han sido insuficientes para resolver problemas como la escasez de dólares y combustible. Para mejorar la situación, se requiere implementar políticas estructurales como la reducción del gasto público, el combate al contrabando y el fomento de exportaciones”, afirmó.

ESTRATEGIAS

El presidente de la CAB señaló que el sector automotriz adoptó diversas estrategias innovadoras y resilientes para enfrentar las dificultades:

- Métodos de pago. Algunas empresas comenzaron a utilizar monedas alternativas, reduciendo la dependencia del dólar.

- Activos digitales y trueques. En algunos casos, se exploraron criptomonedas o acuerdos de intercambio para facilitar transacciones.

- Cuentas en el exterior. Jorge Akamine indicó que algunas empresas han optado por almacenar fondos en cuentas en el exterior, para realizar sus compras.

Bloqueos, comisiones y dólares, las dificultades

Para el presidente del Colegio de Economistas de Bolivia, los ajustes de precios en el sector automotriz estuvieron directamente relacionados con la falta de dólares, que incrementó los costos de importación en un 40%.

Además de ello, el mercado automotriz enfrentó interrupciones logísticas debido a bloqueos en carreteras y a la crisis del combustible, lo que elevó aún más los costos de transporte. “Algunos repuestos automotrices experimentaron incrementos de precios de hasta el 40%, mientras que los vehículos nuevos también subieron, aunque con variaciones según el modelo y la marca. Esta situación ha reducido significativamente la capacidad adquisitiva de los consumidores y ha desincentivado las operaciones de las importadoras”, detalló.

Para afrontar las altas comisiones bancarias, que han llegado a superar el 52% -añadió Akamine- muchas empresas del sector han optado por almacenar fondos en cuentas en el exterior o realizar transacciones en monedas alternativas como euros o yuanes. “Además, algunas compañías están explorando el uso de activos digitales para agilizar operaciones y minimizar costos. Sin embargo, estas son soluciones de corto plazo”, lamentó.

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