"Bolivia ya se enfrentaba a una crisis económica antes del intento de asalto miligtar debido a políticas insostenibles que han agotado las reservas internacionales del Banco Central, lo que ha provocado una escasez de dólares que está asfixiando la economía", señaló el codirector de calificaciones soberanas para América de Fitch Ratings, Todd Martínez.

El experto considera que la capacidad del Gobierno para organizar una respuesta política eficaz se ve aún más obstaculizada por la creciente división dentro del partido gobernante, MAS, antes de las elecciones generales del próximo año, según sus declaraciones a BNamericas.

Tras el fallido asalto militar del 26 de junio al palacio presidencial, los partidarios del expresidente Evo Morales acusaron al presidente Luis Arce de planear una operación de bandera falsa para aumentar su popularidad, una teoría conspirativa de la que también se ha hecho eco el presidente argentino Javier Milei.

Las altas tensiones entre los bandos de Morales y Arce dentro del MAS han provocado este año bloqueos de carreteras, altercados físicos entre legisladores y una amarga batalla por el liderazgo del partido.

Esto también ha afectado la capacidad del gobierno para obtener financiamiento para obras de infraestructura, ya que los enfrentamientos en el Congreso han retrasado la aprobación de préstamos de entidades multilaterales.

Las consecuencias del asalto militar están "agravando un clima de incertidumbre política que está pesando sobre el sentimiento y obstaculizando una respuesta política efectiva", según Martínez.

Un nuevo relato para distraer la atención

El economista Roger Banegas indicó que el día del asalto militar, los bonos de Bolivia a 2028, en el rendimiento exigido, se incrementaron en 1% en cuestión de horas El asalto militar al Palacio Quemado, que fue desbaratado en menos de tres horas, se trataría de un “nuevo relato” de los actuales gobernantes, para distraer la atención sobre los problemas de la economía boliviana y dejar en manos del próximo Gobierno las reformas que deberían hacerse, como la solución del déficit fiscal, la escasez de dólares, el irregular suministro de combustibles y la sostenibilidad del tipo de cambio, entre otras.

En eso coincidieron al menos cuatro analistas económicos consultados por EL DEBER, quienes identificaron también los efectos inmediatos negativos que originaron los hechos del 26 de junio en Plaza Murillo.

Para el economista Darío Monasterio, el Movimiento al Socialismo (MAS), como partido, “está haciéndole mucho daño al país con la imposición de un relato de tipo autoritario y político, priorizando esos problemas (del fallido golpe) por sobre la solución de los problemas económicos de la gente”.

“El Gobierno no encuentra una salida -agregó Monasterio-, no quiere dar el golpe de timón que es necesario en el país para solucionar los problemas económicos, que es totalmente opuesto al modelo económico que ha regido con un tipo de cambio fijo, que tiene que ver también con un populismo de abaratar importaciones para el comercio informal”.