Las exportaciones de semillas y habas de soya disminuyeron de $us 46,8 a $us 13,7 millones (un 70%) al primer trimestre de 2024 con respecto al mismo periodo del año pasado. En productos derivados de soya (industria) también se registra un descenso de $us 251,9 millones a $us 171,4 millones, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

La situación se explica por efecto de fenómenos climatológico que afectaron la producción, según la entidad estatal, pero también incide la caída de los precios internacionales que ha provocado la sobreoferta de granos en EEUU, Argentina y Brasil, grandes productores del grano de oro.

Ya en enero, el experto en agronegocios, Alberto Ospital, anticipaba que en el mercado habría sobreoferta. "En el mundo va a crecer más la oferta, no nos olvidemos que estamos saliendo de una pandemia y épocas de inflación. El mundo hoy por hoy está necesitando soya, harina y aceite; sí, pero no al ritmo que a nosotros nos gustaría, porque Brasil y Argentina van a tener súper campañas y los precios bajarán", explicó a EL DEBER.

Así, de enero a marzo de 2024 las exportaciones nacionales (que no incluyen reexportaciones ni efectos personales) llegaron a $us 1.901 millones, cifra menor en $us 730 millones a la registrada en similar período de 2023, cuando alcanzó a $us 2.632 millones lo que representa una disminución de 27,7%

Este comportamiento se explica por las variaciones negativas que registraron las actividades económicas: agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca con el 20,2%; extracción de hidrocarburos con un 23,4%, extracción de minerales en 0,3% y la Industria manufacturera con el 42%. En tanto la exportación de energía eléctrica registró una variación positiva del 3,2%, pero solo suma $us 2 millones.

Efectos de la sequía

Hace un mes los soyeros ya pronosticaban los efectos. La sequía en Bolivia causó una pérdida de 800.000 toneladas de soya que repercutirá en el descenso de la exportación del grano y sus derivados a los mercados de Colombia, Ecuador y Perú, dijo en una entrevista el presidente de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Fernando Romero.

El sector productor de Santa Cruz, la mayor región y motor económico del país, sufrió una campaña de verano "muy mala" debido a la sequía, una de las más fuertes "en los últimos 30 años" que afectó principalmente los cultivos de soya, maíz y sorgo.

"Se sintió una sequía casi desde el principio de la siembra, desde octubre y noviembre del año pasado. Las lluvias fueron muy esporádicas, se sembró tarde, lo que definitivamente no genera rendimientos óptimos", agregó Romero.

Para agravar aún más la situación, cayeron lluvias intensas que dañaron lo poco que había para cosechar y que repercutieron negativamente "en las exportaciones que se tenían previstas de harina y aceite con lo que se dejará de recibir 300 millones de dólares", según las estimaciones del dirigente.

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