El Fondo Monetario Internacional (FMI), en su último informe sobre Perspectivas Económicas Mundiales, destacó que, “a pesar de haber recuperado totalmente el PIB perdido tras el choque pandémico, el crecimiento económico de Latinoamérica vuelve a ir a la zaga de todas las demás regiones del mundo. Se prevé un crecimiento promedio regional para 2024 del 2,1%”.

En ese contexto, Bolivia ocupa el segundo lugar en menor crecimiento económico de Sudamérica, detrás de Ecuador (0,3%) y junto a Colombia, con 1,6%. Para el 2025, el FMI proyecta un crecimiento para Bolivia de 2,2%, mientras que el resto de la región crecerá 2,7% en promedio.

Para el Gobierno boliviano, el país se situará entre las primeras economías con más expansión económica a nivel de Sudamérica, en 2023, a pesar de un contexto internacional complejo, marcado por la incertidumbre y contracción económica, según el ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro.

Para los economistas consultados por EL DEBER, las proyecciones del FMI incluso son “optimistas”, ya que después de la pandemia se tuvo un “efecto rebote” y actualmente se tiene una segunda ola de decrecimiento económico, frenada por el actual “Modelo Económico Social Comunitario Productivo” del Gobierno y la lucha intestina en el MAS, que actualmente sostiene un bloqueo de carreteras que ya lleva 15 días.

El analista económico Fernando Romero, precisó que incluso Bolivia está por debajo del crecimiento de Latinoamérica, del Caribe, de Norte y Centro América. Indicó también que el FMI proyectó también que el país terminará con una inflación del 4,3%, Saldo de cuenta corriente de -5,4% y una Tasa de Desempleo del 5%.

“Se ratifica el bajo crecimiento que tendría Bolivia este 2024, según las proyecciones de los organismos internacionales. Mas allá de la crisis fiscal, con sus consecuencias inflacionarias, entre otras, el panorama se vuelve más difícil con los actuales bloqueos”, señaló Romero.

Por su parte, el economista Darío Monasterio, explicó que los componentes del PIB son la inversión privada, el gasto público, las exportaciones y el consumo de los hogares, los cuales  han venido disminuyendo en los últimos años, una recesión iniciada en 2015, cuando no se renuevan las reservas de gas.

“Ahora tenemos un menor consumo de los hogares porque justamente el ingreso disponible de las familias ha disminuido, hay menos empleo formal, con salarios que se han deteriorado. Ahora, si al dato del PIB se le resta el crecimiento demográfico, tiene un crecimiento del PIB per cápita prácticamente nulo, incluso podría ser un decrecimiento, lo que significa la salida de gente de la pobreza a la extrema pobreza”, expresó Monasterio.

En tanto, la presidente del Colegio de Economistas de Santa Cruz, Claudia Pacheco, manifestó que el FMI había publicado el Artículo IV sobre la economía de Bolivia, en la que sugería un ajuste fiscal para restablecer la sostenibilidad de la deuda, recortar subsidios, la independencia del Banco Central y transición al tipo de cambio flexible -entre otros- pero el Gobierno no cumplió e, incluso, pidió al organismo que “bajen” el artículo del informe.

“El FMI va a cada país, examina como se están moviendo y después emite este informe. A todos los países y, obviamente el que quiera acceder a créditos, verá si va tomando en cuenta las recomendaciones, las que tiene que demostrar que las va a ejecutar de una u otra manera para acceder a créditos”, apuntó Pacheco.

Inestabilidad política

En tanto, el analista Joshua Bellot, aseguró que los problemas políticos siempre inciden en la estabilidad económica de un país, porque a través de estos conflictos políticos se forman las expectativas de las personas. “Todos sabían que, con los bloqueos anunciados para encubrir la delincuencia de una persona, pues obviamente se iba a provocar desabastecimiento en las ciudades, especialmente”, señaló.

En ese sentido, afirmó que los problemas que atraviesa el país tienen causas estructurales, a lo que se debe añadir los conflictos políticos y sociales, la poca voluntad del gobierno de solucionarlos, y el gasto público en más empresas públicas. “Todo lo que está haciendo el gobierno es gasolina para el fuego de la inflación. Parece que quiere desestabilizar aún más la economía, profundizar la crisis y, por supuesto, su, objetivos seguramente están ocultos en ese ideario de volver a Bolivia un país socialista”, advirtió.

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