Sábado por la mañana Antonia sale a comprar al mercado antiguo del Abasto. Lleva Bs 300 para gastar en verduras, algo de abarrotes y muy poco en carne. Durante el recorrido por los distintos pasillos donde se ofrece papa, tomate, cebolla, zapallo, arroz, aceite, huevos, pollo y carne de res, sus cálculos quedan desdibujados.

Pues al final de la compra tuvo que aumentar Bs 150 y adquirir la mitad de lo que habitualmente llevaba a su hogar compuesto por su pareja y dos hijos.

Ya no se puede comprar carne, queso, ni arroz. Uno debe elegir lo más barato y evitar cualquier gustito extra. La plata ya no alcanza y lo peor que se lo que uno gana no aumenta como lo hacen los alimentos”, se lamentó Antonia, mientras daba algunas monedas a un joven carretillero que le ayudaba con sus tres bolsas.

Esta imagen se multiplica por miles, todos los días, en los diferentes puntos de venta, sean mercados, supermercados, ferias o tiendas de barrio del país.

Con el objetivo de tener un panorama general del consumo y el consumidor, Captura Consulting realizó una encuesta en las principales ciudades del eje, abarcando el periodo julio y agosto de la presente gestión.

Los resultados apuntan al Índice de Confianza del Consumidor (ICC), a los factores que más le preocupan a los potenciales compradores y a su poder adquisitivo o capacidad de pago.

En este sentido los resultados de la encuesta, a unas 700 personas, indican que el ICC es negativo, pues se encuentra por debajo de los 100 puntos. Esto se explica poque los consumidores tienen una percepción negativa sobre la actual situación del país y como esta afecta sus hogares y cuando la consulta es a más largo plazo, el escenario no cambia, pues la sensación negativa sigue sobre como van a evolucionar los temas económicos, sociales y políticos en Bolivia y como estos se harán sentir en el hogar.

Roger López, director de Captura Consulting, sostuvo que el ICC es una variable que muestra cuan dispuestas están la personas en realizar una determinada compra, consumir o gastar a corto plazo.

“El hecho que este índice sea menor a los 100 puntos indica que el consumidor tiene una gran incertidumbre. No sabe que va a comprar, duda en seguir realizando sus gastos habituales, selecciona más y busca ser más ahorrativo y eso incide en el comportamiento de las ventas”, explicó López.

Que hizo notar que esta situación se acentúa más cuando el consumidor ve que su salario real cada vez tiene una menor capacidad de compra en relación al constante encarecimiento de los precios. “Esto provoca una contracción en las compras que realizan los hogares”.

Justamente el tema de los costos es abordado por Luis Fernando Romero, presidente del Colegio de Economistas Tarija, que a partir de los  datos del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de todos los países de Sudamérica, a septiembre de 2024, en base a la información recopilada tanto de bancos centrales e institutos de estadísticas nacionales, “se pudo evidenciar que, dentro de este ranking de inflación, el primer lugar lo sigue ocupando Argentina, con una inflación mensual del 3,5%, una inflación acumulada de 101,6% y una anual de 209%. De ahí, el segundo lugar lo ocupa Venezuela, la cual registró una inflación mensual de 0,8%, una acumulada de 12,1% y la anual de 25,8%”

En el caso boliviano, Romero indicó que nuestro país se ubica en el tercer lugar, como el país más inflacionario de la región a septiembre de 2024.

“Revisando a detalle sus estadísticas y comparándolas con el resto, se observa que en cuanto a la inflación mensual ocupamos el segundo lugar de Sudamérica con un 0,88%, en cuanto a la inflación acumulada, ocupamos el tercer lugar, con un 5,53%. En cuanto a la inflación anual, interanual o de septiembre 2023 a septiembre 2024, estamos en el tercer puesto, con un 6,20%”, detalló el economista.

Cambios de conducta

Ante esta coyuntura económica López señaló que la caída de la capacidad de compra, la falta de trabajo y el gradual incremento de los precios van a erosionar las habituales conductas de comprar, para ir esculpiendo una nueva forma de consumir.

“El consumidor siente que esta situación ya le toca el bolsillo por lo que va a cambiar sus estrategias de gastos. Va optar por reducir los gastos de entretenimiento fuera de su casa, va ser más racional, más austero y menos espontáneo en las compras que haga.  Se va a guiar por el rendimiento del producto, por las promociones y descuentos. Caminará mas buscando mejores precios, se tomará su tiempo realizando diferentes cotizaciones. Se va a reducir la compra de productos premium y en lugar van a aumentar los que son más económicos”, puntualizó López.

En la misma línea, Juan Carlos Jara, investigador de Zoomin Group, remarcó que el aumento de los precios que oscila entre un 40%, 50% y 100% (en algunos medicamentos), esta creando una nueva conducta de consumo que va afectar los niveles de venta.

No por nada el indicador de los puntos de venta minorista es negativo. La compra de arroz, leche, huevos, carnes y verduras, se ha modificado y ahora corresponde a esta nueva realidad, donde lo barato es lo más buscado y donde las compras habituales de un determinado producto van a ser reemplazadas por otros”, indicó Jara.

Que subrayó que a en este escenario es difícil que evitar o mantener los precios estables.

Por la escasez del dólar el importar diferentes insumos se ha encarecido un 54% a esto se le debe sumar un 10% por las comisiones bancarias, entonces tenemos que adquirir un insumo o producto en el exterior en un 64% más caro. Entonces como evitar trasladar esos costos al consumidor final, no se lo puede evitar”, hizo notar Jara.

Que precisó que ese cambio de conducta no solo se da en los consumidores, sino también en los negocios, especialmente los de venta masiva y de primera necesidad.

Las empresas y comercios están obligados a reinventarse si quieren estar cerca de sus clientes. Es verdad que muchas van a tener menores ventas, pero otras verán subir sus ingresos, son aquellas que logren dar una respuesta adecuada a las necesidades de los consumidores. Aquellas empresas que tengan en sus stocks aquellos productos que los clientes buscaran por ser más económicos. Van a perder los que sean remplazados y van a ganar los que sean elegidos a cambio de esos reemplazaos”, aseguró Jara.

Algunas acciones

Ante este nuevo escenario donde el consumidor es más cauto y cuida mucho más el centavo, desde la empresa de alimentos Sofía, ante la consulta de ¿cómo esta haciendo frente esta coyuntura desafiante para captar a los consumidores?

La empresa explicó que su prioridad es entregar productos de calidad, inocuidad y precio accesible para que estén al alcance de miles de familias bolivianas.

“En ese sentido, nuestras acciones se concentran en los puntos de venta, lo que incluye preparar packs y crear promociones con descuentos en distintas líneas, canales de venta y promociones de temporadas. Todo esto, con el fin de que nunca falten los productos Sofía en la mesa de las familias. Paralelamente, seguimos innovando con el desarrollo de productos para los distintos segmentos, en función de las oportunidades de mercado”, precisaron.

Y en cuanto a las estrategias que están llevando adelante para seguir vigentes y mantener sus ventas, la empresa puntualizó que la presencia de imagen y distribución es vital para este propósito, mostrando la variedad, alternativas para diferentes ocasiones de consumos y opciones nutritivas que se pueden ajustar al bolsillo de cada boliviano.

“Sumado a ello, nos enfocamos en los distintos segmentos de clientes con productos que van en línea con su estilo de vida, haciendo fuerte énfasis en la fidelización a través de diversas acciones comerciales”, detallaron.

Mientras que, desde PIL, una de las principales empresas de alimentos lácteos y derivados, expusieron que “a pesar de la regulación nacional vigente que desequilibra el complejo lácteo y presiona negativamente a la industria, incidiendo en los precios, hemos implementado diferentes estrategias que nos permiten adaptarnos a las fluctuaciones económicas, priorizando siempre al consumidor”.

En relación a los precios, la compañía de alimentos subrayó que además de mantener el costo de la leche blanca sin variación desde hace una década, todos sus productos tienen alta calidad a precios accesibles y competitivos, por lo que están reforzando sus campañas de comunicación para transmitir un mensaje de confianza.

“Además, trabajamos de cerca con nuestros distribuidores y puntos de venta para asegurar que nuestros productos estén siempre disponibles en todo el país, manteniendo nuestra sólido presencia en el mercado a pesar del entorno cambiante y de las normas que desfavorecen a la industria”, manifestaron.

¿Qué estrategias llevan adelante para seguir vigentes y mantener sus ventas?, se le consultó.

A lo que contestaron que han redoblado sus esfuerzos en innovación y diversificación de productos, lanzando nuevas propuestas que se alinean con las necesidades y preferencias actuales de los consumidores.

“También hemos reforzado nuestras alianzas comerciales y optimizado nuestra cadena de suministro para asegurar que éste sea constante. Además, estamos continuamente impulsando promociones y ofertas especiales, para mantener la preferencia del consumidor y hacer frente a los desafíos económicos”, señalaron.

Desde el ingenio Aguaí se excusaron e indicaron que no es política de la empresa compartir sus estrategias.

Sin embargo, explicaron de manera general que mantienen todas las tareas de atención al cliente en los mismos niveles de siempre, con prontitud a través de sus equipos de venta cumpliendo los compromisos de requerimientos en las fechas.

Más allá de estas explicaciones, Antonia para hacer alcanzar y no tener que aumentar su presupuesto destinado a la compra de alimentos, optó por comprar cortes de carne de segunda calidad, latas de atún de marcas más económicas y una menor cantidad de papa, cebolla y en su lugar un poco más de yuca y arroz de segunda calidad.

“Haber si con esto me alcanza y no gasto mucho”, reflexionó Antonia, mientras criticaba las amenazas de un tarifazo en el transporte público.

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