Periódicamente, se produce un incendio político en Venezuela que concita la atención internacional. Cambian los escenarios, rotan las figuras, pero hay personajes que permanecen inamovibles: Nicolás Maduro y sus colaboradores estrechos.
Tras las elecciones de 2018, a las que no concurrió la oposición, fue Juan Guaidó, entonces presidente de la Asamblea Nacional, quien plantó cara al chavismo. En un movimiento impulsado por el EE. UU. de Trump, Guaidó logró ser reconocido internacionalmente por más de 60 países como presidente interino de Venezuela.
Ahora, es la dupla formada por el candidato Edmundo González y María Corina Machado la que encarna el deseo de cambio de los venezolanos, reclamando la victoria en las elecciones del 28 de julio.
Distinta legitimidad
¿En qué se diferencia la actual situación de la que vivió Guaidó, quien llegó a tener incluso embajadas en el extranjero? "La legitimidad de Guaidó es distinta, porque le llegó de forma indirecta, siendo presidente de la Asamblea Nacional, con el argumento legal de que había un vacío de poder”, explica a DW Margarita López Maya, profesora de la Universidad Central de Venezuela y expresidenta de la Latin American Studies Association (LASA). "A Edmundo González le llega por vía directa, por sufragio universal, directo y secreto”, prosigue López Maya.
La líder opositora María Corina Machado ha ido capitalizando en los últimos tiempos el malestar de los venezolanos. Arrasó en las primarias celebradas el año pasado, aunque después el poder electoral no le permitió presentarse a las presidenciales. Finalmente, fue el escritor y diplomático Edmundo González, una persona sin bagaje político ni deseo de protagonismo, el candidato designado por la oposición para hacer frente a Maduro.
La legitimidad popular diferencia sustancialmente el liderazgo de Machado-González del de Guaidó: "El Gobierno interino de Guaidó tuvo un respaldo desde el exterior. Logró apoyo popular en un momento en que la gente estaba muy desesperanzada, porque veía que había una respuesta internacional de muy alto nivel”, acota el venezolano Miguel Ángel Martínez Meucci, doctor en Conflicto Político y Procesos de Pacificación. En cambio, la dupla Machado-González constituye "un movimiento de abajo hacia arriba, construido de manera interna y desde sectores populares” procedentes de todas partes de Venezuela, explica el experto.
Los desafíos de dos candidatos por accidente
Tanto Juan Guaidó como Edmundo González llegaron de forma accidental a disputarle el poder a Maduro. "Guaidó asumió como presidente interino en una interpretación discutible de la ley” dice desde Caracas Andrés Cañizalez, doctor en Ciencia Política y periodista.
Guaidó era entonces un joven con poca experiencia política, al que el papel le vino grande: "Fue un desastre. Hubo muchos errores, le dieron los dineros de la República en el exterior, y a partir de ahí, se asignó sueldo a muchas personas, se creó una infraestructura, hubo corrupción rampante, le dieron la administración de algunas empresas del Estado que están fuera…”, enumera la historiadora Margarita López Maya.
En cuanto a Edmundo González, si María Corina Machado no hubiera sido inhabilitada para ser candidata presidencial, el veterano diplomático, que jamás buscó poder político, probablemente seguiría en su casa con su familia, en lugar de asumir el rol de candidato a la presidencia de Venezuela.
López Maya, que considera a González Urrutia como presidente electo de Venezuela después de haber consultado las actas electorales publicadas por la oposición, cree que su nulo perfil político no debe llevarle a cometer errores parecidos a los de Guaidó, quien pecó en su día de "tener poca independencia” y obrar según le dictaba el partido: "Él tiene que ponerse al frente como presidente electo, aunque Corina Machado venció en las primarias con una mayoría avasalladora. Los dos tienen que encontrar una manera de repartirse esa legitimidad, pero el presidente electo es Edmundo, no ella”, advierte López Maya.
La respuesta internacional
La historiadora no es optimista en cuanto al futuro próximo en Venezuela y prevé "brotes de violencia”: "La naturaleza del régimen de Maduro es a no negociar, a no reconocer una derrota y a usar la represión”, dice. "Tuvimos años persuadiendo a la oposición de que se mantuviera en la ruta electoral, mientras los opositores radicales decían que no servía de nada. Ahora amanecemos con que tenían razón. Maduro ha cerrado la vía electoral para salir de la crisis”, sentencia.
Sin embargo, al concurrir a las elecciones, la oposición ha dejado en evidencia ante el mundo el proceder del chavismo, que ha encontrado adversarios inéditos dentro de Venezuela, como el Partido Comunista y otras organizaciones de izquierda. "Aunque Maduro siga en el poder de entrada, yo veo un escenario mucho más vulnerable para su permanencia, y además, una sociedad, que, aunque esté reprimida, no está doblegada ni va a estar callada por siempre”, dice , por su parte, el politólogo y periodista Andrés Cañizalez.
También a nivel internacional se han producido quiebres inesperados, con los Gobiernos de Brasil, México y Colombia exigiendo transparencia a Maduro. Mientras el globo de Guaidó, impulsado desde el exterior, se fue desinflando paulatinamente, la fuerza popular que sustenta a González-Machado necesita de la respuesta internacional, subraya Miguel Ángel Martínez Meucci: "Las democracias del mundo tienen la obligación moral y política de respaldar la decisión de los venezolanos”.
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