En Europa, varios países, incluso aquellos con una postura contraria a la inmigración, están atrayendo a trabajadores extranjeros para suplir la falta mano de obra y mantener en funcionamiento las economías de un continente que envejece.

La Unión Europea ha identificado 42 áreas con problemas de esta naturaleza y ha elaborado un plan de acción para atraer a empleados de fuera. Casi dos tercios de las pequeñas y medianas empresas del bloque afirman que no encuentran el personal que necesitan.

A primera vista, especialmente los líderes europeos de ultraderecha han abogado por acuerdos para frenar la entrada de inmigrantes. Pero, con menos estridencia, asoman signos de un cambio de política que reconoce la necesidad de inmigrantes.

Italia reclutará enfermeras indias

El Gobierno italiano de ultraderecha, liderado por la primera ministra, Giorgia Meloni, decidió reclutar a cientos de miles de trabajadores extranjeros que el país requiere con urgencia.

Según el Centro de Estudios e Investigación IDOS, Italia necesitará 280.000 empleados extranjeros hast el año hasta 2050 para cubrir el déficit de mano de obra en diversos sectores, como la agricultura, el turismo y la sanidad.

La cifra corresponde aproximadamente a la mitad de las solicitudes de asilo presentadas el año pasado. El país se enfrenta a una escasez de mano de obra en 37 áreas, siendo los enfermeros y otros profesionales sanitarios los más demandados.

El Gobierno italiano anunció recientemente que contratará a 10.000 enfermeras de la India para ayudar a paliar la falta de personal en este gremio.

Maurizio Ambrosini, profesor de sociología y experto en inmigración de la Universidad de Milán, dice a DW que el Gobierno de Meloni se ha visto obligado a cambiar de política por los empresarios, que necesitan trabajadores desesperadamente.

"Los empresarios italianos han guardado silencio sobre el debate migratorio durante años. Supongo que no querían una batalla con los partidos de derecha”, indica.

Países Bajos necesita inmigrantes cualificados

Las empresas también pueden haber influido en la forma de pensar del nuevo Gobierno holandés, dirigido por el Partido de la Libertad del ultraderechista Geert Wilders.

ASML, la mayor empresa del país dedicada a la fabricación de equipos de semiconductores, ha declarado que su éxito depende de las personas con talento, vengan de donde vengan. Casi el 40 por ciento de los empleados de la empresa son trabajadores extranjeros.

Los Países Bajos han solicitado una exención del sistema de la UE, que considera el asilo como "un derecho fundamental y una obligación internacional para los países”. Pero incluso los grupos políticos de ultraderecha deben enfrentarse a la realidad de que las empresas necesitan trabajadores extranjeros para seguir siendo competitivas.

El país solo ha reducido marginalmente el incentivo fiscal para los trabajadores extranjeros: del 30 al 27 por ciento. "Se trata de un cambio relativamente pequeño en los ingresos netos totales de los trabajadores extranjeros altamente cualificados”, afirma Lisa Timm, investigadora sobre migraciones de la Universidad de Ámsterdam. "Creo que tendrá un efecto insignificante en la llegada de inmigrantes”.

Alemania y su "tarjeta de oportunidad”

Alemania concederá unas 200.000 visas a trabajadores cualificados este año, un 10 por ciento más que el año pasado. Ello se debe a la introducción en junio de la "tarjeta de oportunidad”, un permiso de residencia que permite a los trabajadores de países no pertenecientes a la UE venir a Alemania en busca de empleo.

En una reciente visita a la India, el canciller alemán, Olaf Scholz, declaró que Alemania está "abierta a los trabajadores cualificados” y acordó allanar los obstáculos burocráticos y aumentar los visados para indios de 20.000 a 90.000 anuales.

Alemania necesita unos 400.000 nuevos empleados cualificados al año para cubrir las necesidades laborales, sobre todo en los campos de la ingeniería, la informática y la sanidad.

Dos políticas de inmigración

Casi todos los países europeos se enfrentan al mismo problema: escasez de mano de obra en una población que envejece.

Ambrosini, profesor de la Universidad de Milán, afirma que los países europeos tienen problemas para conciliar dos políticas de inmigración diferentes. Una, para consumo público, aboga por "acuerdos de control fronterizo con países de tránsito como Túnez, o la deportación a instalaciones externas, como el acuerdo de Italia con Albania”.

Por otro lado, "cada vez está más claro que se necesitan trabajadores y están ideando nuevas políticas para atraer mano de obra, no sólo cualificada, sino también temporera”, afirma.

(ers/ms)