El productor ganadero René Castedo víctima de vandalismo e incendio en su propiedad, describió cómo las mafias organizadas operan y causando zozobra, provocando incendios en el departamento de Santa Cruz. Acusó también la lentitud cómplice de autoridades del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA).
Castedo, quien posee una propiedad en la provincia Ñuflo de Chávez, relató que después de presentar una denuncia ante la Autoridad de Bosques y Tierra (ABT), la mañana del 11 de septiembre, retornó a su propiedad junto a acompañantes y representantes de la entidad y la encontró vandalizada e incendiada de manera intencional.
Los avasalladores hicieron boquetes en los cielos falsos de los dormitorios de sus trabajadores, y aplicaron diésel mezclado con aceite quemado para prender fuego a los techos de las viviendas.
“Por protección divina, yo creo, no ardieron los techos y tampoco todos los horcones y más bien quedó toda la evidencia de los actos dolosos causados por los delincuentes”, expresó el ganadero que tiene derecho propietario sobre las tierras que ocupa para sus labores productivas desde hace 25 años.
Según Castedo, a pesar de haber obtenido un fallo favorable en el año 2008 del Tribunal Agroambiental Nacional, que reconocía sus derechos sobre el terreno, de manera inexplicable su proceso de saneamiento en el INRA se prolongó desde entonces y no concluye hasta la fecha, con artimañas procesales que dilatan la titulación de la propiedad.
Mencionó que estos actos solo fueron el inicio de otros hechos graves y delictivos. Asimismo, tuvo que comenzar a monitorear su propiedad mediante imágenes satelitales y, gracias a ello, logró detectar incendios provocados de manera intencional cerca de sus tierras.
Los grupos delictivos tomaron su propiedad en diversas oportunidades; lo que lo llevó a presentar denuncias ante las autoridades competentes hasta la emisión de una orden de desalojo, que se ejecutó en diciembre de 2022. Pero en los últimos años, la situación se ha vuelto más crítica, puesto que los grupos irregulares comenzaron a amenazar a sus trabajadores y a obstaculizar el acceso a la propiedad, derribando árboles para impedir el ingreso.
De acuerdo con expertos en materia agraria en Bolivia, los avasallamientos de tierras han aumentado con un modus operandi claro y agresivo que deja a los propietarios legítimos en situaciones de gran vulnerabilidad. Estos actos suelen comenzar con la ocupación física de los terrenos, que a menudo incluyen la construcción de cercas, y siguen con la quema de cultivos y bosques existentes, en un intento por legitimar el control sobre la tierra tomada.
Incendios y avasallamientos, de la mano
Santa Cruz ya lleva tres meses asediado por el humo de los incendios, que han formado líneas de más de 100 kilómetros.
También caciques y comunarios de pueblos indígenas señalan a los avasalladores como causantes de los incendios que dañan los ecosistemas en la Chiquitania y la zona de Guarayos, que son las más afectadas por el fuego.
La Central Indígena de Bajo Paraguá se declaró en estado de emergencia, tras verificar desmontes y quemas que dan paso al fuego descontrolado en el área protegida, perteneciente al municipio de San Ignacio de Velasco.
Marcos Tomichá, gran Cacique de la Asociación de Cabildos Indígenas de San Ignacio de Velasco (Acisiv), indicó en diversas oportunidades a los medios de comunicación que la gente combate el fuego, pero que los incendios continuarán mientras no se ponga freno a los avasallamientos.
“Lamentablemente, siguen las quemazones; continúan quemando los cordones en los lugares de asentamiento. Siguen destrozando nuestros pulmones verdes. Es gente que viene de otro lado, tal vez no sabe cómo manejar (el monte) y hace desmanes”, manifestó Tomichá.
En Ascensión de Guarayos se verificó que el fuego es generado en chaqueos que comienzan en cordones de asentamientos. “Hemos recorrido lugares donde hay asentamientos, desmontes y quemas que preocupan bastante”, dijo a los medios el alcalde Pablo Guaristi y lamentó que las alcaldías y la Gobernación no tengan tuición en la dotación de tierras ni en la autorización de desmonte y chaqueos.
Dijo, además, que es urgente hacer ajustes en la normativa actual, porque los gobiernos municipales son los que conocen el plan de uso de suelo en su jurisdicción y pueden identificar las áreas agrícolas y las de reservas forestales.
Para René Castedo, la falta de acción efectiva por parte de las autoridades y la lentitud del proceso judicial han generado un perjuicio económico considerable, además de dificultar el desarrollo de sus actividades ganaderas. “No puedo desarrollar mis actividades con normalidad y ni qué decir del gasto económico, no puedo mantener una ganadería con esos gastos extraordinarios fuertísimos en abogados, denuncias, inspecciones, todos esos son gastos que no vuelven y que no tienen nada que ver con la producción ganadera, además le quitan a uno tiempo, salud y tranquilidad”, afirmó
La misma situación afecta a otras áreas, como en el manejo forestal Vasber (Área Transitoria Especial en Urubichá), donde mediante un sobrevuelo se verificó al menos seis asentamientos. Estos avasallamientos están en tierras para uso forestal y según la categorización establecida por el INRA son tierras fiscales no disponibles.
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