GERY ZURITA MUSTAFÁ

Si había alguien que no podía negarse a dirigir Guabirá en el peor momento de esta temporada, ese era Víctor Hugo ‘Copito’ Andrada, un técnico que está curtido en dirigir planteles complicados con el descenso, aunque también sabe de comandar equipos grandes, pues ya estuvo al mando de Wilstermann y de Blooming, con el que consiguió un título nacional en 2009, el último de la academia cruceña.

El entrenador argentino conoce a la perfección el fútbol nacional porque lleva en Bolivia más de 30 años. En 1986 llegó para jugar en Blooming y tras un par de años fuera regresó para radicar definitivamente hasta que se retiró en 2001, luego comenzó su carrera como entrenador.

Andrada habló con DIEZ y contó cómo encontró al equipo rojo, el momento en que casi da un paso al costado, la clave para levantarlo y su nuevo objetivo en lo que resta del año. Acá, un mano a mano con un guerrero.

¿Cómo está el equipo hoy, respecto a cuando llegó y se hizo cargo?

Primeramente, cuando llegué a Montero quedé sorprendido por las comodidades de las instalaciones y del complejo que tiene el club. No pensé llegar y tener las comodidades que un cuerpo técnico requiere para trabajar.

Después, al equipo lo encontré mal en la parte anímica. Vine con una ilusión grande sabiendo los buenos jugadores que habían, como Diego Hoyos, Jorge Lovera, Jefferson Ibáñez y futbolistas experimentados como Gualberto Mojica, Marcelo Aguirre, Enrique Hurtado, jugadores, que yo dije: ‘no se pudieron olvidar de jugar al fútbol’.

Por eso el trabajo que hicimos fue en la cabeza de los muchachos, tanto en lo individual como en lo grupal, siempre explicando el camino que tenemos que transitar para salir adelante.

Como técnico hay dos cosas que decirles: primero deben saber a qué juega su equipo, que sería la obra principal, y segundo, qué lugar ocupa cada uno en esa obra. En esos aspectos se trabajó, en procura de recuperar la identidad que tenía este equipo.

¿Por qué se animó a venir a un equipo que peligraba con el descenso?

Le dije a Gustavo Notta, que vive en Montero, que siempre me gustó Guabirá porque lo viví como jugador y como técnico cuando tocó jugar acá, donde no es fácil, por eso le dicen la Caldera del Diablo. Pienso que es más difícil ponerse la camiseta de Guabirá que la de Oriente y la de Blooming porque hay más presión, porque la gente es muy fanática, es increíble lo que te exige.

Pude venir cuando estaba en Ecuador, y en Argentina y no me dejaron venir. Ahora tocó esta situación, pero estamos acostumbrados porque gracias a Dios siempre hemos sacado equipos adelante.

¿Y físicamente cómo encontró a los jugadores?

El plantel estaba bien en la parte física. Todos tienen distintas formas de trabajo, el equipo venía de una buena pretemporada, bien trabajado tácticamente, con otro esquema porque el técnico que estaba tenía otra idea. En lo físico estaban bien, el problema era anímico, pero en todas las líneas.

¿Cuán difícil es solucionar un problema así?

Cuando uno como técnico encuentra un problema en una línea es más fácil corregirla, pero cuando los problemas son en las tres líneas es más complicado. Cuando digo las tres líneas habló de la defensa, que es la zona de seguridad, del medio, que es la de gestación y la de definición. Era un contagio lo que había, por lo que comenzamos a recuperar a los jugadores poco a poco.

Ahora puedo decir que tenemos un 90% de jugadores recuperados en todo sentido. Hay un porcentaje, que es poco, que todavía no está recuperado, pero ojalá que pueda hacerlo en lo que resta del torneo.

¿Qué fue lo que habló con los más experimentados?

Hablé con el cuerpo técnico, con Mojica, Aguirre, los Acosta, Faccioli y con Rogerio, que como experimentados teníamos que sacar el equipo adelante porque ellos ya pasaron por estos momentos en algún momento de sus carreras y también fueron jóvenes.

La palabra clave es colaboración, es multiplicación, es decir, si nos colaboramos todos vamos a desarrollarnos más para llegar al objetivo que tenemos trazados.

¿Quiénes deben dar más, experimentados o jóvenes?

Todos. Acá el que juega bien tiene chances, para mí no hay edad, gordo, flaco o rengo, el que es bueno es bueno de verdad. Cuando llegué dije que iban a jugar los que estén en condiciones y eso es lo que estoy haciendo.

Hoyos y Lovera son importantes, pero no están atravesando un buen momento. Mercado juega muy bien y ahora está en la selección, el mismo Ibáñez que recuperó su nivel y volvió a la Verde. La convocatoria de Hoyos a mí me viene bien porque pienso que se va a motivar y ojalá regrese con otra dinámica.

El experimentado tiene que ser un ejemplo, en todo. Por ejemplo, si uno de ellos se tira al suelo, entonces los más chicos también van a seguir ese camino porque es un contagio.

Cuando los resultados no se daban, ¿pensó en irse?

Cuando tomé el mando del equipo tuve dos días para trabajar y vencimos un partido duro a Always Ready, de ahí es como que el equipo volvió a la normalidad de la cabeza y tuvimos un segundo tiempo con Bolívar muy malo.

Después ningún equipo nos pasó por arriba, jugábamos bien pero no anotábamos y en cambio nos atacaban y nos convertían. Llegó un momento, contra Royal Pari, en que le dije a los chicos que, si ellos creían que mi mensaje no les llegaba, me iba a mi casa porque no vine para hacer daño. Ellos fueron conscientes, porque ya se habían ido tres técnicos y si me marchaba sería el cuarto. Me dijeron que ellos eran los que debían salir de esta situación, junto conmigo, y de ahí tuvimos una gran levantada, En seis partidos ganamos tres, empatamos dos y perdimos uno.

Anteriormente hubo casos de indisciplina en Guabirá, ¿cómo trata este tema ahora?

Todavía no he tenido actos de indisciplina. Agarré a Luis Cárdenas y le dije que volvía a nacer, fui yo el que lo subió de inferiores al equipo profesional cuando dirigí Blooming, lo mismo que a Enrique Hurtado.

 Así que al arquero le dije que aproveche esta situación porque era como volver a empezar en todo sentido y lo entiendo porque hasta ahora es el que más jugó conmigo, estuvo en todos los partidos los 90 minutos, es el jugador que más rápido recuperó la identidad. Así que gracias a Dios no he tenido ningún acto de indisciplina, lo que hemos encontrado es trabajo. A este grupo le pedís que se tire de cabeza y lo hace, es un plantel bárbaro.

Con la nueva posición en la tabla (salieron de la zona baja) ¿Cambió el objetivo ahora?

Cuando llegamos, el objetivo era sacar a Guabirá del último lugar, porque es muy incómodo, uno se siente mal al ver que estás peleando el descenso. Hoy estamos lejos de la zona de riesgo y a ocho puntos de pelear por un premio a un torneo internacional, depende de nosotros y de algunos resultados. Quedan varios partidos y tenemos que jugarlos como finales, siempre soñando con algo grande.

¿Qué será clave para que su equipo no vuelva a caer?

Hay que trabajar de la misma manera que lo venimos haciendo, no relajarnos, se lo vengo diciendo a los chicos después de cada partido, y nosotros, como cuerpo técnico, trabajar todos los días para darles las armas necesarias.

¿Es de los técnicos que les cambia las posiciones a los jugadores o es más de apostar por especialistas?

Soy un técnico que no me gusta exponer a un jugador donde él no quiere ser expuesto, le pregunto antes; por ejemplo, a un volante por izquierda le pregunto si me puede marcar la punta.

 Siempre digo que cada uno tiene que hacerse líder en su puesto, un arquero no puede jugar de nueve. Ahora, si quiero que un central cubra la punta derecha le pregunto y si dice que no puede, no lo pongo.

Me pasó como jugador, cuando estaba en Racing Club, donde jugaba como volante por derecha. El técnico Roberto Perfumo me dijo que quería que cubra la punta derecha, entonces, le respondí que iba a probar, pero después de la práctica le dije que no me sentía cómodo y que por ahí perjudicaba al equipo en esa posición.

Por eso creo que el jugador tiene que ser honesto para que no sea expuesto.

Por ejemplo, a Mojica siempre lo conocimos jugando como media punta o delante de una línea de tres volantes porque es creativo, pero cuando llegué hablé con él y lo estoy poniendo como doble cinco (volante central) delante de la línea de cuatro porque sabe mucho con la pelota, tiene rapidez mental y sale con pelota limpia, entonces se siente cómodo y está jugando bien. 

Soy más de poner con un equipo de especialistas en cada posición.

 ¿Va a continuar en la próxima temporada?

Es prematuro todavía pensar en eso, primero hay que terminar este torneo y luego nos sentaremos con la dirigencia para evaluar la campaña. Claro que me gustaría quedarme para armar el plantel para el próximo año, aunque siempre digo que es más difícil elegir que dirigir. Vamos a esperar.

¿Cómo se ha sentido en Montero?

Muy tranquilo porque no soy un tipo de salir mucho, estoy siempre entre los entrenamientos y el hotel, además, me gusta ver muchos las inferiores, tener contacto con Hugo Sosa (entrenador de las menores de Guabirá), eso me permite subir algunos chicos al primer plantel. En estos días subí a un juvenil de 16 años que tiene buenas condiciones y que tendrá su chance seguramente como le ocurrió a Jim Plata, que debutó y parecía que había jugado cuatrocientos partidos en primera.

¿La gente es brava en Montero, siente mucha presión durante los partidos?

Se siente, pero en realidad la verdadera presión la sentía mi padre cuando se levantaba a las cinco de la mañana para ir a trabajar, igual que aquellos que no tiene para darle de comer a un hijo. 

Nosotros, hablo de jugadores y técnicos, somos privilegiados porque hacemos lo que nos gusta, por eso tengo que decir que lo que siento es respeto por los hinchas porque sé que hay gente que trabaja toda la semana y junta sus moneditas para ir a ver el partido; entonces tengo mucho respeto.

Los hinchas me pueden insultar y decir de todo que yo jamás me daré la vuelta para responder porque los respeto, así no comparta algunas cosas con ellos.