M.Laura Flores Moreno

Cada vez resulta más evidente: el tiempo de las energías tradicionales está acabando. Bolivia, un país bendecido con recursos naturales abundantes, enfrenta una realidad que no podemos ignorar por más tiempo. El agotamiento de las fuentes de energía fósil y los crecientes estragos del cambio climático nos están llevando a una encrucijada en la que debemos decidir si vamos a seguir dependiendo de prácticas extractivas que dañan el medio ambiente o si nos dirigiremos hacia un futuro más sostenible, uno que respete y preserve nuestro planeta.

A medida que los desafíos ambientales se intensifican, también lo hace la responsabilidad de todos. En este contexto, ver cómo cada vez más empresas en Bolivia adoptan prácticas sostenibles es un signo esperanzador. Empresas que alguna vez vieron la sostenibilidad como una inversión lejana, hoy reconocen que es una ruta estratégica y urgente. La sostenibilidad ya no es un lujo, sino una herramienta para sobrevivir en un mercado global donde el cuidado ambiental y la eficiencia energética son ya estándares mínimos. Bolivia está entendiendo que, si no nos unimos en esta causa, los costos sociales y económicos serán incalculables y las oportunidades de crecimiento quedarán cada vez más fuera de nuestro alcance.

Pero este cambio en la mentalidad empresarial boliviana no ha ocurrido de la noche a la mañana. Las cifras indican que, aunque aún queda mucho camino de economía circular, varias empresas han reducido sus desechos y aumentado su eficiencia energética. Estas iniciativas no solo disminuyen el impacto ambiental, sino que también crean valor social y económico. Cada botella reciclada, cada tonelada de carbono compensada y cada producto fabricado con materiales ecológicos representa un avance hacia un nuevo modelo económico que no solo sostiene el bolsillo, sino también la vida.

Al observar el creciente número de empresas que se suman a esta causa, surge una certeza optimista: el cambio está en marcha, y ahora nuestro deber es fortalecerlo.

A nivel mundial, las consecuencias del cambio climático son claras: temperaturas que no cesan de aumentar, incendios forestales sin precedentes y una pérdida devastadora de biodiversidad. En Bolivia, los síntomas ya se están manifestando. Hemos sido testigos de sequías e inundaciones que afectan tanto a las comunidades rurales como a las urbanas, y de fenómenos naturales cada vez más severos. En este contexto, las prácticas sostenibles que hoy adoptamos tienen un peso más allá de lo económico; tienen un impacto directo sobre nuestra supervivencia como sociedad.

Las empresas que están impulsando la sostenibilidad, ya sea a través de la reducción de emisiones, la economía circular o la inversión en energías limpias, están marcando un nuevo rumbo en la historia empresarial boliviana. Estas prácticas no solo son positivas para el medio ambiente, sino que también les permiten adaptarse a las demandas de consumidores que cada vez son más conscientes y exigentes. Estamos frente a una generación que valora más la sostenibilidad que nunca, y que toma decisiones de compra basadas en los valores de las marcas que apoyan. Las empresas que no se sumen a este cambio no solo perderán competitividad; también perderán relevancia.

Al ver cómo estos líderes empresariales y sus equipos adoptan el cambio con compromiso y entusiasmo, surge una lección fundamental: podemos cambiar el rumbo si actuamos juntos. Si bien la responsabilidad recae sobre todos los sectores, las empresas, que a menudo son vistas como las principales responsables de los impactos ambientales, tienen el poder de transformar su influencia en algo positivo.

Es cierto que los resultados de estas acciones no siempre son inmediatos, y muchos empresarios quizás aún duden si vale la pena. A ellos les decimos que cada paso cuenta y que los frutos de la sostenibilidad son como semillas: requieren tiempo, pero cuando germinan, los beneficios se multiplican. La visión de un país donde el progreso se alinea con el cuidado ambiental es alcanzable si todos nos comprometemos.

El camino no será fácil. Habrá obstáculos, desafíos y resistencias. Pero también habrá logros, avances y victorias. Cada vez que una empresa apuesta por la sostenibilidad, está demostrando que otro futuro es posible. Bolivia está en la senda correcta, y con cada empresa que se suma a esta causa, avanzamos un paso más hacia un país más responsable y sostenible.