Bolivia se encuentra nuevamente atrapada en el fuego cruzado de las pugnas internas del Movimiento Al Socialismo (MAS). Los bloqueos anunciados por el sector de Evo Morales, en su afán por imponerse como candidato único, representan una amenaza directa a una economía ya debilitada. En momentos de alta inflación, crisis económica y devastadores incendios forestales, los bloqueos no solo agravarán la situación, sino que secuestrarán a millones de bolivianos en un conflicto que parece no tener fin.

La ministra de la Presidencia, María Nela Prada, denunció que el bloqueo provocará un daño económico de al menos 120 millones de dólares diarios, afectando a los más humildes, pequeños y medianos productores, y a empresarios de todo el país. Mientras tanto, Morales esquiva la justicia, acusado de delitos graves, al tiempo que su facción en el MAS incrementa la presión sobre el Gobierno de Luis Arce.

El país no puede seguir siendo rehén de estas luchas internas. La inestabilidad política, sumada a los desastres naturales, amenaza con desbordar la capacidad de recuperación económica. Cada día de bloqueo es una jornada perdida para miles de familias que dependen del trabajo diario, pero también para las exportaciones. Los intereses personales de líderes políticos no pueden seguir imponiéndose sobre el bienestar colectivo. Es hora de que la responsabilidad y la sensatez prevalezcan antes de que los costos sean irreversibles para Bolivia.