Casi implorante, en una demostración palmaria de su endeblez ya inocultable, el Gobierno nacional ha insistido, hasta el momento sin obtener respuesta, en el llamado al diálogo a Evo Morales quien, desde hace varios días, se mantiene atrincherado en su bastión chapareño y no parece estar dispuesto a acudir al encuentro con el presidente Luis Arce en la Casa Grande del Pueblo.

 La guerra fratricida entre los otrora aliados bajo el credo y la bandera del masismo, ahora fracturado profundamente, ha recrudecido y hace improbable un acercamiento para que el caudillo cocalero no termine rompiendo lanzas con el ‘hermano Lucho’ y, en vez, haga conocer su propuesta económica, según lo expuesto por la ministra de la Presidencia, encargada de la convocatoria dirigida al ‘comandante’ Evo y su ‘Estado Mayor’ que ya tiene la mira puesta en 2025 e incluso dijo haber incluido en su ‘programa de gobierno,’ la promesa de un aumento y doble aguinaldo de la Renta Dignidad.

Y mientras el Gobierno, en actitud permisiva e inescrupulosa, opta por mirar hacia otro lado, Morales se estornuda en la investigación abierta en su contra por un caso de estupro, trata y tráfico de personas. Anteriormente lo hizo también con el fallo constitucional que le impide volver a ser candidato a la presidencia del país. Ha asegurado, además, que el ‘gobierno traidor’ de Arce construyó una ruta judicial y violenta para liquidar el ‘proceso de cambio’ impulsado durante su larga administración del poder y que hace relamerse al devaluado, intocable e impune ‘jefazo’.