En Bolivia, la población de perros aumenta un 20% cada año, según el Ministerio de Salud que toma la referencia de las campañas de vacunación antirrábica. Los caninos suman casi 3 millones, es decir que tres de cada diez bolivianos tiene a su cargo una mascota cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda la tenencia de un perro por cada 10 habitantes.

El de las mascotas es, además, un negocio que crece al 6% anual y genera más de $us 15,5 millones. Por eso, varias industrias incursionaron en la producción de alimentos para animales y, además, se abre un promedio de 50 veterinarias por año. En no pocas hasta hay que sacar ficha de atención y aguardar turno para el ‘aduladito’.

En Santa Cruz de la Sierra, la ‘comunidad perruna’ se aproxima al millón de animales. Se trata de un caso de sobrepoblación canina que ha convertido a la nuestra en la ‘ciudad de los perros’. Y, porque es muy evidente, la mayoría de las personas que posee y se acompaña de un ‘amigo fiel’, no cumple las normas básicas de una tenencia responsable.

Y por eso los desechos biológicos se desparraman en espacios públicos, parques, plazas y otros donde al ‘mimado’ se lo lleva de paseo. También para que su ‘pipí’ o ‘popó’ no ensucie la casa. Sus dueños ni se inmutan. Y por su falta de conciencia ciudadana, el ejemplo de mala vecindad, sin la bolsita de plástico a mano, parece multiplicarse. De paso, se genera un problema serio de salud pública, acentuado por falta de políticas municipales. O que no son aplicadas rigurosamente, como corresponde.