Edición ImpresaOPINIÓN
Cara a cara
.
19 de diciembre de 2024, 3:00 AM
Cuando ya estamos en la cuenta regresiva para la Nochebuena, es imposible no pensar en regalos. Estamos acostumbrados a esperarlos, aprendimos que Navidad es un arbolito decorado en la casa, una cena en la mesa familiar, y los regalos. Ayer llegué al Oncológico, me llevaron las cartitas que unas pequeñas personitas escribieron, plasmando en unos papelitos los regalos que ellos también anhelan. El cáncer les robó la salud y el estar en su casa rodeados de sus familias.
Sentada en el patio trasero la vi. No tiene más de 4 años, se ve frágil y demasiado delgadita. No sé cómo es su cara, solo la vi de espaldas, caminando de apenas. Sus piernitas son como dos fideitos, muy flaquitos y temblorosos. Su cabeza sin cabellitos y su caminar me lo dijeron todo. La pequeña recién salió de internación mientras descansa entre quimioterapias y en su corta vida ya ha aprendido lo que es el dolor. Ayer su madre la vistió con sus mejores galas para ir al Oncológico a recibir su regalo, que unas almas caritativas propiciaron.
Hablar con las madres que ahí prácticamente viven entre los pasillos, sin darse la licencia de llorar porque no quieren que sus hijos las vean mal, me llevó a constatar que no hay mejor regalo que dar. Sea algo material, o un simple te acompaño, el darse a los otros, sean hijos, o desconocidos, es de lo mejor que podemos regalar en esta Navidad. Hay cartitas con deseos de muchos niños, internados, dados de alta, pero que siguen luchando, usted puede escoger qué pequeña alegría dar a un desconocido. Va a entregar algo, pero créame, usted será el que saldrá ganando.